Ocho;

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—¡Cuidado, Todoroki!

Shōto no supo diferenciar la voz que gritó aquello, solamente supo que alguien lo empujó impidiendo que el auto lo atropellara.

Sintió un ligero peso sobre él, abriendo levemente los ojos —aún desconcertado— para ver a nada más ni nada menos que Hawks, quien aparentemente había sido quien lo había salvado de casi morir.

—H-Hawks...

El otro no respondió al instante, debido a que estaba ocupado peleando verbalmente con el dueño del auto que casi lo atropella, quien había salido con furia del auto solamente para reclamar. Luego de unos segundos, el hombre se marchó, haciendo suspirar con molestia al oji miel.

—¿Éstas bien, Todo-?

No tuvo tiempo de terminar cuando sintió como unos brazos lo rodeaban, además del rostro ajeno esconderse en su pecho por mera vergüenza del estado en el que se encontraba: con los ojos rojos a causa del anterior llanto y ojeras muy notorias yaciendo debajo de sus ojos.

Hawks, en su sorpresa, no hizo más que acariciar su cabello mientras pasaba una mano por su nuca, realmente sin esperarse que Shōto hiciera algo como eso.

Escuchó algunos hipidos por parte de Shōto, indicando que había llorado por el hecho de que su rostro se sentía húmedo.

—Shōto..

—No digas nada, porfavor.. —murmuró bajito, vulnerable y demasiado triste como para intentar verse tranquilo. Abrazó con todas sus fuerzas al rubio, como si tuviera miedo de que pudiera irse de ahí o que lo dejara sólo, de nuevo.

El rubio recargó su mentón sobre el cabello singular del contrario, permitiendo que lo abrace sin mucho problema.

Lo menos que se había esperado en sus horas de patrullaje fue encontrarse a Shōto corriendo con velocidad por las calles, y al verlo tan despistado no pudo evitar seguirlo. Pero en el momento en el que casi le pasa algo peor de lo que posiblemente le había pasado, lo menos que iba a hacer era quedarse viendo.

«¿Qué le pasó?» no dejaba de preguntarse, pero sabe que preguntar algo como eso no sería lo indicado, mucho menos viendo el estado vulnerable del bicolor. Tal vez lo mejor será esperar a que se calme un poco y así poder cuestionar lo que tal confuso lo tenía.

—¿Quieres que te lleve a tu departamento? —pregunta en voz baja.

Shōto asintió. —Porfavor...

Y dicho esto, agarró con fuerza al bicolor de la cintura para levantarse en el aire con este en brazos.

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