CAPÍTULO 10: Serpiente y león

32 4 0
                                    

Eran las cuatro de la tarde y Harry se encontraba en la sala de menesteres preparándolo todo. Al entrar, había un camino formado por pétalos de rosas que conducía hacia una alfombra blanca y suave, con un sofá rojo en el centro. A la derecha, había una mesa cubierta por un mantel verde, con mucha comida: patatas fritas, hamburguesas, sushi, alitas de pollo, ternera asada... Y también habían algunas bebidas, las cuales eran agua, cervezas de mantequilla y coca-cola. Varias velas flotaban por la habitación. A la izquierda había una cama de matrimonio, cubierta por sábanas rojas y verdes. El azabache había decidido poner los colores de sus respectivas casas para crear un ambiente más familiar. Al ya acabar de colocarlo todo, eran las 19:40, así que solo faltaba esperar a su Slytherin.

Draco estaba muy, pero que muy nervioso. Se duchó, se puso una camisa blanca, cubierta por una chaqueta americana negra, y unos pantalones también negros, se perfumó con su característica colonia y pasó 15 minutos peinándose. Finalmente, salió de su sala común y se dirigió a la sala de menesteres. Al llegar eran las 19:55 y, con el corazón a mil, decidió abrir la puerta. Se encontró con la preciosa sala decorada. Anduvo sobre el camino de pétalos de rosa y se paró sobre la alfombra, frente a Harry, que estaba sentado en el sofá. El azabache llevaba puesta una sudadera roja, bajo la cual tenía una camiseta negra de manga corta, y unos pantalones de chándal negros. Otros hubiesen dicho que Potter iba muy desarreglado para una cita, pero a Malfoy en aquel momento sólo pensó en que tenía el chico más apuesto del mundo.

— ¿Te atonta mi belleza, Draco? —preguntó el Gryffindor al ver que el Slytherin no apartaba la mirada de él.

— Ni hablar, Potter. Solo estaba pensando en mis cosas. ¿Has hecho tú todo esto? —dijo el rubio, asombrado.

— Yo solito. Tal vez no en pociones, pero en decoraciones todo soy un experto. ¿Quieres algo de cenar? —preguntó Harry, señalando a la mesa repleta de comida.

— ¡Que pintaza! Pero ahora mismo no tengo mucha hambre... —dijo Draco.

— Vale, no pasa nada. Sentémonos en el sofá entonces. —respondió el azabache, mientras tomaba asiento, a la vez que el rubio hacía lo mismo.

— Por cierto Draco, tengo que preguntarte algo, e iré directo al grano.

— Claro, dime.

— Draco Lucius Malfoy, ¿quieres ser mi novio? —soltó Harry, muy nervioso y con la voz temblorosa.

— ¡SÍ! —grito Draco, casi de inmediato, y continuamente puso sus manos en las mejillas de Harry y lo besó.

Como era de esperar, el beso cada vez se intensificaba más. Harry se había colocado sobre Draco, que estaba sentado. El azabache tocaba el pelo del rubio, mientras este toqueteaba el cuerpo de Harry. Malfoy cogió a Potter y se lo llevo a la cama e insonorizó la sala con un hechizo, comenzó quitar su sudadera y después su camiseta, y finalmente sus pantalones. Potter cambió de posición con Malfoy, estando él encima del rubio. Comenzó a desabotonar su camisa y continuamente a bajar la cremallera de su pantalon. Ambos volvieron a juntar sus labios en un sensual beso: sus lenguas se removían con ganas de más, y entonces Draco retomó su posición, poniéndose sobre Harry y besando su cuello. Fue bajando hasta llegar a los pezones, los cuales mordió y lamió. El azabache suspiraba y curvaba su espalda del placer.

— Joder Draco... ¿Ha... Habías hecho esto antes?

— Para nada, es mi primera vez, pero ya sabes que los Malfoy tenemos un don: somos unos expertos en esto, además de ser extremadamente sexys. —dijo el Slytherin, antes de seguir bajando. Besó los abdominales de su novio y miró a su ropa interior, en la que se podía ver como el miembro de Harry se había puesto rígido.

— ¿Te pongo, Harry? —se burló Draco.

— Cállate y continúa... — dijo simplemente el azabache, que necesitaba más.

El rubio se deshizo de la ropa restante de Potter y admiró su parte íntima.

— Me encantas, Harry. —dijo Draco, y se dispuso a lamer el miembro del Gryffindor.

— ¡Mierda! Ah... ahh... —gemía Harry, consumido por el placer. Al cabo de un tiempo, Harry cambio de posición con Draco, haciendo lo mismo: comenzó a lamer el torso del rubio, para después deshacerse de su ropa interior.

— Draco, eres precioso. —dijo el azabache. Este comenzó a besar el pene del Slytherin, para después introducirlo en su boca. Draco suspiraba del placer, intentando contener sus gemidos, ya que él quería que Harry fuese el único que gimiera. En un rápido movimiento, el rubio se colocó sobre el azabache, quien estaba tumbado boca arriba. Potter puso sus piernas alrededor de la cintura de Malfoy y este, colocó su miembro cerca de la entrada de Harry.

— ¿Puedo? —preguntó el Slytherin.

— Fóllame de una vez. —pidió el azabache, y entonces el rubio lo hizo: introdujo su miembro dentro de Harry.

— ¡Joder! —gritó Harry al sentir a Draco dentro de él. Malfoy se movía lenta y suavemente al principio, para que Potter se acostumbrara, pero pronto comenzó a hacer rápidas embestidas. El azabache se retorcía del placer, curvaba su espalda y gemía, haciendo honor al nombre del rubio. Ambos comenzaron a sudar, pero Draco seguía follando a Harry, mientras este arañaba la espalda del Slytherin.

— Mierda Harry, voy a venirme. —dijo Draco.

— Me da igual... ah... no pares, por favor... mhhm... —decía Harry, que también estaba a punto de que le pasara lo mismo. Finalmente ocurrió, y tras ello, ambos se besaron tiernamente.

Habían sido un momento muy íntimo entre ambos, pero había merecido la pena. Los chicos se abrazaron y durmieron durante un rato. Tres horas después, ambos se despertaron sincronizados por el hambre, así que se cambiaron y se dispusieron a cenar. Era medianoche, pero al fin y al cabo eran vacaciones, así que no tenían que preocuparse por las clases. Comieron un poco de todo y, ya satisfechos, volvieron a la cama y durmieron uno junto al otro.

Había sido una noche larga, pero llena de placer y sentimientos. Harry se había dado cuenta de que aquel rubio era el amor de su vida, la persona indicada, alguien con quien podría pasar tanto buenos como malos momentos, alguien a quien apoyaría y amaría con toda su alma, un chico con el que pasar tardes divertidas. Y también entendió que la gente podía madurar y que no había que juzgar a las personas por su pasado, ya que no se sabe lo que pueden estar pasando. Harry sabía que le daría a su novio todo el amor parental que le había faltado durante su infancia y que este, a su vez, lo haría sentir el chico más feliz del mundo. 

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

AYYY, que bonito 🥹

No se si debería seguir con la historia o dejarla aquí, decidme vosotros 💞

¡Gracias, Buckbeak! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora