CAPÍTULO 7: El baile

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Harry y Draco entraron al gran comedor, en el cual sólo estaba la mesa de los profesores, ya que las de las casas se habían retirado para tener más espacio. La única mesa que había estaba llena de comida: Patatas fritas, alas de pollo, cerveza de mantequilla, ranas de chocolate... E incluso había ponche sin alcohol. Los hermanos Weasley, como era de esperar, habían echado alcohol al ponche, sin que los profesores se enteraran, para que no fuera tan aburrido. Los chicos se acercaron a la mesa y cada uno cogió un vaso de ponche.

— Los gemelos Weasley han echado alcohol al ponche, así que contrólate bebiendo. No quiero que acabes tirado por el suelo. —dijo Potter.

— Tranquilo, aguafiestas. En todo caso, serías tú quien acabaría borracho. ¿Nunca has tomado alcohol, verdad? —preguntó el rubio.

— Pues no, pero se que no beberé mucho, sé controlarme. —replicó el azabache.

— Eso ya lo veremos. —dijo Malfoy.

Ambos bebieron su vaso. A Harry, para ser la primera vez que tomaba algo con alcohol, no le pareció un sabor malo, y pidió otro vaso más. Draco decidió que, si su amigo se iba a emborrachar, el no iba a ser el que cuidara de él, no era una niñera, así que cogió otro vaso también. De pronto, una alumna de septimo curso comenzó a hablar por un micrófono, llamando la atención del resto de personas.

— Hola, buenas noches a todos y a todas. El baile comenzará en 5 minutos, así que vayan buscando a sus parejas si todavía no están con ellas e ir preparándoos.

El Slytherin miro al Gryffindor, y este, captando la indirecta, tomó la mano del rubio y se lo llevo al escenario.

— Sabes que no se bailar, ¿verdad? — preguntó el azabache.

— Tranquilo, yo te enseño. —respondió el rubio, mientras colocaba sus manos en la cintura de Harry, y este colocaba las suyas en los hombros de Draco. La música comenzó a sonar: era una preciosa y romántica melodía.

— Ahora muévete hacia la izquierda... muy bien... ahora la derecha... ¿seguro que no sabes bailar? —preguntó el rubio, viendo como el azabache había aprendido rápidamente.

— ¡Te lo juro! Supongo que eres un buen instructor. —contestó Potter.

Después de aquella canción, vino otra más divertida. Harry había bebido 2 vasos más de ponche, y ya iba un poco mal. Cuando el
Gryffindor se acercaba a la mesa para coger su quinto vaso de la noche, el Slytherin lo detuvo.

— Oye, ¿no crees que estás bebiendo demasiado?

— No... —dijo Harry, obviamente borracho.

— Dame ese vaso, no quiero que bebas más. Estas en tercer curso, ¿recuerdas? — replicó Malfoy, mientras intentaba arrebatarle el vaso a Potter.

— ¡Déjame! —dijo el azabache, mientras forcejeaba con el rubio. De repente, Harry hizo un movimiento demasiado brusco intentando recuperar su vaso y todo el ponche cayó sobre su uniforme.

— Joder... Eres un patoso, Harry. Venga, vamos al baño a limpiarte. —dijo el Slytherin, que ni él sabía porque se había enamorado de tal inútil.

— Lo siento... —contestó Harry, tomando la mano de Draco para ir al baño.

Al llegar, el azabache se acercó al lavabo para limpiarse. También se mojó el pelo y la nuca. El rubio, aunque no lo admitiera, también estaba borracho, y no paraba de pensar en lo sexy que se veía el Gryffindor con el pelo mojado.

— Oye, Draco, ayúdame. —pidió Potter.

— Claro, voy. —dijo Malfoy, y se acercó a Harry para ayudar a limpiar su camisa.— Sería más fácil si te la quitaras.

— Ah, está bien. —respondió Harry mientras comenzaba a desabrochar su camisa. Draco, mientras tanto, limpiaba la mancha que tenía el azabache en su pantalón, por la zona de la rodilla. Cuando terminó, se levantó y vio al azabache sin camisa. No debería haber bebido tanto, pero ya era tarde, y no podría controlar sus impulsos mucho más.

— Te ves muy sexy sin camisa, Potter. —dijo el rubio mientras se acercaba al azabache, que se acorralaba contra la pared.

— ¿Así que te gustan mis abdominales, Malfoy? Bueno, yo te los enseño cuando quieras.

Hasta un niño podría haber notado lo borrachos que estaban aquellos chicos. De pronto, Draco empujó a Harry a la pared y se acercó lentamente a él. Cogió a Harry de la cintura y acercó sus labios a los suyos. Creo un momento de tensión, en el que los dos se miraban a los ojos mientras respiraban pegados uno al otro.

— Bésame ya, joder. —pidió Harry, y Draco finalmente junto sus labios con los del azabache. Fue un beso apasionado, lleno de amor y en el que ambos confesaban sus sentimientos. Pero poco a poco, se creaba un ambiente más sensual, y en los besos ya había lengua. Sus cuerpos estaban pegados: Harry había colocado sus manos en el pelo del Slytherin, y este manoseaba el trasero del Gryffindor. Finalmente se separaron por la falta de oxígeno y se miraron a los ojos nuevamente, uno muy cerca del otro.

— Draco... Tú eres... Yo... Acabamos de... —balbuceaba Harry, mientras recuperaba la respiración.

— Harry, estás muy borracho, te llevaré a tu cama, ¿de acuerdo?

— Pero espera... ¿Yo te gusto? — preguntó el azabache.

—Será mejor que hablemos de ello cuando estemos sobrios. —contestó el rubio, y seguidamente cogió al Gryffindor en brazos y lo llevó a su sala común. Por suerte, no había nadie, así que dejo a Harry en su cama, le quitó los zapatos y le desabrochó el pantalón, para que durmiese más cómodo.

— No, Draco... No te vayas... —pidió Harry.

— Debes descansar. Mañana te traeré el desayuno, ¿vale?

— Está bien...

Malfoy, antes de irse, arropó al chico y le dio un tierno beso en los labios.

— Buenas noches, Harry. Te quiero. —susurró el Slytherin, y luego se fue.

Draco tenía miedo: miedo de que todo hubiese sido un error, miedo de que Harry no le quisiera y todo hubiese sido obra del alcohol, miedo de que sus padres se enteraran, miedo de todo lo malo que podía suceder. Se fue a su casa común y se tiró a su cama, pensando en todo lo sucedido aquella noche. Sí, había besado al chico de sus sueños, pero todo podría salir mal por aquella precipitada elección.

Al final, el rubio cayó en un profundo sueño, cuestionándose si había hecho la decisión correcta.

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He conseguido un par de ratos libres y he escrito este capítulo. Espero que os guste.

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