Dolorosa realidad

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- Así que aquí estabas Escorpio.

Abrió sus ojos. A unos dos metros de distancia se encontraba el gallardo caballero mirándolo con expresión severa.

- Sísifo, ¿qué diablos quieres?

- Parece que no te quedaron claras las órdenes de su santidad.

- Parece que no, ¿harás algo al respecto?
Respondió Kardia, con su tono característico, mientras se levantaba y se colocaba frente al dorado.

Por su parte, el caballero de Sagitario no cambió la expresión serena de su rostro y se acercó a él.

- Esperaba que tomarás conciencia de tus actos pero veo que no es así. Para serte franco a mi no me interesa lo que hagas con tu vida, si buscar peleas innecesarias te hace feliz, hazlo las veces que quieras.

- Que bueno que lo comprendes, porque así seguirá siendo. Ahora, hazte a un lado.

Kardia siguió su camino para retirarse pero al pasar a lado de Sísifo este puso un brazo al frente y se lo impidió.

- Sin embargo Escorpio, una cosa muy distinta es que a causa de tu imprudencia provoques que la señorita Athena se preocupe y derrame lágrimas por ti. Eso es inaceptable.

Al oír las palabras de su compañero, vino a su mente la imagen de Athena cuando entró a verlo al hospital, derramando incesantes lágrimas de angustia por él. Una punzada de dolor invadió su corazón y por un momento se quedó sin palabras tratando de comprender porqué se sentía de ese modo; sin embargo, inmediatamente hizo a un lado esos sentimientos y volteó a ver a Sísifo con ojos afilados y fríos.

- Nadie le pidió a la mocosa que fuera al hospital y nada tengo que ver yo con su llanto porque ella siempre ha sido una llorona.

Más tardó Kardia en terminar la oración cuando el puño de Sísifo se estrelló con tremenda fuerza en su mejilla arrojándolo al suelo. La reacción de su compañero lo tomó totalmente por sorpresa, esa furia no era nada característica en él.

- Mide tus palabras Escorpio, de quien estás hablando es de nuestra Diosa, a quien le debemos todo respeto, así que ubícate y no vuelvas a expresarte así porque voy a olvidar que estamos del mismo lado y seré yo quien te dé la pelea final que tanto ansias.

- Eso me encantaría verlo Sagitario.

Respondió Kardia casi al instante poniéndose de pie frente al otro. Su respuesta fue automática, era su naturaleza, jamás permitiría que alguien lo amenazara o lo tratara de intimidar.

Aunque le hubiera encantado poner en su lugar a su insolente compañero, Sísifo era un hombre mesurado y recto, jamás actuaría de forma impulsiva y menos en contra de sus hermanos dorados, así que dió media vuelta.

- Estás advertido Escorpio.

Kardia deseó alcanzarlo para darle su merecido por amenazarlo pero se detuvo. Las palabras de Sísifo eran ciertas, por su culpa, Athena... Sasha, había derramado dolorosas lágrimas. No era justo, su vida ya era demasiado difícil y tendría mucho dolor por delante, la carga sobre sus hombros era enorme y él le había agregado aún más en vez de ayudarla como era su obligación.

La dolorosa realidad lo golpeó en la cara, él no era digno de la preocupación de nadie y menos de ese ser divino al que debía servir.

TEMPLO DE ESCORPIO (MOMENTO ACTUAL)

Abrió sus ojos, se levantó del suelo y se dirigió a una mesa en dónde se encontraba un recipiente con agua. Se lavó la cara para retirar la sangre que brotaba de su labio a causa del golpe que le había dado Sísifo. Extrañamente ya no estaba molesto con él, al contrario, sentía que lo merecía.

- ¿Qué diablos pasa conmigo? ... Suspiró profundamente.

Se disponía a acostarse cuando lo sintió: oscuridad, violencia, peligro... Enviados de Hades pasando rápidamente a través de los templos. El cosmo de sus compañeros.

- Están luchando...

Una enorme sonrisa de dibujó en su rostro, había llegado la oportunidad de sacar todo el coraje que tenía guardado por su encuentro con Sísifo y por los molestos sentimientos que tenía.

No esperaría a que llegarán hasta su morada, iría a su encuentro y una vez más les demostraría a todos de lo que era capaz.

Salió de su templo a toda velocidad, tan rápido que apenas y fue percibido por Degel cuando pasó junto a él.

- ¿Kardia?

Degel sabía que nada bueno saldría de ese enfrentamiento, debía detenerlo y asegurarse que nada malo le pasara a su amigo, se lo había ordenado su Diosa, además, a él le importaba.

- Malédiction.

Dijo Degel con su acento Francés y salió velozmente para darle alcance a su problematico amigo.

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Mucho tiempo sin actualizar pero aquí sigo 😃

Gracias por leer 💗

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