1: Capítulo siete

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Focusing ourselves..

Estaba concentrada en mi celular, mientras veía el último mensaje que dejo Ji Eun, cuando de repente, una voz familiar me sacó de mis pensamientos.

—¡Booh!

Salté en mi asiento, dejando escapar un grito ahogado, y giré hacia la fuente del susto con el corazón latiendo a mil por hora.

—¡Song Kang! ¡Casi me matas del susto! —le reproché, todavía recuperándome del sobresalto.

El soltó una risa sarcástica, con una chispa traviesa en sus ojos. —¡Querida Bea, no te mueras! —se burló —Pero por favor, no te mueras.

Rodé los ojos, fingiendo indignación, mientras mi corazón seguía latiendo con fuerza.

—Me sorprende mucho la energía que tienes —comenté, intentando recuperar mi compostura.

El asintió con una sonrisa, como si estuviera acostumbrado a mis reacciones exageradas.

—Es hora de almorzar—anunció, levantando unas bolsas —Traje todo lo necesario para hacer brochetas de cerdo. ¿Qué dices, nos ponemos a cocinar juntos?

Sonreí, incapaz de resistirme a su entusiasmo contagioso.

—Está bien, acepto. Hagámoslo —respondí, dejando mi celular a un lado y levantándome para unirme a él en la cocina.

No pasaba mucho tiempo desde que compartíamos techo, pero cada momento con Song Kang era una aventura, llena de risas y complicidad. Y esa tarde, cocinando juntos en la tranquilidad de nuestro departamento, no fue la excepción.

Después de pasar un buen rato cocinando junto a Song Kang, finalmente nos sentamos a disfrutar de las deliciosas brochetas de cerdo que habíamos preparado. Observé con satisfacción cómo su rostro se iluminaba con cada bocado, y sus elogios hacían que mi esfuerzo en la cocina valiera la pena.

—¡Dios, esto es delicioso! Eres una profesional haciendo brochetas de cerdo. Tengo que presumírselo a Yoongi —exclamó, con entusiasmo evidente.

Sonreí ante su comentario, aunque no pude evitar advertirle con una pizca de sarcasmo:
—Te bloqueará para toda la vida si le presumes esto.

—Tienes razón, mejor no lo hago. Dejaré que este sea nuestro pequeño secreto —dijo, con una sonrisa cómplice, antes de volver a sumergirse en su plato.

Mientras disfrutábamos del almuerzo, una suave lluvia comenzó a caer afuera. Sentí un nudo en mi estómago al darme cuenta de que la tormenta no había pasado aún. Tragué con nerviosismo, intentando ignorar el sonido de las gotas golpeando contra la ventana.

—Está lloviendo —anunció Song Kang, como si fuera la noticia más obvia del mundo.

Miré hacia fuera, pero no dije nada. En su lugar me concentré en respirar profundamente para calmar mis nervios.

Después de terminar de almorzar, él se ofreció a ayudarme a lavar los trastes, y juntos nos pusimos manos a la obra.

La tarea transcurrió en un cómodo silencio, interrumpido ocasionalmente por alguna broma o comentario ligero.

Una vez que todo estuvo limpio y ordenado, cada uno se puso a leer su guion, pero mi mente estaba inquieta.

Aún no estaba lista para dejar atrás mis preocupaciones, incluso mientras ensayábamos nuestros guiones.

—Me canse de practicar. —dice en un suspiro dejando de lado su hoja —¿Sabes por qué el libro de matemáticas se quejaba tanto?

Alzo la ceja confundida, pero igual le pregunto con curiosidad: —No, ¿por qué?

Un Amor Inolvidable. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora