Recuerdos del pasado

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Bailas muy bien para decir que eres solo un padre soltero que no sale ni tiene amigos. — La voz del castaño de anteojos que bailaba junto a él hizo que el rubio se sonrojara levemente.

Eso crees? Tal vez porque tengo un buen maestro. — Dijo el rubio mientras continuaba bailando al ritmo de la música.

Ambos continuaron bailando mientras dejaban que sus cuerpos se dejarán llevar por el sonido suave del Jazz, su hija se había quedado profundamente dormida, haciendo que el rubio lo notará.

Creo que Charlie no pudo soportar la velada... Tal vez debería llevarla a casa. — Dijo el rubio mientras miraba al castaño y sentía como este tomaba su mejilla y se acercaba a él, parecía que iba a besarlo.

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Despertó desorientado, abrió sus ojos, notando que se encontraba en su habitación...

Aquel recuerdo seguía invadiendo sus sueños, se sentó en aquella cama.

Sintió una presencia y frunció el ceño al darse cuenta que se trataba de aquel pelirrojo.

Tsk... Me estás espiando cabron? — Dijo el rubio claramente molesto.

Para nada, su majestad... Simplemente escuché ruido en su habitación y como anfitrión es mi deber cuidar de los huéspedes, aunque sea nuestro soberano y haya querido matarme. — La voz del pelirrojo se dejó escuchar haciendo que el rubio le mostrará su forma demoníaca.

Largo!!! No quiero ver tu horrible cara. — Gritó realmente molesto el rubio haciendo que el pelirrojo se convirtiera en sombras y saliera de aquella habitación.

Se levantó y se dirigió a la pequeña terraza que tenía su habitación y soltó un suspiro.

Maldita sea... Ese mismo sueño... No debí ir al mundo humano con Charlie cuando Lilith me abandonó, jamás lo habría conocido. — Dijo el rubio con voz susurrante mientras se recargaba en la barandilla y notaba que aún estaba "oscuro".

Su insomnio no había mejorado desde que su ex esposa lo había abandonado con su hija y escapaba de vez en cuando al mundo humano con ella como una forma de desahogarse, pero al enamorarse de un mortal había decidido no volver debido a su maldición de no volver a ver la bondad humana.

Mierda... Han pasado 20 años y sigo pensando en él... Ya debería haberlo sacarlo de mi corazón .— Dijo el rubio un poco desanimado.

Decidió no pensar en ello y regresar a su habitación para intentar dormir sin conseguirlo, cada vez que cerraba sus ojos miraba el rostro de aquel castaño y su cálida sonrisa.

Pasó la noche y un estruendo lo hizo saltar de su cama y salió rápidamente para ver qué sucedía.

Pero qué mierda? — Preguntó intrigado mientras observaba como algunos de los huéspedes se encontraban reunidos en el living del hotel.

Papá... Llegas en buen momento... Estamos en una actividad para unirnos más, sacando lo que tenemos en nuestros corazones y compartiéndolo. — La voz de su hija lo hizo voltear a verla.

Creo... Que yo paso con esa actividad princesa. No soy muy bueno con las relaciones . — Dijo el rubio mientras se alejaba un poco decidido a ir a la cocina para prepararse algo para desayunar.

No sea tímido su majestad. Hágalo por nuestra Charlie.  Por cierto... Linda pijamada. — Dijo el pelirrojo de grande sonrisa, al parecer sabía cómo molestar al monarca.

Cabrón... — Murmuró por lo bajo el rubio mientras notaba que aún traía su pijama de patitos.

Chasqueo sus dedos e inmediatamente sus ropas cambiaron, su paciencia estaba llegando a su límite. Soltó un suspiro y decidió ignorarlo por completo, no iba a caer en los juegos de aquel pelirrojo.

Decidió quedarse al menos para ver lo que harían, se sentó en uno de los sofás mientras miraba con recelo a aquel pelirrojo.

La mañana avanzó y decidió crear un portal para ir a su castillo y continuar con sus actividades.

Aunque su hija le había dicho que podría traerlo al hotel, aún no se sentía completamente seguro de traer su pasatiempo a un lugar como este.

Se dispuso a crear su nueva creación, utilizo sus manos para que hilos dorados comenzarán a crear.

Estaba tan concentrado en ello y al terminar lo miro dándose cuenta de su semejanza al pelirrojo, arrojándolo al instante al suelo.

Mierda... Ese cabrón me tiene de los nervios. — Dijo claramente molesto mientras hacía un pequeño puchero.

Su vista se dirigió hacía un patito en particular, en su primer patito. Lo tomó en sus manos viendo sus anteojos y su similitud a ese amor imposible.

Me gustaría saber cómo está... Sé que ya pasó tiempo pero quiero verlo al menos una vez más. — Decía mientras miraba su anillo, específicamente aquel cristal que le permitía entrar al mundo humano cada vez que quisiera, pero los riesgos eran muy elevados para él.

Dulce Pecado (RadioApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora