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Estoy sentada en la cocina desayunando, cuando mi teléfono comienza a sonar. Un número que hace mucho no marcaba, aparece con una insistencia inversamente proporcional al tamaño de la persona que llama. Contesto:

Hija de perra- es la primera frase que escucho.

-¿Cómo está mi leñadora de Bonsai favorita? - digo, tratando de calmarla.

-A mi no me llames así. De hecho, ya ni me llamas. ¿Cuándo pensabas decirme que habías vuelto a la ciudad? ¿Acaso no te acuerdas de tus amigos, mal nacida?

-Eeeh Liv, tampoco exageres. Te iba a llamar.

-¿Cuándo, si se puede saber?

-Justo ahora.

En ese momento se termina de cabrear y comienza a lanzarme una sarta de insultos de lo más creativos.

Y, como no podía ser de otra manera, Scott aparece en escena con el brazo magullado muchísimo mejor que hace unos días. Sorprendentemente, Frijolito entra detrás de él muy campante y se acomoda en su regazo.

Nos hicimos amigos- dice.

Ya veo- digo, sin salir de mi asombro.

-¿Ana? ¿Con quién hablas maldita perra?

-Contigo, contigo.

- Bien, dame 30 min. Bye, bye.

Aún impactada, me siento junto a mi novio y la ternurita de mi cachorro. Entre mimos y caricias se nos pasan los minutos cuando de momento, suena el timbre.

Y llegué yo, señoras y señores. - dice Liv, que entra muy campante como Juana por su casa, rumbo a la cocina.

-¡Oye! Espera. ¡Liv!

Scott, con los rulos revueltos después de tantos besos y sin camisa, se topa con Liv a medio camino. Ella, ni corta ni perezosa, lo saluda:

Uy, pero ¿y esta belleza? - sus ojos codiciosos comienzan a recorrerlo de arriba abajo y justo cuando me empiezo a cabrear, se detiene y me mira.

-Mi novio- le respondo en un tono no muy amigable.

Su novio- dice el susodicho, segundos después.

Lástima- dice Olivia y mis ganas de matarla aumentan por minuto.

¿Qué haces aquí Liv? -lo siento, pero me estaba empezando a enojar.

-¿Ves?, que no me escuchas. Te dije que vendría.

Da un giro con sus tacones de aguja y se sienta frente a mi novio que, acorralado, no tiene más remedio que aguantar su interrogatorio acerca de todo. Desde cómo nos conocimos hasta si me ama realmente, Liv comienza a preguntarle cosas, pero a mi no se me pasa desapercibido que entre las preguntas básicas que toda amiga hace, coló unas cuantas para consumo personal. No creo que por muy amiga mía que seas, tengas que saber en una escala del uno a
10 qué tan bien diría mi novio que besa.
Luego de eso, ya la cosa se empezó a normalizar al grado que me planteé si no estaba siendo un poquito paranoica. Liv fue amable, solamente, y no pudo controlar su lado chismoso.

Comencé a participar de la conversación y creo que Olivia se llevó una buena impresión de Scott.

Luego de un rato, mi novio anuncia que se retira y yo me quedo a solas con mi mejor amiga.

Me cae bien tu chico- dice.

Ya, a mí también- le suelto en broma, pero no se ríe- ¿te pasa algo?

Historia para una chica rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora