Angustia

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Oscuridad y frío...

El viento helado sopla implacable, ruge aterrador.

Un par de ojos esmeralda se abren lentamente. Adolorida, la joven diosa trata de levantarse. Se haya en un lugar desconocido cuya oscuridad impenetrable la llena de miedo.

Está mojada, el suelo rocoso donde se encuentra está lleno de agua helada, agua de mar.

Tiene varios raspones en el cuerpo pero fuera de eso se encuentra bien. Tarda unos minutos en recordar lo qué pasó y ubicarse en la realidad. Poco a poco, recuerda lo qué pasó en los acantilados que llevan a su morada.

- Fuimos atacados...

Recuerda el haber sentido a sus caballeros pelear contra un numeroso grupo de espectros que iban por ella. Recuerda su angustia y la necesidad de salir a ayudar tomando el camino de los acantilados, ese peligroso sendero que llevaba hasta ella. Luego la encontraron, muchos espectros se congregaron para llevársela, se la entregarían a Hades.

No hubiera tenido forma de evitarlo, pero él llegó a protegerla. Se enfrentó a ellos, no eran rivales para él pero...

- Kardia...está herido.

En ese momento lo recordó y la angustia empezó a invadirla. No veía a Kardia.

- Él me protegió...saltamos juntos y me protegió. ¿Pero en dónde esta?

Se levantó como pudo y miró en todas direcciones, pero no había rastro de Kardia. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió miedo, mucho miedo. Si ella estaba bien era porque Kardia la había protegido de esa caída, de las feroces aguas del mar, a pesar de estar herido y enfermo.

- ¡Tengo que encontrarlo!
¡¿Kardia, en dónde estás?!
¡KARDIA!

Sasha comenzó a buscarlo por todos lados, la angustia crecía a cada segundo. El lugar era realmente siniestro, desolado y peligroso.

- Kardia, porqué lo hiciste. Yo no quería eso, yo ...quería protegerte. Bastante sufrimiento has tenido.

La joven se desplomó, lloraba con desesperación cuando lo escuchó débilmente.

- Aght....

- ¡Kardia!???
¡¿En dónde estás?! Di algo, emite algún sonido.

- Mmmmm....

Sasha se levantó y cerró los ojos tratando de tranquilizarse para poder ubicar el sonido. Utilizó su cosmos para poder encontrar el de Kardia.

- Puedo sentirlo, está muy débil pero es el cosmos de Kardia.

Guiada por esa débil energía caminó y bajó como
pudo una pendiente empedrada. Todo era oscuridad hasta que pudo ver un tenue resplandor dorado detrás de unas rocas. Corrió hacia él lo más rápido que pudo, era tan débil como la flama de una vela a punto de extinguirse.

Ahí estaba, su amigo, su caballero... Kardia.

Horrorizada lo miró. Heridas por todo el cuerpo, sangraba de un costado y de la cabeza, además de las heridas que le ocasionó la pelea con los espectros.

Su respiración era pesada, con mucha dificultad. Su rostro contraído por el dolor estaba enrojecido por la fiebre, sudaba mucho. Su pecho subía y bajaba violentamente.

Sasha se arrodilló junto a él y sus manos temblorosas tocaron su rostro. Fiebre, mucha fiebre y Degel no estaba ahí para ayudarlo.

La angustia quiso apoderarse de ella nuevamente pero se contuvo, necesitaba ayudar a Kardia. No había tiempo para llorar, no había nadie más ahí, así que dependía de ella lo que pasara con su joven caballero, quien había dado todo para protégela.

Puso sus manos cerca de él y encendió su cosmos poniendo toda su intención en sanar sus heridas. Una luz cálida lo envolvió y poco a poco las heridas comenzaron a cerrarse y dejaron de sangrar. Había logrado curarlo; sin embargo, el santo seguía mal.

- Kardia, ¿qué pasa? Por favor, dime qué te sucede.

¡La fiebre..estás ardiendo!

La joven comenzó a retirarle la armadura y lo único que se le ocurrió hacer para tratar su fiebre fue arrastrarlo hacia la orilla del mar para meterlo en sus frías aguas.

Lo logró, aunque por su altura le costó mucho trabajo ya que estaba bastante pesado.

Ella entró a las heladas aguas con él para sostenerlo, el frío le calaba los huesos pero no prestó atención ya que lo único que le importaba era ayudarlo.

Sostuvo su cabeza fuera del agua y sumergió su cuerpo. Lo abrazo y permaneció ahí. A pesar de lo helado del agua su temperatura se sentía alta, era increíble para un ser humano poder soportar semejante fiebre.

Lo abrazo más fuerte y recargó su frente contra la de Kardia, rogando a los Dioses poder controlar la implacable temperatura.

- Por favor, resiste Kardia. Estoy contigo y no voy a dejarte jamás.

Su tierno cosmos los envolvió iluminando el lugar.

Al mismo tiempo, los Santos dorados se apresuraban para encontrarlos pero los espectros también.

Continuará...

Gracias por leer 🌷

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