El Alpha de la manada Blackmoon ha perdido a su Luna, un ser del Inframundo se la arrebato durante la guerra que se levantaba con los brujos.
Ella se rinde ante aquel ser convencida de que su compañera no la ama. Pero nada de eso es cierto.
Brando...
Mis manos están manchas con su sangre, su cabello rubio empapado de color carmesí, mis rodillas se humedecen con aquel líquido que sale de su cuerpo.
Su corazón se debilita y no puedo hacer nada, la estoy perdiendo, estoy quedando sin el amor más puro que tuve en mi vida. No pude confesar que la amaba más que mi propia vida y que todo aquello que hice fue para protegerla.
Mis ojos no pueden abandonar su rostro pálido, sus labios están morados, su piel está fría. ¿Porqué quiso salvar la vida de aquel maldito ser oscuro?.
—¡Noooooooooooooooo!.— grito con su cuerpo en mis brazos, sintiendo un dolor que jamás había experimentado, al darme cuenta que fui yo quien le está arrebatando la vida. Las alas negras de aquel hijo de puta tocan su sangre. Mientras que en mi interior le ruego a la diosa una nueva oportunidad, necesito una nueva oportunidad, no importa si ella es humana o no. La quiero de regreso a mi lado.
—¡Mizuki no me dejes!.— la aprieto contra mi cuerpo dejando salir mi llanto.
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