Solo Girasoles - Lulaw [Borrador]

9: Solo prematuro

La mujer que yacía como santidad en aquella isla hizo que Law se durmiera después de todos los acontecimientos y así, la lluvia también pasó.

Los bebitos, estaban bien, mientras Law dormía, la santidad de la isla los bañó y los puso a dormir de nuevo, todo era pacífico.

—Albus—llamó al niño rubio.

—¿Sí, madre?—dijo el niño acercándose a ella.

—¿Sabes dónde está su tripulación?— Preguntó, el chico negó con la cabeza— Entonces ve a buscarlos, deben estar preocupados por su capitán— ordenó.

—¿Yo? ¿No sería peligroso?

—Si lo fuera, ¿Enviaría a mi querido hijo directamente a una banda de piratas?—Ella sonrió, Albus sabía muy bien lo que su madre quería decirle en ese momento.

El niño salió de la cabaña y bajó la colina rápidamente hasta llegar la orilla de la playa.

Los ojos violetas del menor estaban buscando su barco, no estaba seguro de cual era, sin embargo, cuando vio cierto submarino, se dio cuenta que era ese, porque ya había visto ese símbolo.

Así que corrió hacia la nave y temeroso golpeó la puerta del submarino.

La abrió un hombre con sombrero de pingüino.

—¿Qué haces aquí?— preguntó.

—E-eh, tengo un informe sobre su capitán—dijo nervioso.

—Mi capitán... ¿Qué le ha pasado a Law?— habló sonando preocupado.

El chico miró repetidas veces a su alrededor, nervioso.

—Te llevaré, es mejor que lo veas tu mismo—respondió.

El corazón de Penguin sintió que se le iba a salir del pecho, pero en vez de eso decidió seguir al chico.

Guío a Penguin hacia la cabaña, abrió la puerta y vio que Law ya estaba despierto, lo que alivió el corazón del tripulante.

—¡Capitán!— gritó.

—¡Silencio!— pidió Law y la santidad.

Tardó un poco en darse cuenta, pero tras oír un gemido bajo, se percató de que había niños pequeños durmiendo en aquel lugar.

Penguin corrió, casi se cae, pero encontró la cama donde estaban los dos nuevos pequeños seres que habían llegado al mundo.

—Wow, pensé que serían más feos— bromeó.

—Penguin, no te acerques demasiado, han nacido hace apenas unas horas—advirtió Law.

—Ya, ya— dice el tripulante que se aleja— Pero capitán, ¿no era demasiado pronto para que nazcan?

Law se estremeció, sabía que había un riesgo, pero que esto pasó no se lo esperaba.

—Parece que igual no faltaba mucho tiempo, si fuera menos, la tasa de supervivencia del niño sería menor— advirtió la santidad.

—¿Y usted? ¿Quién es?— Pregunto Penguin, viendo allí la figura de la mujer de pelo rizado.

Aquella mujer sonrió y le dijo

—Depende de tu joven punto de vista— respondió— Para todos en esta isla soy conocida como Santidad, para el mundo, Encantadora y para ese niño de ahí, solo su madre— completó.

Penguin estaba confundido, ella no había respondido nada con eso.

—¿Sería mejor llamar a los demás?—sugirió Penguin, cambiando de tema.