7. Un llamado desesperado

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7. Un llamado desesperado

Pez llevaba casi una hora dando vueltas por la exposición y la verdad era que no había encontrado nada muy interesante, así que sacó su celular para avisarle a Henry que cambiaría su ubicación y rápido tecleó un mensaje:

"Iré por un café al Starbucks que vimos cerca de la entrada. Me avisas cuando vayas a volver al auto"

Apenas iba a encaminarse a la salida cuando recibió la respuesta:

"Ya estoy en el coche. Te espero a que vuelvas."

Pez puso cara de sorpresa tras leer, pues pensó que estarían más tiempo juntos aquellos tortolitos. En lugar de ir al café se dirigió rumbo al estacionamiento. No tenía caso hacer esperar a Henry y que lo pescara algún paparazzi. Cuando llegó al vehículo, lo vio sentado en el asiento del copiloto con las piernas hacia afuera. Uno de los guardaespaldas le entregó una botella de agua, él la abrió y bebió más de la mitad de un solo trago, luego tosió escupiendo un poco.

-¿Qué ocurrió? Pensé que pasarías más tiempo con tu amorcito. -Dijo cuando estuvo parado frente al príncipe.

-No... es que tenía poco tiempo, las clases y eso. -Mintió tras terminar de toser. Se había atragantado un poco con el agua.

-Ya veo. -Pez lo miró extrañado, pero no dijo nada. Los ojos de Henry se veían muy rojos.

-Bueno. Vamos a casa.

-Claro. -Ambos subieron a la parte trasera del auto.

Henry echó la cabeza hacia atrás en el respaldo y cerró los ojos. No supo en qué momento comenzó, pero una horrible punzada le taladró la cabeza.

Una nueva notificación lo sorprendió, entonces tomó el celular y decidió responderle a Alex, no merecía que lo tuviera angustiado:

Una nueva notificación lo sorprendió, entonces tomó el celular y decidió responderle a Alex, no merecía que lo tuviera angustiado:

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-Al menos pudiste corroborar que Alex se encuentra bien. -Dijo Pez para tratar de indagar un poco, pero sólo recibió un silencioso asentimiento.

La seguridad de que era un estúpido embargó al Príncipe repentinamente. ¿Por qué estaba llorando? Encontró a su novio en la fila de la comida rápida con una compañera de su carrera. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Armar una escena descomunal y decirle "no puedes tener amigas"? 

"Deja de ser patético" , pensó mientras en silencio tenía la cabeza vuelta hacia la ventanilla, aunque no miraba nada del paisaje en realidad.

Para Pez la actitud de su amigo no era extraña, porque sabía que podía pasar largas horas sin decir nada, sólo perdido en sus pensamientos, sin embargo se preguntaba qué pudo ocurrir. Pensó que al regresar de ver a su novio estaría de mejor ánimo y menos ansioso, pero lucía tan triste y esos ojos enrojecidos no dejaban dudas. Estuvo consciente de que por ahora no obtendría mucha información, pues su regla número uno era no atosigar a Henry con preguntas, porque era contraproducente, provocaba que se alejara mucho más. A lo largo del tiempo Pez aprendió que su amigo sólo necesitaba que estuviera ahí para él.

ROJO, BLANCO Y SANGRE AZUL: CRISIS Y AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora