Al día siguiente el rubio, en lugar de desayunar en el hotel, decidió ir al cielo para buscar una cita para su hija.
Llegó a las puertas del cielo siendo recibido por San Pedro y este al verlo intentó esconderse detrás de aquel gran libro donde tenía los nombres de todos los que tenían acceso al cielo.
- Mierda... Tú qué haces aquí? - Preguntó aquel ángel mientras permanecía escondido.
- Solamente vengo por unos negocios... - Se limitó a responder el rubio mientras acomodaba su ropa y sombrero.
- Mira a quien tenemos aquí? Samael... - Se escuchó una voz de alguien que se acercaba, siendo reconocida al instante por el rubio.
Era el castaño quién había escuchado que el soberano del Inframundo estaba frente a las puertas del cielo.
- Mi nombre ya no es ese, Adam... - Murmuró el rubio el nombre del castaño mientras lo miraba de reojo.
- Lo siento... Lucifer... Olvidé que el ser más odiado de todo el cielo había cambiado su nombre a uno más estúpido. - Dijo el castaño mientras se quitaba su máscara y lo miraba a los ojos de manera desafiante.
El rubio permaneció inmóvil frente al castaño, ambos habían sido buenos amigos en el Edén, antes de que cometiera un error y todo se fuera al carajo y fuera desterrado al infierno con Lilith.
- Por cierto... Creía que nuestra reunión fue la semana anterior... Ya sabes... Era para hablar de los exterminios... Por cierto... Por qué dejaste que tu pollita viniera? Fue "agradable" conocerla pero sus ideologías son iguales a las tuyas... Y sabes cómo termina. - Dijo el castaño provocando que el rubio apretara su puño, conteniendo sus ganas por darle un puñetazo.
- No te atrevas a hablar de mi hija de esa manera. - Dijo el rubio apretando sus dientes e intentando contenerse de transformarse en demonio y patearle el trasero al castaño.
- O qué? Crees que ella también te va a abandonar como lo hizo Lilith? - El castaño había tocado un punto sensible para el rubio.
Lucifer iba a responderle cuando vió un resplandor que se acercaba a ellos, dándose cuenta de quién era.
- Sucede algo? - Preguntó Sera, la serafín encargada. Miro a Adam y a Lucifer.
- Absolutamente nada... Simplemente este payaso vino a saludar, verdad? - Dijo el castaño mientras volvía a ponerse su máscara.
- Quiero una audiencia rápida contigo Sera... Es algo importante. - Dijo el rubio mientras se mantenía firme en su posición.
La serafín miro al monarca de pies a cabeza y soltó un suspiro.
- Bien... Solamente porque tengo tiempo. San Pedro, déjalo pasar, vendrá conmigo por está ocasión. - Dijo la serafín mientras hacía que el castaño se quedará boquiabierto.
- Espera... Qué? Pero... - Decía el castaño mientras miraba al rubio desconcertado y después a la serafín la cuál abrió sus alas para elevarse por los aires e ir a su oficina.
- Hazte a un lado, perra... - Dijo el rubio mientras empujaba al castaño y abría sus alas para seguir a la serafín.
No iba a mentir que sentía como su corazón latía rápidamente, siempre le pasaba eso cada vez que miraba al castaño.
Ambos habían tenido un pasado, uno dónde ambos se habían enamorado pero el castaño había decidido continuar con los planes de su padre y no quiso abandonar el Edén cuando él rubio se lo había propuesto, ocasionando que terminará involucrado con Lilith.
Soltó un suspiro mientras seguía siguiendo a la serafín y llegaban a la oficina de esta.
- Y bien... Estamos aquí. Se rápido Lucifer. - Dijo la serafín mientras cruzaba sus brazos escondiendo sus manos bajo sus mangas.
El rubio seguía sin creer como su propia familia le había dado la espalda tan rápidamente, él era un completo extraño para ellos.
- De acuerdo... Seré rápido... Necesito una audiencia para mi hija, con la corte del cielo. - Dijo el rubio mientras la miraba fijamente.
- Qué? Lucifer... Sabes que eso es imposible. - Dijo la serafin claramente asombrada. No esperaba que el rubio llegará pidiendo eso.
- Solamente es un favor... Me lo debes... Después de que me diste la espalda esa vez, Sera. - Dijo el rubio refiriéndose al día en que fue desterrado y ella no hizo nada para ayudarlo.
Aquello hizo que la serafín desviará su mirada al realidad recordar esos momentos en que uno de sus hermanos fue desterrado por cometer un error.
- Bien... Solamente porque viniste a pedirlo de buena manera... Dile a tu hija que puede venir la siguiente semana y la recibiremos. - Dijo la serafín mientras miraba al rubio.
- Gracias Sera, sabía que podía contar contigo. - Dijo el rubio realmente feliz.
- Es todo... Ya puedes irte, Lucifer. - Dijo la serafín mientras se disponía a tomar algunos documentos y dejaba de prestarle atención al rubio.
Sintió de nuevo ese pinchazo en su corazón, era exactamente igual a cuando le dieron la espalda.
No dijo nada y se levantó para salir de aquel lugar, alzó sus alas y voló rápidamente para salir de aquel lugar que antes era su hogar.
Sintió como pequeñas lágrimas amenazaban con salir, las limpió rápidamente, no quería que nadie lo viera así.
En cierto modo estaba feliz, había conseguido una oportunidad para su hija.
Llegó a las puertas del cielo, mirando a San Pedro quien lo miró escondiéndose detrás de su libro y abrió un portal para ir al Inframundo.
Fue directo al hotel de su hija y entró buscándola.
- Papá... Dónde estabas? - Dijo la rubia mientras miraba a su padre.
- Estaba atendiendo unos asuntos, ya sabes... Por cierto... Te conseguí una audiencia con la corte del cielo princesa. - Dijo el rubio mientras le mostraba una sonrisa.
- De verdad, papá? - La rubia estaba realmente emocionada, tanto que abrazo a su padre.
- Si princesa... Te dije que lo conseguiría y yo siempre cumplo mis promesas. - Dijo el rubio mientras correspondía a su abrazo.
- Genial... Tendré que prepararme... El cielo tiene que escucharme. - Decía la rubia claramente animada.
- Tienes una semana para prepararte... Así que tu puedes princesa. - Dijo el rubio mientras acariciaba la mejilla de su hija.
El rubio vió como el pelirrojo llegaba al living del hotel donde se encontraba con su hija y se sonrojo inmediatamente y desvío su mirada.
- Bueno... Tengo que irme... Cómo sabes... Al ser el soberano de este lugar estoy muy ocupado. - Dijo el rubio entre risitas nerviosas.
Ni siquiera le dió tiempo a su hija de responder, creo un portal y se fue a esconder a su habitación.
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Dulce Pecado (RadioApple)
FanfictionLucifer, el soberano del Inframundo, abandonado por su esposa... Intenta recuperar a su hija después de estar ausente por varios años, pero se encuentra cara a cara con Alastor Ovelord, un demonio que tiene oscuras intenciones. Teniendo ambos un pas...