Entre Lobos y Humanos

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Pasado Beacon Hill's

El club nocturno era un hervidero de lujuria, lujo y decadencia. Las luces se encendían y apagaban en sincronía con la música pulsante, iluminando la marea de cuerpos apretados en la pista de baile, rozándose, explorando sin remordimientos. Peter, en su máximo esplendor, avanzaba al frente del grupo con una sonrisa llena de peligro, su mirada oscura recorriendo el ambiente cargado de tensión y promesas.

El grupo se adentró en la sección privada del club, un espacio oscuro y exclusivo donde las botellas de licor premium brillaban bajo la tenue iluminación, y cócteles artesanales adornaban la mesa. Entre ellos, unos pequeños vasos con Wolfsbane relucían, una elección tan peligrosa como embriagante para calentar aún más la noche. No se trata solo de beber; era un juego de adrenalina y seducción donde el veneno ardía tanto en sus venas como el deseo latente que los rodeaba.

La fiesta avanzaba con el frenesí característico de una despedida de soltero sin restricciones, y aunque Scott intentaba mantener el control junto a Liam, las reglas estaban más por mantenerse de adorno que por cumplirse. Su recordatorio de "nada de mujeres y nada de problemas" se sintió como una promesa frágil en un ambiente tan cargado de tentaciones y pulsiones a flor de piel.

Peter, disfrutando del caos que se avecinaba, alzó su copa con una carcajada que resonó profunda y cargada de doble sentido. —Por el último día, —brindó con una intensidad que electrizó a los presentes, mientras el grupo levantaba sus vasos en respuesta. Stiles, más cauto, observaba las bebidas con desconfianza, alzando una ceja al percibir el peligro latente en cada sorbo.

Scott mantenía una distancia incómoda con Stiles, intentando una conversación ligera, aunque era evidente que el castaño no planeaba darle ese lujo. Había barreras invisibles y muy claras: Stiles no quería que Scott se le acercara demasiado.

Entonces, Derek se acercó a Stiles con una sonrisa pícara y una botella en la mano, sus ojos verdes centelleando bajo la luz tenue del lugar. —¿Te atreves a probar un trago de Wolfsbane? —lo retó, acercando la botella a sus labios, disfrutando de la mirada de desafío en los ojos de Stiles. Ambos estaban ya pasados ​​de copas, pero el reto que Derek planteaba le resultaba imposible de rechazar.

Stiles le miró unos segundos antes de agarrar la botella, sin romper el contacto visual, y tomó un largo trago, sintiendo el ardor del Wolfsbane quemando en su garganta. No era como que a el le fuera a hacer daño. Derek lo observaba con admiración y un toque de lujuria mal disimulada, mientras el veneno y el alcohol hacían lo suyo en sus cuerpos ya ebrios. La tensión era palpable, y entre risas, miradas que decían mucho más de lo que cualquiera admitiría y el calor creciente de la fiesta, el límite entre la diversión y el peligro parecía difuminarse cada vez más.

Stiles dio un trago más de la botella, sintiendo el amargor del Wolfsbane extendse por su lengua, mientras sus ojos se entrecerraban con una sonrisa de satisfacción. Alzó la vista y se encontró con la mirada fija de Derek, esa intensidad que parecía hablarle en un idioma que solo ellos entendían. Entre una risa y un ligero tropiezo, Stiles murmuró con una sonrisa divertida:

—Increíble, ¿ya no eres el mismo lobo amargado de siempre?

Derek no pudo evitar esbozar una sonrisa, algo cómplice y desenfadada, mientras asentía apenas, consciente de que ambos ya estaban más allá del límite de la sobriedad. Esta versión de Derek, relajado y dejándose llevar, no era común, pero estar allí no se trataba solo de él. Al fin y al cabo, había una razón para mantenerse presente, aunque preferiría mil veces la tranquilidad de su propia casa. Sin embargo, estaba cumpliendo la promesa que le había hecho a Peter, una promesa silenciosa, que iba más allá de palabras, sostenida en el hecho de que, después de todo, Peter y él eran familia. Después Cora, Eran lo que quedaba. 

Sterek Vs MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora