¿Qué paso en Moscú?

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Parte uno: Pobre Karlo.

Durante meses, Stiles y su equipo habían vivido bajo la sombra de una guerra silenciosa. Sus días transcurrían entre operaciones encubiertas y noches llenas de susurros sobre traiciones y alianzas frágiles. Moscú, la ciudad que alguna vez fue vibrante y llena de vida, ahora parecía un laberinto de sombras y secretos. Las calles, antes bulliciosas, estaban salpicadas de cámaras y patrullas, vigilando cada movimiento. Los ciudadanos vivían en un constante estado de vigilancia, sus miradas siempre en busca de señales de peligro.

El equipo de Stiles había sido testigo de la creciente tensión entre las potencias mundiales, con informes de ataques cibernéticos y sabotajes que llegaban casi a diario. Sus superiores en la agencia de inteligencia los habían mantenido en un estado de alerta máxima, sabiendo que una chispa podía desencadenar un conflicto a gran escala. En medio de este caos, surgieron rumores sobre una instalación de investigación secreta en el corazón de Moscú. Se decía que albergaba una tecnología de control mental capaz de alterar la voluntad de cualquier persona, convirtiéndola en un títere sin conciencia. La información era escasa, pero suficiente para enviar escalofríos por la espina dorsal de cualquiera que la escuchara.

La sala de operaciones estaba bañada en la luz fría de las pantallas, donde mapas de Moscú parpadeaban con marcas rojas y verdes, como heridas abiertas en un cuerpo. Stiles observó a su equipo, sus rostros reflejaban una mezcla de determinación y nerviosismo. La misión era clara: infiltrarse en una instalación de investigación secreta que se rumoreaba albergaba tecnología de control mental, desarrollada por un oscuro grupo Sobre natural  ruso.

Eso les dijeron.

Antes de partir, el director de la agencia había enfatizado la gravedad de la operación. "Esto no es un simple encargo; el futuro de la seguridad global está en juego", había advertido, su voz resonando con una dureza que helaba la sangre. Las palabras del director se clavaron en la mente de cada miembro del equipo, reforzando el peso de su misión y la seriedad de las consecuencias si fracasaban. Conscientes de que el destino del mundo podría depender de su éxito, se prepararon para la tarea que tenían por delante.

El grupo de 46 agentes estaba dividido en secciones diseñadas para maximizar su eficacia en el caos:

Equipo de Infiltración (10 agentes): Liderados por Mieczyslaw, se encargarían de burlar la seguridad, deslizándose como sombras en la oscuridad.

Equipo de Demolición (8 agentes): Bajo el mando de Eva, especialistas en explosivos y distracciones, listos para convertir el silencio en estruendo.

Equipo de Inteligencia (10 agentes): Encabezados por Vanessa, interceptaban comunicaciones, cazando secretos entre el ruido.

Equipo de Logística y Soporte (10 agentes): Coordinados por Karlo, maestros del caos, planeando rutas y asegurando la retirada.

Equipo de Seguridad (8 agentes): Su misión era proteger al resto, un escudo humano 

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A medida que se acercaban a Moscú, Stiles sentía el peso de la responsabilidad aplastante en su pecho. La tensión era palpable en el aire helado del avión, cada uno de los 46 agentes sentado en un silencio tenso, repasando mentalmente sus planes. Sabían que sus vidas estaban en juego y que el equilibrio de naciones pendía de un hilo. La misión "Descongelar Moscú" no era solo un encargo; era una cuestión de supervivencia.

Sterek Vs MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora