¿Qué paso en Moscú?

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Parte dos : Corre Eva.

Cuando finalmente la dejaron en libertad, Eva se levantó lentamente, su cuerpo temblando por el agotamiento. Cada movimiento era una lucha contra la debilidad que la embargaba, pero su mirada, aunque cansada, mantenía un desdén calculado. Matías la observaba con una mezcla de respeto y una curiosidad perturbadora. Sin pronunciar palabra, hizo un gesto seco hacia la salida, indicándole que lo siguiera. Eva, con una expresión de resignación contenida, aceptó su orden sin una palabra de protesta.

A medida que cruzaban el umbral del edificio, el cielo se tornaba un lienzo de tonos anaranjados y morados, una cruel ironía comparada con el horror que acababan de dejar atrás. El crepúsculo avanzaba lentamente, y Eva se sentía desubicada, como si el mundo estuviera girando en un ritmo que no podía seguir.

Tan pronto como estuvieron afuera, el peso de lo que había presenciado pareció aplastarla. Su calma se desmoronó abruptamente. De repente, Eva comenzó a correr frenéticamente, su mente incapaz de procesar la brutalidad reciente. Matías, desconcertado por su reacción, se detuvo y observó cómo se alejaba en una carrera desesperada. El caos que generó en los guardias fue inmediato; algunos incluso apuntaron sus armas, temiendo que ella intentara escapar.

—¡Deténganla! —ordenó uno de los guardias con tono alarmado. —¡No sabemos si está tratando de escapar!

—No disparen aún —dijo otro guardia, su voz temblando ligeramente. —Podría ser una táctica para confundirnos. Mantengan la calma y asegúrense de que no se pierda de vista.

Matías, con una expresión fría, observó el desorden que se desataba a su alrededor. Su mirada seguía a Eva mientras ella se alejaba con una velocidad desesperada, pero su tono seguía siendo calculador.

—No se preocupen —dijo Matías, su voz gélida y firme. —Dejen que se aleje un poco. Su reacción es parte de lo que quería ver. No hay necesidad de apresurarse. 

Pero la verdad era aún más cruda y desconcertante. Eva corrió hasta que encontró un árbol, donde se inclinó sobre el suelo y vomitó con una intensidad brutal. El asco y la repulsión la abrumaron. Cada arcada parecía un intento desesperado de expulsar el horror que había visto, y su cuerpo temblaba, abatido por el peso de su experiencia.

Matías avanzó con pasos deliberados hacia Eva, que aún tambaleándose y con el rostro pálido, trataba de recomponerse. El espectáculo de su colapso, tan visceral y crudo, le ofrecía una satisfacción inquietante. Cada temblor en su cuerpo, cada gesto de desesperación, era una prueba palpable del control que ahora ejercía sobre ella.

—¿Ves cómo te desmoronas ? —su voz cortó el aire como una hoja de cuchillo. No había preocupación en su tono, solo una cruel curiosidad y una satisfacción fría. —Toda esa fortaleza que exhibías, ¿dónde ha ido ahora? Solo queda tu humanidad desnuda, y aquí, bajo mi vigilancia, te enfrentarás a la verdadera extensión de tu debilidad.—

Se inclinó ligeramente, sus ojos inspeccionando cada detalle de su deterioro. La sombra de una sonrisa torció sus labios al ver cómo su presencia exacerbaba el sufrimiento de Eva.

—¿Cómo te sientes ahora, Eva? —dijo Matías con un susurro helado, su voz cargada de una frialdad calculada.

Eva, con el rostro pálido y los ojos vidriosos, trató de enfocar su mirada en él. La desesperación y el agotamiento eran evidentes en cada uno de sus movimientos. A pesar de su debilidad, logró articular una pregunta con voz quebrada:

Sterek Vs MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora