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27 de enero - 02:25 AM

— Apresúrate Hiroshi o nos van a ver — exclamaba una joven risueña de cabellos color cobre, corriendo rápidamente.

Con una mano sujetaba el borde de su kosoda y con la otra, sostenía la mano de aquel joven de cabellos blancos, quien apresurado intentaba llevarle el ritmo

— Mejor apresúrate tu, enana, o te quedarás atrás — pronunció aquel alto y delgado joven, quién ahora llevaba la delantera — o acaso tus cortas patitas no pueden con una simple corrida? - exclamó riendo

— Ya deja de bromear y corre — exclamó la pequeña cobriza, haciendo doble esfuerzo para no quedar atrás.

Ambos jovenes detuvieron su pasos al llegar a una pequeña casita, situada en la profundidad del bosque, alejada de toda vida humana, era el lugar perfecto para pasar tiempo juntos sin ser hostigados por los integrantes de ambos clanes.

Con cuidado, Koemi abrió la puerta, que era prácticamente sostenida por las ramas de aquel extraño arbusto que rodeaba toda la construcción.

Agradeció no tener que forzar la puerta, pues la corrida la había dejado sin energías. Aunque la adrenalina de escapar juntos por un rato era más fuerte que cualquier cansancio.

Una vez dentro, el Joven Gojo acorraló a Koemi contra la pared, la cual no puso resistencia, sonriendo de lado al sentir el calor del cuerpo de su amado contra el suyo.

Hiroshi sujetó su rostro con fuerza, mordiendo su labio inferior mientras admiraba la belleza del verde en los ojos de la joven Hirawa.

Sus pechos iban y venían al compás de respiraciones agitadas, expulsando vapor por sus bocas, que inundaban toda aquella locación desconocida.

El frio del invierno solo se volvía tolerable si estaban juntos.

Koemi rompió el tensionado silencio que los envolvia, esbozando su sonrisa seductora, mueca que el albino amaba.

— Y? ¿Me vas a besar o no? — preguntó la cobriza con picardía en su mirada

— No comiences a darme ordenes, enana — expresó Hiroshi devolviéndole aquella seductora sonrisa.

Rápidamente acercó su rostro al de Koemi y se unió a ella en un desesperado beso. Y ella le correspondió, mientras rodeaba su cuello con los brazos, en puntitas de pie para así alcanzar a su amado.

— Si tengo que volver a esperar una semana para verte me volveré loco — musito sobre su boca, entre beso y beso, suavemente.

La joven Hirawa separó su boca de la de Hiroshi para tomar aire, sin dejar de admirar aquellos orbes celestes que le recordaban al cielo, al infinito.

— Que dramático eres — expreso Koemi dejando salir una risilla juguetona — ya falta poco, mi amor — dijo dulcemente, mientras acariciaba el rostro del albino.

Este se veía preocupado, con un mal presentimiento. Algo dentro suyo le decía que debian apurarse en contraer matrimonio.

— Lo sé, pero estoy perdiendo la cabeza al tenerte lejos — Expresó el joven, mientras deslizaba sus manos hasta la cintura de la cobriza — necesito que ahora, ya mismo, en éste instante seas mi esposa — dijo con cierta molestia, frunciendo su frente, mientras apretaba el agarre sobre su amada, poniendo así menos distancia entre ambos.

— Ya solo quedan dos semanas Hiroshi — dijo la cobriza ahora acariciaba el largo cabello blanco del joven, tan suave como el algodón — y te prometo que jamas te dejaré ir — sonrió dulcemente.

Detras de tí  | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora