𝕭𝖑𝖆𝖈𝖐 𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 . (𝘣𝘭𝘢𝘤𝘬 𝘤𝘭𝘰𝘷𝘦𝘳)

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       La puerta se abrió, sonando la pequeña campanita arriba de ella. Entró apenas una brisa suave y junto a ella una silueta alta y encapuchada.

       -¡Buenos días!- Gritó del otro lado de la barra de madera una voz femenina-¡Vaya que llegó temprano! Es usted nuestro primer cliente, acabamos de abrir.

       El encapuchado caminó con lentitud, pasando sus dedos delgados sobre la barra. Se sentó en uno de los bancos y se sacó el gorro luciendo una cabellera rubia.

       -¿Entonces llegué a buena hora? Que suerte, siempre soy el último en llegar.- Dijo, con una voz serpenteante.

      -Bueno, cerramos muy tarde, no creo que usted sea el último.- Bromeó la camarera.- ¿Qué le ofrezco?

     -Traigame la bebida más fuerte que tenga y un vaso de agua.

       -Es muy temprano.

       -Son las 4 de la tarde, madame. Creo que soy capaz de tomar alcohol a esta hora.

      -Bueno, entonces...- Mientras escribía en su libreta.- ¡Ya le traigo su pedido!

      Apenas la camarera dió la vuelta, él se levantó de su asiento y a pasos rápidos salió del lugar, dejando una nota debajo de la barra. Después, se esfumó como si fuera humo entre las sombras.

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𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝

      -¿Sí sabes que yo odio el alcohol, cierto? Mimosa apenas soporta su olor, no quiero ser algo que le desagrade...

-No te estoy diciendo que debes tomar, fácilmente puedes beber agua.

-No digo que tomaré, digo que toda la taberna huele a drogas, alcohol y lujuria.

-¡No te imaginas si fuera una taberna de mi reino! Súmale a eso el olor a sangre y dolor. Un... Verdadero espectáculo.

-Me niego a entrar, es-

-Muy tarde, príncipe. Ya llegamos.

Asta abrió la puerta con la palma de su mano y sonó la campana.

Para sorpresa de Yuno, no olía a drogas ni sexo. Olía a alcohol, pero no a lo demás. Eso sí, el ambiente era hostil. En cuanto él entro, todo el mundo le dió miradas indirectas, maliciosas y agresivas.

-No está taaaan mal.

-¿Estás fueron sus condiciones? ¿Enserio, no era mejor conocerlo en un cementerio?

-No; en esta región del reino, tanto como los caballeros y la policía se rindieron. Es un lugar peligroso, de mala muerte. ¿No recuerdas la primera vez que venimos acá?

-Ni lo menciones.- Yuno se estremeció al recordarlo. Seguro que la mujer que le intentó acuchillar el costado estaba viendolos por alguna parte de la amontonada y silenciosa avenida por la que entraron, o quizás estaba escóndida entre las amontonadas mesas del lugar. Casi lograba sentir su mirada, pero claro, no podría decirlo con seguridad.

-Tú más que nadie sabes que este es un lugar ya sin esperanza. ¡Perfecto para un bandido!

-Sigo pensando que es mala idea...

Siguieron su camino hasta una barra de madera, maltratada y con escritos por todas partes, sin mencionar los signos obscenos que estaban grabados por todo el largo de la barra, que fué lo que más le interesó a Asta.