Castillo de naipes [Kookv]

Capítulo 18

El ambiente en la mansión estaba cargado de tensión, más de lo habitual. Jungkook entró por la puerta principal después de llegar de la escuela. Sabía que el hombre frente a él ya sabía lo ocurrido con su celo, por la manera en que fruncía el ceño.

Sin siquiera tener la oportunidad de hablar, Jungkook fue blanco de las palabras llenas de ira de su padre, que a decir verdad, ya no le afectaban en lo más mínimo. Se había acostumbrado tanto a ellas que escucharlas le daba igual, o eso creía.

De repente, sin previo aviso, su padre se abalanzó hacia él con un palo de golf en la mano. Jungkook apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el palo se estrellara contra su espalda con fuerza, enviando una oleada de dolor a través de su cuerpo. Gritó de dolor, sintiendo el impacto punzante del palo contra su piel.

Luego sintió golpes en la cara, brazos, piernas y un golpe en el abdomen que lo hizo caer de rodillas al suelo. Lo siguiente que sintió fue un golpe en la mandíbula y en la nariz, lo que provocó que sangrara. Podía soportar mucho, pero un golpe en la nariz no tanto. Llevó las manos a la zona y se la cubrió, dejaría que su padre lo siguiera golpeando menos en la nariz; esa era una zona muy delicada.

Mientras su padre continuaba golpeándolo una y otra vez, Jungkook buscó la mirada de su madre. Ella no lo ayudaría y lo sabía, pero por lo menos quería que ella lo viera, que sus miradas se conectaran y que ella pudiera sentir lo mismo que él. Pero lo que siempre encontraba era indiferencia. Sus ojos siempre estaban vacíos, sin una pizca de emoción.

Jungkook se aferró a sus rodillas, sintiendo el frío del suelo contra su piel maltratada. Cerró los ojos por un momento, intentando bloquear el dolor físico.

No había hecho nada para merecer que esta vez lo castigaran tan brutalmente, pero aún así preferiría aquello a que sus padres se enteraran del porqué Jongsuk y Jimin adelantaron su celo. Taehyung, aún no era momento para que ellos descubrieran el tipo de relación que mantenía con el omega, no hasta que él fuera capaz de protegerlo.

Jungkook usaría los maltratos de su padre a su favor y cuando fuera el momento indicado sacaría todas las pruebas de los abusos para poder controlarlos en el futuro.

Para sus padres, el celo de Jungkook solo había sido accidental, lo que fortalecía su creencia al ver a su propio hijo como alguien defectuoso. Así era para ellos, su hijo era una especie de medición para la familia Jeon; el alfa mayor no podía ver a su hijo como alguien digno de heredar los negocios y las propiedades, pero aunque no lo fuera, Jungkook era el único nieto de sangre que podía tenerlo todo porque su padre jamás permitiría que el bastardo al que debía llamar sobrino heredara lo que por derecho le pertenecía a Jungkook.

Jeon no fue consciente del tiempo que duraron los golpes o los insultos de su padre, pero cuando pudo volver en sí mismo, tomó su celular y marcó el número de Seokjin para que fuera a verlo a la mansión. No fue mucho el tiempo que esperó, Seokjin siempre acudía rápido en su ayuda.

El alfa abrió la puerta de su habitación con dificultad, sus heridas aún frescas le causaban un dolor punzante con cada movimiento. Cuando Seokjin y Taehyung entraron, sus rostros se transformaron en sorpresa y preocupación al ver el estado en el que se encontraba Jungkook.

Antes de que pudieran decir una palabra, Jungkook se adelantó rápidamente y tomó a Taehyung en un abrazo desesperado. Su omega, su nueva fuente de consuelo y calma, era lo que necesitaba en ese momento de angustia. Se aferró a él con fuerza, inhalando su aroma reconfortante que lo tranquilizaba como ninguna otra cosa podía hacerlo.

— Que idiota he sido todo este tiempo — Dijo Jungkook, con la voz cargada de autodesprecio.

— Demasiado, diría yo — Contestó Taehyung, con un dejo de sarcasmo — ¿Te volviste a pelear? — Añadió, con un tono de reproche evidente en su voz.