Inalcanzable

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TEMPLO DE ACUARIO

- Ordene Athena Sama, ¿en qué puedo ayudarla?

- Por favor... ayúdame con Kardia

No supe que decir al escuchar su petición, no la entendía, para nada la entendía. Nuestra Diosa, un ser poderoso y divino al cuál debíamos servir, estaba pidiéndome ayuda con uno de sus santos dorados. La miré confundido, no tenía la menor idea a qué se refería y menos porqué tenía una expresión triste y nerviosa en su rostro.

Después de unos momentos tomé valor para indagar más sobre el asunto.

- Perdone mi rudeza pero no entiendo lo que necesita y... ¿qué tiene que ver Kardia en este asunto?

Athena sama se levantó de su asiento y caminó hacia una de las ventanas, se quedó mirando con profunda tristeza hacia el horizonte. Permaneció así por unos minutos hasta que se volvió para mirarme...

- La guerra santa está cada vez más cerca, temo por la vida de cada uno de ustedes y lo que menos deseo es ponerlos en riesgo por protegerme...

- Es nuestro destino Athena sama, nosotros la protegeremos siempre.

- Lo sé querido Degel y aunque me duela ponerlos en riesgo agradezco de todo corazón su lealtad. Sin ustedes no tendría ninguna posibilidad de salvar a la humanidad.

- Señorita...

- Degel. Yo puedo sentir las emociones de cada uno de ustedes, conozco sus miedos y sus deseos. Sé lo mucho que confían entre ustedes pero Kardia es diferente. Él no confía en nadie, asume que está completamente solo y que no es merecedor de la preocupación de nadie. Nada le importa, ni su vida ni felicidad,  siempre está sonriendo pero en realidad está sufriendo, sus corazón está destrozado, para mi es completamente inalcanzable.

- ¿Inalcanzable?...

Sabía que todo lo que la diosa Athena decía era cierto pero seguía sin entender a dónde quería llegar, en qué la podría ayudar yo; a qué se refería con que la ayudara con Kardia.

- El fuego que yace en el corazón de Kardia cada vez es más fuerte, lo está consumiendo. La enfermedad de su corazón se agrava cada vez más y eso lo está acercando más a la muerte. Por eso comete tantas imprudencias y hace hasta lo imposible por buscar pelea. Quiere encontrar a la persona que sea lo suficientemente fuerte para enfrentarlo y terminar con su vida.  Esa es su forma de sentirse vivo. Degel... necesito que lo ayudes con tu poder a controlar sus fiebres y que vigiles sus movimientos. Si sale a buscar pelea trata de persuadirlo para que no lo haga; sé que es muy difícil pero confío en que podrás hacerlo, tal vez a ti si te escuche... y si lo ves mal...búscame por favor.

¿Porqué me decía todo eso?, entendía perfectamente que pidiera mi ayuda para controlar las fiebres de Kardia, el patriarca ya me lo había pedido, pero llamarla a ella si él se pone mal... ¿Para qué haría eso?, ella es una Diosa. Sabemos que se preocupa por todos nosotros, sus caballeros, pero porqué particularmente por él.
Dejé inmediatamente mis cuestionamientos cuando ella se levantó.

- Debo irme Degel, gracias por escucharme.

- Athena sama, no tiene nada que agradecer, cumpliré con lo que me ha encomendado. No se preocupe por favor.

- Gracias.

Athena se retiró de mi templo y yo me arrepentí de haber cuestionado su mandato; así que a partir de ese momento pondría más cuidado en el bienestar de Kardia. Debía visitarlo esa misma noche.

TEMPLO DE SCORPIO

El sol ya se había ocultado, después de que la señorita Athena dejó mi templo me apresuré a terminar con el informe que debía llevarle al patriarca Sage, no podía retrasar su entrega ya que las estrellas me habían revelado que muy pronto estallaría la crisis en el santuario. La predicción era confusa pero dejaba muy claro que la desgracia llegaría a este lugar, lo cual era de esperarse si el Dios del inframundo había despertado por completo con la intención de levantarse en armas contra Athena quien siempre ha protegido a la humanidad.

Mi camino hacia la casa de Scorpio fue bastante tranquilo, los guardianes de los demás templos estaban realizando sus rondas por todo el santuario, la seguridad debía reforzarse a toda hora.

Al entrar a la octava casa llamé a Kardia pero extrañamente no lo encontré por ningún lado y no sentí su presencia, por lo que comencé a preocuparme ya que no tenía idea de en qué lió se había metido  esta vez. Pasé por su templo sin ninguna restricción lo cual me molestó bastante debido a que no había ningún tipo de seguridad en ese lugar a pesar de lo que se nos había ordenado.

Sabía que sería una larga noche, tendría que comenzar a buscarlo y asegurarme que estaba bien cómo me lo había pedido la señorita Athena, pero eso también significaba dejar sola mi morada.

-¡Imperdonable!, ¿cómo voy a dejar el onceavo templo sin guardián? Albafica y yo somos las últimas dos defensas para poder acceder a la cámara del patriarca y a los aposentos de Athena. Esto que está haciendo Kardia pone en riesgo la seguridad de nuestra Diosa. 

Estaba muy molesto pensando por dónde empezaría a buscar a Scorpio cuando unos pasos metálicos me sobresaltaron. De inmediato supe que se trataba de él por lo que traté de no estallar en cólera en ese instante.
Su armadura iluminaba la oscura noche, los largos rizos de su cabello ocultaban su rostro por lo que no pude ver su expresión pero no era difícil imaginar la sonrisa burlona que tendría al verme parado fuera de su templo. Hacerme enfadar era uno de sus pasatiempos favoritos, sin duda.

- Kardia. ¿Se puede saber qué haces fuera de tu templo a esta hora?  Hasta dónde sé, la sanción que su santidad te impuso por tu última revuelta fue quedarte confinado en este lugar, ademas,  la orden que se nos dio a todos fue reforzar la seguridad de este lugar. ¿Me quieres explicar qué estás haciendo?

Alzó su rostro, seguro ahí viene su gran burla, pensé.

- Degel...

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Hasta aquí este capítulo, gracias por leer!!! 🤗

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