Madrid, 24 de Octubre. Presente.
El reloj ya pasaba de medianoche cuando terminaron la película que Lucas había puesto en su portátil, el cual había cargado ese mismo día, casualmente. No recordaba la última vez que había visto una película usando un DVD y la ranura del portátil indicada para ello pues tampoco recordaba la última vez que había visto una película que no fuera a través de una plataforma de streaming. Para su sorpresa, Naiara había aguantado despierta y no parecía tener sueño, pues al acabar la comedia que acababan de ver, se levantó y con una vela en la mano se fue hasta la cocina bajo la atenta mirada de Lucas.
- ¿Necesitas algo? - Le preguntó sentado en el sofá, el cual habían abierto para que tuviera el tamaño de una cama y poder tumbarse ambos viendo la película.
- Sí - le respondió abriendo armarios - ¡Esto! - Le enseñó a Lucas una botella de tequila que estaba a la mitad y cogió dos vasos para chupitos.
- No creo que sea buena idea, al menos hoy. Te has bebido ya media botella de vino. Borracha, última en no sé qué ranking y a oscuras. ¿Tú quieres matarte de camino a la cama?
- Siempre me puedes llevar tú. Va, Lucas - su amigo, o ya daba por hecho que volvían a ser amigos, acabó aceptando porque pocas cosas puede negarle - Pero antes voy a cambiarme de arriba, esta sudadera da un calor horrible.
- ¿Te acompaño? - Naiara se giró para mirarle con la ceja arqueada y cara de pocas bromas - Por si te tropiezas.
- Pir si ti tripiizas - se burló sacándole el dedo corazón y se iba a la habitación donde tenía su maleta. Se levantó a buscar la botella de tequila y los vasos que Naiara había dejado en la encimera y los llevó al sofá donde la esperó.
La morena apareció, con una mano detrás de su espalda, vistiendo ahora uno de los tops de tirantes que había guardado en su maleta durante más de dos años y ahora mismo se daba gracias a sí mismo por haberlo hecho, permitiéndole ahora disfrutar del cuerpo que tanto le gustaba y el cual echaba de menos ver, acariciar, besar... Se sentó frente a él en forma de indio y Lucas la imitó. Abrió la botella y llenó los dos vasitos hasta arriba, chocó el suyo contra el de él, haciendo que alguna que otra gota se derramara encima del sofá y bebieron de un trago. Ambos hicieron muecas a causa del fuerte sabor y ardor que les pasaba por la garganta, pero eso no les paró para tomarse dos más seguidos. Fue entonces cuando, habiendo entrado más en calor, Naiara sacó la mano que tenía escondida y le enseñó a Lucas, sonriendo de forma pícara, una caja.
- Lo vi mientras buscaba las velas, ¿jugamos? - Lucas cogió la caja que tenía delante, era una caja que ellos dos habían creado hacía años para jugar, tanto en pareja como cuando traían invitados a casa. "Verdad o Reto" se podía leer escrito con rotulador negro. No lo había sacado del armario desde hacía por lo menos un año, cuando decidió jugar con la que fue su novia durante unos cortos meses.
- ¿Estás...segura? - Quiso cerciorarse, sabía a lo que ese juego podía llevar, tanto bueno como malo, y no quería que a la mañana siguiente ella se arrepintiera. Tenía miedo de que alguna pregunta comprometedora o algún reto hiciera que su relación volviera a dar dos pasos atrás.
- Ahora mismo no estoy segura ni del color de ojos que tengo, imagínate. Va, porfi - le insistió poniéndole ojitos y la boca en forma de puchero, como el gato de Shrek, una de las películas favoritas de ella - Tampoco es que vayamos a saber o ver cosas que no sepamos del otro.
- Ya te he avisado. ¿Quién empieza?
- ¡YO! - Exclamó Naiara, metiendo la mano por una ranura con los bordes irregulares al haber sido hecha con unas tijeras. Sacó una pieza del jenga en la que había escrita una verdad por un lado y un reto por el otro - ¿Qué eliges?
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¿Y piensas en mí?
DiversosHace dos años que Lucas y Naiara se vieron por última vez. Hace dos años que decidieron quedar en ser amigos, por el bien de ambos, prometiéndose que nada cambiaría entre ellos. Pero también hace dos años del último beso, el último abrazo y una últi...