Capítulo 5.

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La calma que Yuji sentía era incluso envidiable, no se acuerda haberse sentido alguna vez así, su cuerpo estaba tan liviano como estar flotando en aguas en calma que el solo pensamiento de abrir los ojos le daba pereza. Dejándose llevar por ese pensamiento se negó a despertar quedando con los ojos cerrados disfrutando de semejante paz. Bajo la calma que abrazaba su cuerpo se unía el silencio por la falta de ruido y eso a Yuji le encantaba, le daba un toque de serenidad a toda la situación. El único concierto que se escuchaba a la lejanía eran sus propios latidos de su ya tranquilo corazón arrullándolo para dormir y descansar sus sentidos cansados que reposaban en la cómoda cama de agua gigante

A su pesar el joven hechicero se preguntó internamente cuanto era que su cuerpo le exigió muchas veces este descanso pero se lo negó. Se arrepentía, realmente lo necesitaba y ahora que lo tiene no piensa alterarse para perturbar la tranquilidad. Respirando hondo, Yuji junto a una sonrisa perezosa mientras se movía sobre su comodidad dejo que sus dedos serpenteando y sus pies chapotearon dándose cuenta apenas de que si estaba flotando en agua y no era suposiciones suyas, a pesar de ello poco le importaba, se dedicó a perturbar la paz del agua donde descansaba, por alguna extraña razón no tenía miedo de ahogarse, algo le decía que no lo haría, que solo debía de descansar, que ya había sido suficiente y que descansara

Estaba tan cansado que a este punto Yuji incluso pensaba que no se sentía digno de tanta paz, pero... se lo merecía, ¿no es así? Ha trabajado tanto, ha caminado tanto y ha vivido tanto a pesar de su corta edad que la voz interna de su cabeza le dice que se lo merece, que ya fue suficiente y necesita descansar.

La idea lo hace reír, está a sido la mejor idea que su mente ha tenido. Con calma mueve sus brazos creando ondas que golpeaban pacíficamente su rostro y ahogaba sus oídos impidiendo que ningún sonido lo perturbara, estaba tan feliz de ya por fin terminar su recorrido, después de todo ya no tenía nada que hacer

Se divirtió internamente de lo que pensaba y hace. Como un niño travieso toma aire, ya era hora, la voz de su cabeza le decía con dulzura que era hora de hundirse, de doblegarse a la calma y entregue su ser a la profundidad que lo acecha, está listo para hundirse en la calma. Los labios de Yuji se abren ligeramente tomando aire todo lo que sus pulmones le permiten y deja que su cuerpo pese, él no era nadie para negarse a esas suplicas que su cuerpo le pide de descanso y con eso en mente deja que el agua lo abraza con suavidad, como un manto maternal que lo envuelve en calidez.

Suavemente el agua lo cubre y la presión lo jala con suavidad, lo siente como brazos que tiran de él con calma para hundirlo, por un momento a Yuji le surge la curiosidad de que a pesar de estar bajo agua no siente la necesidad de respirar, siente que puede aguantar mucho más, que el aire ya no es un requisito y en su curiosidad latente deja salir lo que retiene dándose cuenta de que efectivamente no necesita de lo que alguna vez fue vital

Si antes tuvo la idea de creerse Blancanieves ahora era la sirenita, su chiste interno lo hizo reír, tal vez aquella persona tenía razón y seguía siendo un niño, no le sorprende que por ello indirectamente lo rechazara.

"Tampoco me confundas con escorias que se meten de esa manera con los niños. Matar es permitido pero esa aberración no"

Tal vez si lo veía como un niño, todo el tiempo se lo dijo, solo que en su ceguera no lo quiso ver. Yuji dio una risilla mental ante ese recuerdo borroso, tan malo para mancharse las manos de sangre inocente, pero blando y con moral dudosa para no tener morbo por uno y le causara aberración el simple hecho de pensarlo. Era tan irónico. Su pecho revoloteo, aunque el sentimiento desapareció tan rápido como apareció ya ni siquiera sabía quién era el que abarco su mente por algunos segundos, ya ni se acordaba quien era esa persona ni tampoco lograba descifrar exactamente que sentimientos evocaba en su persona. Tal vez solo un fantasma pasado, aunque la forma en como lo pensó deducía que fue lo suficientemente importante para hacerlo sonreír

Tu Dueño "Sukuita"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora