3: Capítulo uno

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스물.

Me encontraba en mi departamento, sumergida en la lectura del guion para la nueva serie en la que trabajaré. El silencio del lugar solo era interrumpido por el suave crujir de las páginas al pasarlas y el ocasional murmullo de mis propios pensamientos. Estaba concentrada en las líneas, tratando de visualizar cada escena, cuando de repente, mi teléfono vibró sobre la mesa.

Levanté la vista y vi que era un mensaje de Yang.

Yang Manager.
Ha llegado una invitación a la base militar para una charla. Debemos aceptarlo e ir

Tú: Por mí no hay problema Yang

Yang Manager.
Bien. Lo confirmaré
Prepara tus cosas y viajaremos en coche mañana

Tú: Perfecto.

No quería que esto me afectara, pero saber que tenía que verlo después de tanto tiempo resultaba extraño y a la vez nostálgico. La incertidumbre de si él podría asistir a aquel evento, o si quizá no nos veríamos, se arremolinaba en mi mente.

Dejé que esos pensamientos se disiparan mientras intentaba relajarme poniendo un poco de música. Me dediqué a preparar la ropa para el día siguiente, tratando de distraerme y concentrarme en tareas simples.

A la mañana siguiente, Yang pasó junto a mí con el equipo y juntos viajamos hasta la base. Conforme nos acercábamos, mi corazón empezó a latir con más fuerza, como si fuera consciente de la inminente posibilidad de que realmente lo veríamos. La mezcla de emociones crecía en mi interior, y con cada kilómetro recorrido, la anticipación se hacía más palpable.

Leí la información que necesitaba saber antes de subir al escenario. En pocos minutos, Yang me dio la señal para que ya subiera.

—Sube, Bea.

Con el micrófono en mano y las palabras fluyendo de mi boca, a lo lejos mis ojos se encontraron con esos ojos de bambi que tanto lo caracterizaba. En ese instante, el tiempo pareció detenerse. Mi voz continuaba hablando, pero mi mente se quedó atrapada en ese momento, en esos ojos que evocaban tantos recuerdos y sentimientos.

Fue como si una corriente invisible nos conectara, arrastrándome de regreso a un pasado lleno de emociones intensas. El brillo en sus ojos reflejaba la misma mezcla de sorpresa y reconocimiento que sentía en mi interior. Podía sentir mi corazón acelerarse, cada latido resonando en mis oídos mientras trataba de mantener la compostura.

A pesar de la distancia, podía ver cada detalle. La suavidad de su mirada, la ligera curva de sus labios, la forma en que parecía mirarme directamente al alma. Fue un choque emocional que me dejó sin aliento, una ola de nostalgia y deseo que amenazaba con desbordarme.

Luchando por mantener el control, despegué mis ojos de los suyos y continué hablando, aunque cada palabra me costaba más que la anterior. Finalmente, terminé mi discurso, con una mezcla de alivio y un anhelo persistente, consciente de que ese breve encuentro visual había revivido sentimientos que creía dormidos.

Al bajar del escenario, tomé un poco de agua y me llevé la mano al corazón, tratando de calmar los latidos acelerados. Algunos militares se acercaron para saludarme, y aunque el nerviosismo seguía latente, intenté mantener la compostura.

Después de hablar con todos los que se me acercaron, lo vi cerca, junto a los chicos. El simple hecho de verlo tan cerca hizo que mi corazón diera un vuelco. Sabía que debía saludarlo por educación, aunque en mi interior, una tormenta de emociones se desataba.

Me acerqué con paso decidido para saludar, sintiendo esa mezcla de nervios y emoción al verlo después de tanto tiempo. Sin embargo, ellos no tardaron en dejarnos solos, dándonos un espacio para conversar.

—¿Cómo estás? —le pregunté, tratando de ocultar mis propias emociones bajo una máscara de tranquilidad.

—Me encuentro bien, tú..como has estado? —el respondió con cortesía, devolviendo la pregunta.

—Bien..

—¿Y él..? —preguntó, refiriéndose a Son.
Mi ex pareja.

—Terminamos —respondí con un suspiro, notando la sorpresa en sus ojos.

—Lo siento... —dijo, con una expresión de genuina compasión.

—No acabó mal —añadí, tratando de infundir un poco de optimismo en la conversación.

—Eso es bueno... —murmuró, buscando las palabras adecuadas.

—Sí —asentí con una sonrisa forzada —Yang debe estar esperándome. Me alegro verte de nuevo. —su brazo me detuvo antes de que pudiera alejarme.

—Espera. Esta noche habrá una celebración en la base para los que salimos mañana. ¿Quieres quedarte? Será divertido —propuso, con un destello de entusiasmo en los ojos.

—Suena bien, pero Yang podría no estar de acuerdo —respondí, mirando hacia donde Yang charlaba animadamente con una mujer militar que parecía interesante. Y justo en ese momento, nuestras miradas se encontraron, y Yang gritó emocionado: —¡Nos quedamos para la celebración de hoy!

Jungkook y yo nos miramos y reímos, contagiados por la emoción de Yang. Parecía estar interesado en la mujer con la que charlaba, y yo no podía evitar sentir curiosidad por lo que la noche nos depararía.

Tragos, tras tragos, nos encontrábamos sentados en grupo cerca de una fogata.

Él estaba frente a mí, y yo no podía dejar de sentir esa emoción. Sinceramente, lo extrañaba, extrañaba verlo, y no sabía si era el alcohol el que me hacía sentir así.

Pero quería evitar aquel sentimiento a toda costa, así que busqué una excusa para escapar. Me volví hacia el hombre a mi lado y le pregunté, tratando de sonar casual: —¿Sabes dónde está el estacionamiento? Necesito buscar un abrigo.

Él me miró con una ceja levantada, pero respondió amablemente:
—No tardará en oscurecer, podría perderse. Toma mi chaqueta.

—No te preocupes, necesito estirar las piernas un poco —dije, intentando justificar mi repentina salida.

—Bien, sigue derecho por el sendero y luego gira a la derecha. Está justo allí.

Asentí y le di las gracias, mi sonrisa era más una máscara que una expresión genuina.

Me levanté lentamente, sintiendo la mirada de todos, especialmente la suya, quemándome la espalda. Sin despedirme, me alejé del lugar, tratando de poner distancia entre mi corazón y esos ojos que habían despertado tantos recuerdos.

El aire fresco de la noche me golpeó, despejando un poco la niebla de mis pensamientos mientras me dirigía hacia el estacionamiento, buscando un momento de paz en medio del torbellino emocional.

Un Amor Inolvidable. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora