18. Así es como yo te veo

1.2K 50 0
                                    




Sábado.

Violeta aparcó el coche y se enfundó en su abrigo de cuero. Hacía un día bastante frío, pero al menos la hora de aquel encuentro era bastante prudente comparada a la del curso. Llamó al portero y la voz de Vicky le dio paso enseguida. Mientras subía en el ascensor, se retocó el pelo y se subió las gafas de sol a la cabeza mirándose al espejo y se dio cuenta de que estaba algo nerviosa. Las puertas no tardaron en abrirse al llegar a la quinta planta del bloque, enfiló un pasillo que ya conocía y vio que la puerta del estudio estaba solo encajada. Llamó de todas formas antes de preguntar "¿se puede?", y el "pasa, pasa" de Vicky le dio la bienvenida al instante.

- Dios, hace un frío que pela –dijo cruzando la entrada-.

Besó y abrazó a Vicky que le pidió su abrigo, y en seguida divisó a Chiara que le sonreía sentada en uno de los bancos de las amplias ventanas.

- ¿Qué calentita estás aquí? ¿no kiki? –le dijo a modo de saludo. Si no rompía pronto el hielo le iba a dar un ataque de puro nervio-.

- Ya ves, ventajas de ser la pequeña de este trío. Vicky me ha preparado chocolate calentito –la pico la pelinegra aupando su taza humeante y guiñándolo un ojo-.

- Eso no se vale, yo también quiero uno –puso cara de inocente Violeta para que su amiga la tratara del mismo modo-.

- Jajaja... marchando otro de chocolate. Anda ir sentándoos, que ahora lo preparo –se rió Vicky de aquella escena. Era increíble el cambio que había dado Violeta con respecto a su modo de relacionarse-.

Violeta se acercó lentamente hasta donde estaba Chiara, y ésta le dejó un sitio para que se sentara a su lado. Las dos se sonrieron, pero se les veía cortadas así que Violeta terminó tomando la iniciativa para sortear el posible desastre.

- ¿Sabes una cosa?, te he traído un regalo –le dijo sin más-.

- ¿En serio?!!! –A Chiara se le iluminó la cara en un segundo y ella se contagió de la misma-.

- ¡Qué quieres, las instagramers tenemos estas cosas!, nos gusta comprar aunque no sea para nosotras –se mofó de ella misma la pelinegra, aunque para nada era cierto en su caso. Le había costado mucho dar con algo que regalarle-.

- ¡Tonta! –le regañó Chiara cariñosamente dándole un empujón en el hombro-.

- Jajaja... anda toma, a ver si te gusta –le dijo dándole una cajita-.

Chiara la cogió con la ilusión que sólo los niños tienen reflejada en su rostro. Destapó con mimo el papel y al abrir la caja, se encontró con una pulsera hecha a mano de las que tanto le gustaban.

- ¡Ohh, es preciosa! –dijo enseguida-.

- ¿Te gusta? Está hecha con hilos hindúes –le contó Violeta-.

- ¡Me encanta! ¡en serio! Muchas gracias –le dijo Chiara, y sin pensárselo le echó los brazos al cuello y las dos tropezaron en su beso, terminando dándoselo en los labios-.

- No hay por qué darlas. Me alegro de haber acertado - trató de recobrarse de la sorpresa lo antes posible, y actuó con naturalidad tras el incidente. El corazón se le había puesto a mil por hora-.

- Has acertado de lleno. Voy a ponérmela -le dijo la pelinegra tratando también de actuar como si nada, pero sintiendo que necesitaba entretenerse en otra cosa porque estaba empezando a temblarle el pulso-

Violeta se fijó en las manos de Chiara al intentar desabrochar la pulsera, parecía que le temblaban. "¡Dios, porque tiene que ser tan dulce! La he puesto nerviosa. Torpe más que torpe" se regañó a sí misma, lo último que quería es que las cosas entre ellas cambiaran por culpa de su mente calenturienta. Cogió aire y trató de enmendar el error de su subconsciente al besarla.

That was then... // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora