Antes, de ahora en adelante... para siempre. -Epílogo-
Abrió los párpados despacio, a pesar de que su vista era brumosa y la cabeza le pesaba levemente, de inmediato reconoció el techo familiar. La sensación de no estar en su cama, sino suspendido en el espacio, que ya era tan habitual cada mañana, lo invadió de golpe; como si el peso de su cuerpo no fuera sostenido por él mismo, y aunque ya se estaba acostumbrando a tal efecto de los medicamentos, no dejaba de ser extraño.
Cerró los ojos nuevamente, si dormía un poco más, la sensación se esfumaría. Apenas comenzó a sentir que se alejaba de nuevo de la realidad, cuando el sonido de la puerta al abrirse y la voz de Alex, seguida de la de su madre, lo jalaron otra vez a tierra.
Pensó en abrir los ojos para recibirlos, pero no lo hizo. Últimamente su madre y su novio pasaban mucho tiempo juntos, tenían desayunos de sólo ellos dos y charlas por teléfono. Eso por supuesto que le fascinaba, pero al parecer no era capaz de evitar una oportunidad de husmear un poco.
-Sigue dormido. -Escuchó la voz del primer hijo y de inmediato sintió el movimiento de la cama que provocó al sentarse.
-¿Es por el medicamento? ¿No lo está haciendo dormir de más?
-Algunas veces, pero la psiquiatra dijo que no importaba si dormía más tiempo, con que pudiera hacer sus actividades sin sentirse agotado mientras estuviera despierto. Poco a poco irá bajando la dosis.
-Mi niño. -La mano de su madre le pasó por el cabello. ¿Sólo hablarían de él? ¿No tenían un tema más interesante?
-¿Crees que cuando nos casemos, podré hacer sentir más seguro a Henry? -Acarició una de las pálidas mejillas con el dorso de la mano.
-Ya lo haces, Querido. -La Duquesa estrechó su hombro, luego se acercó y besó el espeso cabello rizado.
-Gracias, Katherine. -Le sonrió y estrechó su mano.
-No digas más. Debo irme. Quedé con Bea para visitar el albergue.
-Te acompaño. -Se incorporó y caminó con la Princesa. Le abrió la puerta y salió tras ella.
Henry se levantó de golpe para quedar sentado en la cama. Las manos le temblaban y su corazón latía con fuerza.
"Cuando nos casemos...".
El Príncipe se llevó una mano al pecho para tratar de contener su corazón. Por supuesto que quería casarse con Alex. ¿Su novio quería hacerlo también con este desastre andante blanco y británico que era él?
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Un par de días después su mamá y Bea regresaron a Londres, sin que su progenitora se dignara a decirle algo de aquella conversación con Alex. Eso no le dejaba dudas de con quién estaba su lealtad.
Pasó al menos una semana más antes de volver de lleno a sus ocupaciones ordinarias. El universitario estaba de lleno en las obligaciones de la escuela, lo que le dio tiempo para pensar una y otra vez en las palabras pronunciadas por aquella profunda voz, que le hacía temblar:
"Cuando Henry y yo nos casemos..."
Pero ¿Cuándo?
Supo que el momento para dar el primer paso llegaría luego de que, al faltar un mes para que terminara el semestre en la universidad, Óscar les ofreció que pasaran las vacaciones de verano en su casa de Texas. De esa forma, el rubio tuvo un mes para pasear incognitamente (disfrazado con gabardina y gorra), por las joyerías de la ciudad, a veces solo, algunas otras acompañado de Pez.
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ROJO, BLANCO Y SANGRE AZUL: CRISIS Y AMOR
FanfictionAlex y Henry han vivido juntos en Nueva York por 6 meses. Se acerca una fecha importante para el Príncipe y por un momento todo se desestabiliza. ¿Cómo afrontará la pareja su primera crisis? Declaimer: Todos los personajes le pertenecen a Casey M...