CAPÍTULO 8: Confesiones

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Harry despertó a las 11 de la mañana. Como era sábado, no tenía que preocuparse por levantarse pronto para las clases, así que había aprovechado para dormir y recuperarse de la noche anterior. El azabache estaba tratando de recordar todo lo sucedido en la fiesta, pero se le nublaba la memoria. Recordaba haber ido con Malfoy, haber bebido ponche, haber bailado, beber más ponche, besarse con Draco...

— ¿ME BESÉ CON...? —grito Harry, quien se detuvo antes de nombrar al Slytherin para evitar problemas, pero se dio cuenta de que no había nadie más en el dormitorio.

— No puede ser... Me he besado con él, ¡con el que era mi enemigo! —decía el Gryffindor, que todavía no asimilaba haber hecho aquello.

Mientras tanto, Draco se acercaba a la sala común de Gryffindor con una bandeja con el desayuno. Estaba cubierto por la capa de invisibilidad de Harry, la cual había cogido la noche anterior para que nadie lo viese llevándole el desayuno a un Gryffindor. Entró al lugar y suspiró aliviado al ver que estaba vacío. Se dirigió al dormitorio de los chicos y entró. También las camas estaban vacías, menos una: la de Potter. Se quitó la capa y caminó hacia el azabache.

— Hola, Harry. Te he traído el desayuno, tal y como prometí. —dijo el rubio, aterrorizado por lo que podía decirle el Gryffindor sobre el beso de la noche anterior, y pensando en los peores escenarios posibles.

— Oh, gracias... Oye, Draco, ¿qué pasó ayer? —preguntó Potter, dejando la bandeja a un lado.

— Pues fuimos juntos a la fiesta y, ya sabes, bailamos...

— Sabes muy bien a qué me refiero, Malfoy. ¿Fue intencional o estabas borracho?

A Draco le dolió que Harry lo llamara por su apellido.

— Mira, Harry, necesito que me dejes algo claro. ¿Yo te gusto? —soltó el rubio, harto del comportamiento del azabache, que nunca dejaba claro lo que realmente sentía. Harry se quedó mudo, no sabía que decir, pero sabía perfectamente que sentía.

— Draco, te seré sincero, estoy enamorado de ti. De cada parte de ti: De tus preciosos ojos grises, de tus labios rosados, de tu aroma varonil, de tu pelo rubio, de tu piel pálida, de tus manos, de tu voz, de tu manera de ser... y un largo etcétera. No quería aceptarlo porque yo nunca creí que me gustaran los chicos, y tú siempre me pareciste un mimado que se creía el mejor. Pero ahora entiendo porque eres así, y que no es tu culpa; ahora veo tu verdadero yo: un chico cariñoso, amigable, inteligente y guapísimo, que solo quería hacer un amigo. Así que sí, Draco, me gustas mucho, muchísimo.

Draco se quedó sin palabras ante la confesión del azabache, no se esperaba nada parecido. Nunca nadie en la vida le había dicho algo tan bonito, así que intentaba contener las lágrimas, pero tantos sentimientos acumulados le hicieron imposible ocultar sus emociones. Abrazó a Harry mientras lloraba, y este, sorprendido, le devolvió el abrazo. Cuando el Slytherin por fin dejo de llorar, se recompuso para hablar.

— Harry, yo también estoy enamorado de ti. Desde que te conocí en primero siempre intenté establecer lazos contigo. Cuando rechazase mi amistad, aquello me afectó, pero no podía permitir que te olvidaras de mi, así que decidí llamar tu atención molestándote. En aquel momento éramos pequeños y yo solo sentía admiración, pero pronto comencé a darme cuenta de que me estabas enamorando, Potter. Eras carismático y alegre, y tú pelo alborotado siempre me pareció genial. Tenías una vibra cálida y cada vez que estaba cerca de ti me sentía nervioso, pero a la vez como si estuviese en mi lugar seguro. Cuando nos tocó juntos en el proyecto fue el mejor día de mi vida, y a medida que íbamos cogiendo más confianza, más cómodo me sentía a tu lado, y más enamorado estaba, por supuesto. Has sido la luz que ha alumbrado mis días, Harry, así que no, lo de ayer no fue porque estuviese borracho, aunque fue el alcohol lo que me dio la valentía necesaria para besarte.

Harry, al asimilar todo lo que le acababa de decir Malfoy, no pudo evitarlo y se levantó de su cama, para luego abalanzarse sobre el rubio y besarlo. Fue un beso maravilloso, más profundo que el de la noche anterior. El azabache se separó del rubio y lo abrazó. Inspiró su aroma y cogió su mano, y con la otra mano acarició el pelo del Slytherin. Fue un momento tierno entre los dos chicos, que duró unos dos minutos, antes de que el estómago de Harry comenzara a gruñir del hambre.

— Creo que debería desayunar. —dijo el Gryffindor, divertido.

— Tienes razón, vamos su alteza, te llevaré en bracitos a la cama para que desayunes como una princesita. —respondió Draco, en tono burlón, antes de coger a Harry en brazos y llevarlo hasta su cama. Le puso la bandeja encima y se sentó a su lado.

— Gracias noble sirviente. —dijo Potter, que estaba feliz de poder seguir bromeando con el Slytherin, al igual que siempre.

Más tarde, los chicos se dirigieron al campo de quidditch para volar un rato aquel día soleado. Decidieron que harían una competición, así que ambos montaron en sus escobas y liberaron a la Snitch Dorada. Se elevaron en el cielo y comenzaron a dar vueltas por el campo.

— Te voy a ganar, Potter. ¿Lo sabes verdad? —dijo Draco, desafiante.

— En tus sueños, Malfoy. —respondió Harry.

De repente, el rubio captó un rápido movimiento. Sí, era la Snitch, y la iba a atrapar. La pelota se movía ágilmente, pero pronto el azabache también la vio y fue en su búsqueda. Ambos, uno pegado al otro, caían en picado en busca de su objetivo, y al Gryffindor le sorprendió que su oponente no se rindiera, ya que normalmente los adversarios de Harry se detenían a un par de metros del suelo, para no chocar. En cambio, Draco no parecía tener intención de parar: él quería ganar. El rubio siguió cayendo en picado, al igual que el azabache, pero este último, al no equilibrarse bien, cayó al suelo. No se hizo daño porque había caído a ras del suelo, pero si dio un par de volteretas al caer. Mientras tanto, Draco seguía concentrado en atrapar la pelota. Finalmente, saltó hacia ella y la atrapó con las manos. Al ver como Malfoy chocaba contra el suelo, Potter se acercó rápidamente a comprobar que su "amigo" estaba bien, pero este, con una sonrisa malévola, le enseñaba la Snitch, la cual había atrapado con éxito.

— Te he dejado ganar. —se excusó Harry.

— Sí, sí, lo que tú digas. Yo se que soy mejor que tú. —replicó Draco, mientras le guiñaba un ojo al azabache.

Como ya oscurecía, los chicos se tumbaron a mirar la estrellas. El Gryffindor reconoció la constelación Draco y recordó los primeros días que pasó con Malfoy. Al final, ambos se quedaron dormidos en el césped, abrazados el uno con el otro, felices y, sobretodo, tranquilos al haber confesado todos sus sentimientos.

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Holiii!!!!

Perdonadme por la tardanza, me fui de viaje este finde y no he podido escribir nada nuevo, pero aquí os dejo con esta joyita jejej 💞

En un principio solo queda un capítulo, pero puedo hacer más si queréis. Os va a encantar el próximo caaap. 🤭

Hasta mañana!!! 💗

¡Gracias, Buckbeak! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora