Capítulo 1.

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Gojo estaba preocupado. Sus adorables alumnos estaban heridos, por suerte Megumi y Nobara estaban a salvo, absueltos de heridas y sin ninguna mortal con represalias a futuro, pero, Yuji, era una historia completamente distinta. De solo verlo recostado en la camilla con muchos tubos conectados y hechiceros tratando de curarlo con un ritual inverso que ni siquiera funcionaba por más que trataban, era el que más le preocupaba, se veía que en vez de sanar solo empeoraba cada vez más. Situación que lo ponía furioso.

Si incluso los rituales no servían, significaba que la situación era más grave de lo que se esperaba, no sabían qué diablos paso para que nada surgiera efecto, incluso el mismo Sukuna no había dado señales de querer apoderarse de Yuji, parecía que incluso el mismo rey se vio afectado por lo que sea que hubiera lastimado al joven hechicero

Gojo suspiro con el semblante apagado, incluso frustrado a la mirada de los hechiceros que se encontraban en la habitación, era raro ver al mismo Gojo tan agobiado, aunque todos atribuían su conducta porque era su alumno el que se encontraba en un coma indefinido, sin tener conocimiento de que exactamente lo tenía así. El aura sumamente agobiante del hechicero de grado especial estaba apagada, como si temiera perturbar el sueño del niño en la camilla

Los esfuerzos de los hechiceros de querer curarlo cesaron cuando Gojo se movió con elegancia hasta donde estaba Yuji, le dieron espacio al mago que solo tomo la mano inerte y fría del menor llevándosela a la frente mientras susurraba palabras que nadie podía escuchar, aunque si especulaban podían decir que él hombre le estaba pidiendo perdón al chico, aunque solo eran especulaciones, no sabían lo que Gojo estaba pasando en ese momento realmente

Fueron minutos en los que Gojo se quedó murmurando palabras inentendibles hasta que la puerta de la habitación de enfermería se abrió dejando ver a un mensajero de los altos mandos de Jujutsu entrar a la habitación perturbando al hechicero que de inmediato saco su energía para intimidar a cualquiera que osara interrumpir la habitación de su estudiante. El cometido se cumplió cuando todos los presentes se tensaron y respiraron con dificultad ante la agobiante fuerza de Gojo que simplemente había dado a conocer su enojo con solo su aura

El mensajero notablemente asustado se inclinó dándole una carta al hechicero de mayor rango. El mago dudo viendo a todos los presentes que tenían la mirada baja hasta que suspiro tomando la dichosa carta y abrirla, su aura se volvió sofocante con los segundos que leía la carta, hasta que Gojo exploto

- ¡Largo todos de este lugar! – la exigencia fue cumplida, todos salieron despavoridos de la ira del mago, incluso el mensajero que olvido que debía de llevar una respuesta a los altos mando salió corriendo del lugar a excepción de Shoko que estaba tan acostumbrada a su amigo que ya sus arrebatos no surten efecto en ella. La mujer observo atenta a su amigo que apretaba con fuerza la carta entre sus manos. Con un suspiro la bruja jalo una silla sentándose delante de Gojo mientras sacaba un cigarrillo pero sin encenderlo respetando que a su amigo no le gustaba el olor ni verla que fumara

Espero paciente cruzándose de piernas observando al niño que descansaba moribundo en la cama, le daba pena. Su destino estaba condenado a pasar por esto al ser el recipiente de Sukuna, no solo tenía que soportar a la maldición más poderosa de todo el mundo de la hechicería sino que tenía que aguantar los constantes intentos de asesinato de los viejos que gobernaban todo este mundo de magia

- ¿Crees que soporte? – se atrevió a hablar la hechicera ganándose por primera vez la atención del mago que se giró a verla ya sin la venda en los ojos demostrando toda la angustia, furia e impotencia que Gojo sentía reflejados en esos hermosos ojos cristalinos. El mago suspiro mientras se encogía de hombros sin saber cómo responder ante la pregunta

Tu Dueño "Sukuita"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora