Capítulo 4

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"¿Qué estás haciendo Emily?" Susurró para sí misma mientras se probaba el enésimo atuendo para ir a casa de Morgan.

No, no era una cita, por supuesto que no lo era, pero había descartado en primer lugar, un vestido muy parecido al azul cobalto que había arruinado por la mañana; luego, una blusa que quizás mostraba más de lo que debería; un pantalón que remarcaba demasiado su figura; y así, cada prenda que sacaba del armario, acababa descartada sobre la cama.

— Al menos, por una vez te ves increíble con todo...— Farfulló.

Desde su encuentro con Doyle se sentía muy insegura con respecto a su cuerpo. No sólo por las cicatrices, sino porque Doyle le había arrebatado también algo más importante. Su integridad. Desvelar su pasado había supuesto, no sólo para ella sino para sus amigos, un debate moral que no siempre había sido sencillo. Especialmente para Morgan. Había sido difícil para ellos comprender cómo había podido implicarse de aquel modo con un terrorista. No podía reprochárselos. No era algo de lo que ella misma se sintiera orgullosa. Lo volvería a hacer, pero sólo por Declan. Era lo único que atenuaba la vergüenza que sentía.

Finalmente se decidió por unos jeans negros informarles, y un jersey de cuello alto de color burdeos. Con unos botines de tacón medio, completó su atuendo. Se dejó el cabello suelto, permitiendo que su ondulación natural enmarcara su rostro, y utilizó un maquillaje ligero. Al fin y al cabo, no era una cita.

A las siete y media, estaba llamando a la puerta de Morgan.

Le había enviado la dirección al teléfono, y de alguna manera, Emily había logrado llegar sin perderse. No le sorprendió que Morgan se hubiera decidido por una casa en un barrio antiguo pero bien conservado. Las edificaciones de la zona parecían de principios del siglo XX o incluso anteriores. Finalmente, Emily se detuvo en el número 42, frente a una reja que Derek había dejado abierta, y que daba a un coqueto patio de piedra bordeado de parterres de rosas. Emily lo atravesó y se detuvo frente a una gran puerta de madera antigua. Incluso la aldaba debía tener más de cien años, aunque su función había sido desplazada a simplemente decorativa debido al video portero que Morgan había instalado.

"La seguridad, es lo primero" Se dijo Emily.

Esperó apenas un minuto hasta que Morgan abrió la puerta.

Emily alzó la mano derecha mostrando una caja que contenía media docena de cervezas.

— Sin alcohol— Le informó— Espero que no te importe.

Derek ni siquiera se planteó protestar. No tenía intención de que la úlcera de Emily empeorara por su culpa.

Se apartó a un lado e hizo un ademán galante con la mano, invitándola a entrar.

— ¿Quieres pasar?

Emily sonrió ante su pose afectada, y accedió al vestíbulo. No había mucho por allí que ver. No había más que un perchero, pero estaba segura de que en algún momento Morgan lo decoraría con algún mueble restaurado por él mismo.

Se dejó guiar por éste hasta que llegaron al salón principal, y allí todo cambió. Derek había decorado la estancia con un gusto exquisito, respetando el alma de lo que alguna vez debía haber sido aquella casa. Todo eran piezas de calidad, desde el amplio sofá, hasta las butacas que lo acompañaban, la mesa de centro, el mueble bar, la librería, la chimenea y, algo que Emily no creyó nunca que Morgan pondría en su salón.

— ¡¿Un piano?!— Exclamó con asombro— ¿Tienes un piano?

Derek se encogió de hombros.

— No tiene ningún mérito. Venía con la casa— Explicó— El dueño anterior me dijo que era de finales del siglo XIX. No quería desprenderme de él sin más. Supongo que fue importante para alguien... Está muy usado.

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