Solo Girasoles - Lulaw [Borrador]

2: Solo la noche siguiente

Se oía el canto de los pájaros, el chapoteo de las olas y el tranquilo amanecer de cada día.

Quizá la noche había sido larga, quizá no querían despertar. Despertar a la nueva realidad que estaba por comenzar.

Sombrero de paja seguía durmiendo profundamente, mientras que Law ya se había despertado con su frecuente insomnio de cada día. Sentado en la cama e intentando mirar al exterior, el sol le lastimaba los ojos.

Somnoliento por la noche en vela, suspira, no esperaba que aquella noche fuera tan larga, pero... Era lo que había.

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Pasaban las horas, era cerca del mediodía, todos se despedían, abandonando el país de Wano.

Después de mucho lío, parece que conseguimos salir sanos y salvos de allí.

—Eso fue agotador—dijo Law, en voz baja, después de desembarcar del país.

—¿Ha pasado algo capitán?—preguntó Shachi preocupado por él.

—Nada, solo estoy cansado—respondió el moreno.

—Entonces deberías descansar capitán, aquí todo parece en orden—recomendó Penguin, aliviando la situación.

—Eso es duro—dice Law, refiriéndose a su insomnio crónico.

—Deje de ser infantil capitán, vaya a descansar al menos un minuto—dijo Ikkaku, empujándolo fuera de la sala de control.

La puerta se cerró y Law se dirigió tranquilamente a su habitación caminando por el Polar Tang.

Pero de repente se detuvo y miró a través de una de las ventanas circulares del submarino.

El mar aquí abajo está tan tranquilo, pensó, admirando la inmensidad de aquel mar profundo en el que navegaba.

Suspiró y caminó de vuelta a su habitación, tal vez terminaría leyendo un libro o alguna otra cosa, pero lo más seguro es que terminaría sin dormir como de costumbre.

3 semanas después...

Law se sentía extraño, algo raro le estaba pasando, pero no podía explicar lo que le pasaba.

Hacía unos tres días que había parado en una isla, pero el cirujano no soportaba el olor que desprendía el lugar.

Al final, el resto de la tripulación consiguió salir del submarino y hacer lo suyo, pero Law no podía ni salir de allí. Al final, se escondió bajo las sábanas de su cama.

Ikkaku llamó a la puerta, entrando en la habitación con una bandeja de agua y unas pastillas que parecían ser para las náuseas.

—Las he traído, capitán—dijo la mujer, sin embargo, Law sólo refunfuñó suavemente y se hundió más en la almohada, encogiéndose—Tienes que tomártelas, si no va a ser aún peor—dijo, colocando la bandeja en la cómoda a su lado y sentándose en la cama e intentando llamarle.

Law, al final, consiguió levantarse y se tomó la medicina que le dio su compañera de tripulación, sin embargo, tenía mucho peor aspecto que antes.

Ikkaku observó detenidamente el rostro de su capitán, bastante preocupada por él, lo miró fijamente durante unos segundos antes de ponerle la mano en la frente para ver si se trataba de fiebre.

—Parece una gripe, pero sin fiebre—dice Ikkaku.

—No sé lo que me pasa, parezco tan...—se había quedado sin palabras.

—¿Qué, capitán?—le preguntó ella.

Sin embargo, se sobresaltó al verle correr rápidamente hacia el baño, y más aún al verle vomitar en él. Fue a ayudarle frotándole la espalda mientras vomitaba.