Luna Roja

Capítulo 12

Brandon había decidido dejar con vida a Pía, algo en su interior le decía que así debía ser, quien merecía decidir sobre el destino de aquella maldita era ella, su Luna, su amor. Había dado la orden de seguir con la tortura y mantenerla con vida, pero débil.

—Alista todo, está misma noche quiero estar en los límites del bosque oscuro.— Brandon paso por un lado de su Beta, que había quedado confundido con todo, había asegurado que aquel día, Pía dejaría de respirar, pero no fue así y aquello no sabía como tomarlo. Solo podía apreciar el estado de nerviosismo y desesperación que tenía su amigo. Caminó apresurado detrás de él, necesitaba saber que planes tenía.
—Brandon. ¿Qué es lo que piensas hacer?.— dijo apresurado, observando como su amigo cargaba todo lo necesario.
—Iré por ella, no esperaré más. Necesito volver a tenerla conmigo. Necesito sentir su aroma y saber que está a salvo.— Maicol lo comprendía por lo que comenzó a preparar todo.
—Llamaré a los Alpha Ethan y Sam. Necesitamos apoyo, iremos contra un enemigo que no conocemos muy bien.— Brandon cerró el baúl de la camioneta y se giró para quedar frente a su amigo.
—Hazlo, pero no pretendas que yo me quedé aquí a esperar por ellos.— Maicol sacó su móvil y marcó el número de Ethan Allen.
—Vamos, tenemos hombres ya en el lugar.— se subieron a la camioneta y salieron a toda velocidad.
Brandon no quería esperar más, quería terminar con todo esto, ya era claro en manos de quien estaba su Luna. Iba dispuesto a terminar con quién sea, si tenía que sumergirse en aquellas oscuras tierras lo haría.
Mizuki, iba a volver a su vida cueste lo que cueste.



•••

Narra Mizuki:

—¡Enviar vigilancia a todos los límites!.— escucho la voz de Auriel, dando órdenes a todos sus soldados. Hace días que él está alterado, estresado y sus ojos irradian furia.  Me quedo de pie esperando que salgan y así poder ingresar, para intentar calmar aquella ira. Necesito saber que es lo que está sucediendo.
Un grupo de hombres salen del despacho y cuando captan mi presencia bajan la cabeza, sin mirarme a los ojos. Cuando todos salen ingreso y lo veo de pie frente al ventanal, de espalda, dejándome apreciar sus inmensas alas negras brillantes, su porte y su aroma llegan a mi.
—¿Auriel, te encuentras bien?.—susurro al llegar hasta él, extiendo mi brazo y sujeto su mano, intentando llamar su atención.
—Mizuki, ¿Deseas irte de mi lado?.— me pregunta una vez que sus ojos se fijan en mi. No sé que es lo que deseo.
—No quiero perderte, Pero extraño a los míos.— una leve sonrisa se dibuja en su rostro y acaricia suavemente mi rostro.
—¿Extrañas a ese maldito?.— su voz está cargada de un tinte oscuro y aquello me provoca un escalofrío.
—Lo extraño, pero también deseo estar aquí. Contigo me siento con mucha paz, tú me proteges y me haces sentir cuánto me quieres.—  su mano tatuada, acarician mi rostro y luego mi cuello, haciendo que mi piel se erice.
—Posiblemente Brandon Black este rondando por mis tierras, él ya sabe que estás en mi reino. Y sabes que yo voy a asesinarlo, él me arrebató a mi compañera.— muerdo mi labio inferior, intentando que este deje de temblar, no quiero que ninguno muera, tampoco creo que Brandon tenga que ver con la muerte de Génesis.
—Debes calmarte y analizar todo Auriel. Déjame decirte que muchas veces siento que tú enemigo está aquí dentro y puedo afirmar que quien tiene que ver con la muerte de Génesis es alguien de tu propia sangre.— me atrevo a decirle todo lo que pienso, no dejaré que esto siga, así deba dar mi vida por ellos.
—¿Qué es lo que dices?.— su voz suena dura, con ese tinte de rabia.
—Auriel, déjame investigar sobre aquel día que Génesis fue atacada. Déjame buscar la verdadera verdad.— mi respiración está descontrolada al igual que mi corazón, necesito ayudarlo, no solo por él, sino porque están culpando de algo que estoy segura no hizo Brandon.
—Hazlo, confío en ti mi preciada luna roja.— sonrío ampliamente y lo abrazo, sintiéndome feliz al saber que al fin alguien confía ciegamente en mi.
Buscaré la verdad y sé que en el camino voy a encontrar más de un culpable.