Madrid, 28 de agosto.
Naiara iba ya por su segunda copa y tan solo llevaba veinte minutos en una de las azoteas más conocidas de Madrid. Sus ojos, nerviosos como ella, no dejaban de pasearse por toda la terraza en busca de alguien que aún no había llegado.
- ¡NAI! - gritó su amigo apareciendo de la nada, abrazándola - ¡Cuánto tiempo! Dios, estás tremendísima - le dijo al ver el vestido que llevaba. Un vestido negro con la espalda al aire, escotazo y una apertura en la falda que llegaba hasta la cadera.
- Juanjo... - ella sonrió, aliviada porque quien había gritado su nombre era uno de sus mejores amigos - Gracias. Estás guapísimo también, te quedan tan bien las transparencias.
- Igual que a ti los escotazos y las faldas con una raja hasta el ombligo - ambos rieron - Muchas gracias por venir, sabes que me hace muy feliz, bueno, nos hace.
- ¿Cómo iba a perderme algo tan importante como esto? ¡Tu cena de compromiso! ¿HOLA? Estoy muy feliz por vosotros, pero sobretodo por ti, ya lo sabes - Juanjo se abrazó a ella fuertemente, con una lágrima a punto de salir de su ojo derecho - Te quiero mucho.
- Y yo a ti. Ven, Martin se alegrará mucho de verte.
Naiara siguió a Juanjo, cogida a él de la mano. En una mesa alta vio un grupo de gente, un grupo que se le hacía conocido. Nada más llegar Martin corrió a abrazarla, gritando también su nombre. Naiara miró al resto de la mesa, saludando a los que hace dos años eran sus amigos inseparables. Sentía nostalgia y tristeza por haber perdido el contacto este tiempo pero a la vez sentía como si no hubiese pasado el tiempo, pues se pusieron a hablar de la vida como si nada.
Naiara hacía dos años que dejó la capital para irse a vivir a Ibiza, donde le surgió una oportunidad laboral que no podía dejar escapar, o eso se decía a ella misma. En el fondo sabía que ese trabajo era la excusa perfecta para alejarse de aquella ciudad y de alguna persona que vivía en ella.
- ¿Y cómo te va por Ibiza? - preguntó Denna curiosa. Ella estaba medio sentada encima de su novio, Álex, quien tenía su mano alrededor de la cintura de su chica - Nos dijo Juanjo que diriges la parte de espectáculo de una discoteca.
- Sí, no me puedo quejar. Es un poco agobiante, sobretodo ahora que es época de turistas, pero me gusta mucho lo que hago. ¿Y vosotros qué tal?
Álex empezó a contarles como era su vida en Madrid aunque no había cambiado mucho de la última vez que Naiara estuvo en la capital. Omar, que también estaba con ellos, se levantó a buscar bebidas para él y Ruslana, su novia. Con ella Naiara no tenía mucha relación puesto que acababa de llegar a la ciudad poco antes de que ella se fuera.
- Nai - dijo una voz masculina detrás de ella, agarrándola de la cintura. Ella se giró, sorprendida.
- Ah, eres tú. Hola cariño - le dio un beso al chico alto, moreno y con barba de tres días que estaba detrás de ella - Te ha costado encontrar aparcamiento, ¿no? Chicos, os presento a Jorge.
- Hola, encantado. Soy el más uno de Nai - dijo riendo para romper el hielo, cosa que funcionó pues el resto rieron con él. - Enhorabuena por la boda, por cierto. Nai me ha hablado mucho de vosotros y de la ilusión que le hacía venir - les dijo a Juanjo y Martin. Naiara miró sonriente a la pareja y Juanjo le cogió la mano con cariño.
Un rato después, Naiara estaba apoyada en la baranda de la azotea, hablando con Salma, una de las pocas personas de Madrid con las que no había dejado de tener contacto.
- Te echo mucho de menos, Madrid no es lo mismo sin ti.
- Ay Salma... Sabes que tenía que irme, no podía seguir aquí.
- Lo sé, pero ya podrías haber venido alguna vez a vernos que yo he ido siempre a Ibiza. Ni que fueras a encontrártelo en cada calle.
- No fue fácil al principio y luego ya me vi hasta arriba de trabajo. Tía, no sabía que en temporada baja una discoteca daba tanto trabajo - intentó excusarse - Pero tienes razón, debería haber venido alguna vez.
Siguieron hablando un poco más hasta que la música empezó a escucharse más fuerte, señal de que la gente saldría a bailar al centro de la terraza. Naiara cogió de la mano a Salma para ir a bailar con el resto pero su corazón se paró al girarse cuando le vio entrar.
- Mierda. Es él.
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¿Y piensas en mí?
RandomHace dos años que Lucas y Naiara se vieron por última vez. Hace dos años que decidieron quedar en ser amigos, por el bien de ambos, prometiéndose que nada cambiaría entre ellos. Pero también hace dos años del último beso, el último abrazo y una últi...