Quiero escucharte

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Una tenue luz en medio de toda esa oscuridad, ella lo abrazaba fuertemente sin importarle el frío intenso de las aguas, ahora que la temperatura de Kardia había disminuido sentía como le calaba los huesos. Era doloroso pero a la vez le daba tranquilidad.

Su respiración era más tranquila y su piel se sentía tibia, la terrible fiebre había cedido gracias a las heladas aguas.

Sasha estaba temblando de frío, pero ni por un momento consideró sacarlo del agua, temía que la implacable fiebre regresara.

- Estás... temblando...

- ¡Ahh! ¡Kardia!

Con gran sorpresa Sasha miró a Kardia, quien finalmente había despertado. Dos hermosos diamantes azules la miraban cansados y las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de la joven diosa.

- Al fin despertaste. ¿Cómo... te sientes?

- Como si me hubiera caído de un barranco... jajajaja...

Sasha comenzó a reír. Aún en la situación en la que estaban, el joven escorpión no perdía su tan característico sentido del humor.

- El agua está helada, salgamos o te vas a congelar mocosa.

- Pero... tu fiebre...

- Estoy bien, por ahora la condenada fiebre se ha ido. Vamos, ayúdame a levantarme por favor.

- Claro, apóyate en mi. Estás muy herido, con cuidado por favor.

- Esto no es nada...¡Mmmm!

- ¡Kardia!

- No... te asustes, estoy bien.

Ambos salieron del agua, Sasha apenas y podía ayudar al santo a caminar, aunque él dijera lo contrario realmente estaba lastimado y débil. No podía sostenerse.

Al fin, lograron llegar a una pequeña cueva y se refugiaron en ella. La joven diosa se acurrucó en un rincón temblando de frío, estaba empapada. El santo no tenía ese problema, por el contrario, tenía algo de calor todavía.

Estaba sumamente cansado pero no podía darse el lujo de cerrar los ojos porque debía proteger a su diosa de los espectros que los estaban buscando. Le preocupaba no ser capaz de protegerla si los encontraban, aunque estaba seguro que los demás santos ya los estaban buscando.

Más entrada la madrugada el frío se intensificó bastante, era prácticamente insoportable para la joven...

- Mocosa, ¿estás despierta?
Preguntó en voz bajita el santo.

- Ka...Kardia. Ssii... ¿necesitas algo?
Tartamudeo la joven por el intenso frío.

- Si. Necesito que te acerques. Tenemos que hacer que entres en calor.

- ¡¿Qué?!
Se sonrojó la joven al ver que su caballero comenzaba a quitarse la armadura.

- Vamos mocosa, que estás esperando.
Dijo el santo mientras le extendía una mano a la joven.

Finalmente tomó la mano de Kardia quien en ese instante la jaló hacia él, la sentó en su regazo y la acunó en sus fuertes brazos. Estaba terriblemente apenada y nerviosa.

- Vamos, trata de dormir un rato y no estés tan nerviosa. Esto es supervivencia básica así que no pienses nada raro mocosa.

- ¡Yyo... yo no estoy pensando nada!

- Si claro. Ya no sé si tiemblas de frío o de pena. Jajajaja.

- ¡Kardia!

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⏰ Última actualización: Mar 24 ⏰

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