Impotencia

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La presencia maligna se hacía cada vez más fuerte, la oscuridad estaba invadiendo el santuario. Kardia podía sentir el luminoso cosmos de cada uno de los guardianes de los templos zodiacales, todos estaban aguardando el paso de los espectros para enfrentarlos y evitar que pudieran avanzar hacia su objetivo real, ninguno de ellos, no el patriarca, si no, Athena.

- Que tontería, no pienso esperar hasta que pasen por mi templo para enfrentarlos, iré a donde quiera que estén y les demostraré lo que el gran caballero de Esorpio puede hacer.

Kardia pasó a gran velocidad por los templos, los espectros ya habían avanzado hasta la tercera casa, pero sus respectivos guardianes les estaban dando una dura pelea. Él sabía que el avance a través de cada casa solo era una distracción, el maligno cosmo de otros espectros lo estaba guiando hasta una solitaria zona abandonada en los acantilados que rodeaban el santuario. Era bastante peligrosa y difícil de accesar, además de que Albafica había colocado sus rosas venenosas por todo el camino por si alguien lograba encontrar ese sendero que llega hasta la cámara papal sin tener que pasar por los 12 templos. La geografía natural del lugar había creado un punto débil en las defensas del santuario, aunque en verdad era casi imposible pasar por ahí.

- Todos están muy ocupados defendiendo sus templos pero nadie se ha percatado que un grupo de esas alimañas encontró el camino hacia los acantilados. ¡Jajajaja!... mejor para mi, así nadie intervendrá en mi pelea. Dijo Kardia con gran entusiasmo.

Mientras tanto, en los aposentos de Athena.

- Siento el cosmos de mis caballeros, todos están luchando, tratan de protegerme. No quiero que nadie salga lastimado, jamás lo he querido y siento que soy una carga para todos, principalmente para... Kardia.
Kardia, jamás debiste tomar esta responsabilidad, ninguno debió haberla tomado pero menos tú, ya que si tuviste la oportunidad de vivir por más tiempo no tiene ningún sentido que te arriesgues y sufras más de lo que ya lo haces, así que no me quedaré de brazos cruzados, yo también puedo luchar.

Totalmente decidida, Sasha salió de su recinto para poder unirse a la pelea contra los espectros y no esperar a que avanzaran más a través de los templos.

El patriarca Sage ya había bajado a la tercera casa para detener a los intrusos, por lo que no había nadie que detuviera a la diosa en ese momento.

En la zona de los acantilados, un numeroso grupo de espectros se acercaban casa vez más al sendero que los llevaría al lugar donde se encontraba la diosa Athena.

- Esos caballeros dorados son unos estúpidos, jamás se imaginaron que encontraríamos este camino. Apresúrense todos ya solo nos falta cruzar este bonito jardín, ... dijo uno de los espectros mientras corría hacia el sendero de rosas, seguido por dos espectros más.

- ¡Espera idiota! ... grito un espectro, que parecía liderar al grupo. Pero antes de que pudiera hacer algo, los tres hombres cayeron muertos a causa del veneno de las rosas.

- ¡Imbeciles! ... bueno, no importa. Esas basuras no eran dignas de pertenecer al ejército del inframundo.

En ese momento el espectro miró a otro que estaba atrás y le hizo una seña. Esa persona comenzó a generar unas ráfagas de viento negro que arrojó hacia el camino de rosas quemándolas al instante.

Los espectros comenzaron a avanzar cuando de pronto, dos de ellos cayeron al suelo gritando de dolor. El líder los miró asombrado al ver que sus armaduras negras habían sido perforadas y los hombres estaban muriendo. Una luz dorada comenzó a cegarlos mientras que escuchaban una fuerte risa.

- Vaya vaya, qué tenemos aquí... un grupo de insectos tratando de escabullirse sin ser vistos.

- ¡¿Quien eres?!... gritó uno de los espectros.

Detrás de unas rocas se asomó la imponente figura, emitiendo una energía enorme.

- No tendría que contestarte pero me gusta la idea de que mis presas sepan quien los enviará de vuelta al infierno. Soy el santo dorado de Escorpio y no permitiré que den un paso más grupo de idiotas.

- ¿Un caballero de Athena? ... pero cómo supo que estaríamos aquí.

- Por sus apestosos cosmos, por supuesto... contestó Kardia en el instante en que se abalanzaba como una bestia salvaje sobre los espectros. Su aguja escarlata se impactaba a una velocidad tremenda sobre ellos y no había manera de que estos esquivaran los ataques del caballero de Escorpio.

La pelea no significaba nada para Kardia pero la cantidad de espectros era grande, así que la lucha empezó a prolongarse, lo que lo desesperaba ya que su objetivo era evitar que el enemigo avanzara por ese lugar.

- Es muy fuerte jefe... no podemos vencerlo... dijo uno de los espectros.

- ¡Ataquen todos a la vez!

No había grado de comparación entre el poder de Kardia y el de los espectros, le era demasiado sencillo esquivar sus ataques; sin embargo...

- ¡Maldición! Me siento sin aire, esto... no es posible.

En ese momento Kardia tuvo que disminuir la velocidad de sus ataques, de lo cual se percató uno espectro y aprovechó para propinar una fuerte patada en el estómago de Kardia.

Lo tomó desprevenido y lo dejó sin aire, haciéndolo caer al suelo. Su corazón comenzó a latir sin control provocándole un enorme dolor en el pecho.

- No... ahora no... estúpido corazón. Pensó Kardia furioso y aunque trató de incorporarse para reanudar la pelea no pudo.

Con gran impotencia veía como los espectros avanzaban hacia el lugar donde se hallaba Sasha y él no era capaz de hacer nada, los enemigos lo habían inmovilizado.

- No... mocosa...

Continuará

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