Preñame

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Pasaron los días y el pelirrojo se escabullia en la habitación del rubio, inicialmente solían solamente dormir juntos.

El rubio yacia en los brazos del pelirrojo, mientras sentía como esté acariciaba sus cabellos.

Aquellos momentos de complicidad eran únicos para él.

Era avanzada la noche, el silencio era lo único que acompañaba a ambos amantes.

El rubio percibía el aroma del pelirrojo mientras seguía aferrado a su delgado cuerpo.

- Lucifer... - La voz del pelirrojo atrajo la atención del rubio y este levantó su rostro y lo miro a los ojos.

Sintió como tomó su mejilla y dejó una pequeña caricia mientras se acercaba a él y besaba sus labios dulcemente.

Cerró sus ojos mientras sentía como su corazón latía rápidamente, las manos del pelirojo fueron a su cintura, pegándolo a su cuerpo y ocasionando que el rubio soltará un jadeo durante aquel beso.

Comenzaron a entrelazar sus lenguas, el rubio sentía como la temperatura de su cuerpo iba en aumento.

Sintió como el pelirrojo introducía sus manos bajo su pijama y soltó un jadeo, separándose al instante de él.

Rápidamente se sonrojo y lo miró a los ojos, desde que habían comenzado su relación, no habían tenido intimidad.

El rubio no iba a negar que deseaba estar con el pelirrojo, pero tenía miedo ya que hacía tiempo que no estaba íntimamente con alguien.

Sintió como el pelirrojo lo pegó más a su cuerpo y pudo sentir como sus miembros rosaban, notando como el del pelirrojo yacia erecto.

Desvío su mirada avergonzado, mordió su propio labio inferior.

Sintió como el pelirrojo se acercaba a su cuello y cerró sus ojos, sintió como mordía aquel lugar, haciéndolo sangrar, su sangre angelical brotaba, siendo consumida por el pelirrojo.

- Nnnnngr... A-Al-Alastor... - Jadeo el rubio mientras se aferraba al saco del pelirrojo.

Sentía como lamía su cuello y dejaba pequeñas marcas en todo su cuello y hombro.

Sus jadeos podían escucharse en la habitación mientras sentía como su mente comenzaba a nublarse, dejándose guíar por el placer.

Llevó sus manos al pantalón del pelirrojo y nervioso bajó su bragueta y liberó aquel miembro.

Lo tomó en su mano y comenzó a acariciarlo, ocasionando que el pelirrojo soltará más gruñidos y comenzará a desabrochar la camisa del rubio para seguir su camino de besos hasta sus pezones.

Sintió como introdujo uno de ellos a su boca, y comenzaba a succionarlo, como si quisiera que leche brotará de ellos.

Siguió acariciando aquel miembro, sintiendo como cada vez se ponía más grande y húmedo.

Soltó un gemido al sentir sus manos en su trasero, al parecer el pelirrojo buscaba su entrada para comenzar a prepararlo para lo que venía.

Ambos intentaban ahogar sus gemidos, sabían que podían escucharlos y descubrirlos.

- Be-besame... - Dijo entre jadeos el rubio.

Inmediatamente el pelirrojo se acercó a sus labios y lo besó apasionadamente, sus lenguas se entrelazaban, mientras sus manos buscaban darle placer al contrario.

El rubio sentía como el pelirrojo introducía sus dedos en su entrada, comenzando a abrirse camino. Se aferró aún más a sus hombros, mientras continuaba con aquel beso.

- No puedo más... Necesito estar dentro de tí. - Se escuchó la voz del pelirrojo quien se había separado de aquel beso.

Vió como el pelirrojo se acomodaba entre sus piernas y comenzaba a desgarrar su pijama.

- Oye!!! Es mi pijama favorita. - Se quejó el rubio mientras lo miraba como si fuera una presa queriendo escapar de su depredador.

- Lo siento... Te conseguiré una igual. - Dijo el pelirrojo mientras también desgarraba su pantalón y en acto segundo penetraba lentamente.

Sintió como entraba en él y arqueo su espalda corriendose al instante, el simple hecho de tenerlo dentro de él había ocasionado que terminara.

- Vaya, majestad... Me ha manchado. - La voz juguetona del pelirrojo, haciendo que este se diera cuenta que su esencia había caído sobre él.

- Lo... Lo siento... - Murmuró avergonzado.

Sintió como el pelirrojo comenzaba a moverse, provocando que comenzará a gemir.

- Estás apretándome Samael... - La voz ronca del pelirrojo se escuchaba mientras seguía embistiendo.

- A-Al-Alastor... - El rubio seguía gimiendo mientras se sonrojaba al escuchar que lo llamaba por su antiguo nombre.

Su mente comenzó a ponerse en blanco, sentía como entraba cada vez más en su interior, tocando inclusive hasta su útero.

Sintió como el pelirrojo utilizaba su sombra para cambiar el ángulo de penetración haciendo que fuera más profundo.

- Samael... Mierda... Majestad... - El pelirrojo gruñía mientras sentía como el cuerpo del rubio comenzaba a temblar.

Ambos estaban perdidos en el placer, tanto el rubio como el pelirrojo movían sus caderas, ambos al mismo compás.

- Lucifer... Voy a correrme... - Gruño el pelirrojo quien ya se encontraba en su límite.

- Házlo... Házlo... Dentro de mí... Por favor... Preñame... - El rubio pedía a gritos ser inseminado.

Aquello tomó por sorpresa al pelirrojo pero no le dió tiempo para asimilarlo bien, ya que comenzó a correrse. Provocando que el rubio también se corriera de nuevo, sacando su forma demoníaca.

Sus gemidos y jadeos se escuchaban en toda la habitación, ambos estaban realmente agotados, el rubio cayó en el pecho del pelirrojo y sintió como esté acariciaba su piel.

- Dijiste algo acerca de que te preñe? - Preguntó curioso el pelirrojo mientras seguía acariciando al rubio.

Aquello lo hizo sonrojarse y escondió su rostro en su pecho.

- Samael... - Se escuchó la voz dulce del pelirrojo quien tomaba la barbilla del rubio y lo obligaba a verlo a los ojos.

Miro sus ojos y mordió su propio labio inferior avergonzado.

- Es una larga historia. - Dijo el rubio mientras evitaba verlo a los ojos.

- Puedo escucharla... Si es que quieres contarla. - Dijo el pelirrojo mientras utilizaba su sombra para tomar la sabana y cubrirlos a ambos

Volteó a verlo, sabía que tenía que contarle algún día, era su amante...

Dulce Pecado (RadioApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora