Brandon ingreso a su mansión sintiendo la furia arder por sus venas, nada salió como se lo imaginaba. Ingreso a su despacho y cerró la puerta con fuerza, aún podía sentir su aroma en el aire y eso lo enloquecía, caminó hasta su mini bar, se sirvió un vaso de vodka y lo bebió de un solo trago.
Miró por el ventanal que daba al bosque, por dónde ella se había ido, quiso salir tras ella, pero por primera vez razonó y no se dejo guiar por sus instintos primitivos. Y aquello no sabía cuánto iba a durarle.
—¿Qué sucedió?.— dijo su madre ingresando al lugar, había logrado ver cómo la pequeña mujer de cabello sol corrió hacia el bosque.
—No me creyó, piensa que solo quiero…— dejo la oración sin terminar, al darse cuenta que iba a decirle a su madre lo que su Luna pensaba de él.
—No te detengas, se muy bien lo que ella piensa. Ella está muy herida Brandon, en la manada todos la desprecian y la toman en menos por no tener a su loba.— caminó hasta situarse a su lado y le palmeo el brazo. — También debes sumarle todo el maltrato que tú le hiciste.— aquellas últimas palabras lo hicieron sentir desprecio por él mismo, había lastimado a la mujer que la diosa le había dado, la que él había esperando y guardado hasta que aquella bruja coincidió con él.
—¿Piensas que no lo sé?, pero eso no va a impedir que yo haga lo que se me venga en gana, ella estará aquí en esta mansión desde esta misma noche y todo aquel que se atreva a dirigirle una mirada lo mataré.— Úrsula negó con su cabeza.
—Entonces deberás matar a toda la manada querido.— su madre no iba a mentir, no cuando ella había visto el trato que muchas personas le habían dado.
—¿A qué te refieres madre?.— sus ojos cayeron en la mujer que estaba a su lado.
—Me refiero a que tú Luna sufre constantemente en manos de las mujeres de la manada, sobre todo de Pía.— él cerro sus puños con fuerza sin lograr pronunciar una palabra. — Los hombres no se burlan, Pero la miran, creo que no han intentado algo con ella por el simple hecho de que Mizuki los pone en su lugar.—
—¿Qué quieres decir con eso?.— preguntó con curiosidad.
—A que ella les da una buena paliza a quien se acerca. La verdad, me sorprende que no lo hiciera contigo. Aunque sospecho que no lo hizo porque has provocando mucho temor en ella.— la mujer sonrió, su madre de cierta manera disfrutaba restregarle todos sus errores, siempre le reclamó su actuar y aquella alianza con la maldita de Circe.
—Necesito que hables con su madre y que envié sus pertenecías a la mansión. Mizuki a partir de esta noche vivirá aquí.— sin decirle más salió de su despacho, él mismo la traería y la dejaría bajo llave si es necesario, pero aquella rubia iba a estar en aquella mansión antes de la guerra.
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Narra Mizuki:
Pierdo los zapatos en el camino, pero eso no me importa, no cuando quiero huir de él. ¿Está loco a caso?, primero quería asesinarme y aborrecía que estuvieras en un mismo espacio. Brandon es un hombre malo, se burla de las personas y siente que tiene poder sobre tu vida, por el simple hecho que es nuestro Alpha. Me iré de aquí, yo no pertenezco a esta manada, yo soy una simple humana, hija de dos hombres lobos que según dicen soy una maldición por no haber obtenido a mi loba, suelen decirles a mis padres que soy un castigo que la diosa les envío y aquello me duele.
Me detengo al llegar al lugar donde suelo venir a ocultarme cuando todo lo que hacen me superan, no me considero una mujer débil, pero debo ser realista yo jamás lograría dañarlos, ellos en un solo movimiento podrían quitarme la vida. Mi padre me a enseñado a defenderme y es gracias a eso que muchos lobos que son unos verdaderos cerdos no han logrado dañarme.
Seco el sudor de mi frente y me siento en la fría tierra, pego las rodillas a mi pecho sin importar que mis bragas se vean, solo necesito pensar, analizar cada palabra que él me dijo, en sus ojos se ve la seguridad en sus palabras, no percibí burla. Pero aquello solo era una mentira y era esto lo que necesitaba para al fin decidir que debía abandonar este lugar, no podía estar aquí, necesitaba hacer una vida normal, así tal cual soy yo. No termino de comprender, solo tengo la seguridad de que es un asqueroso mentiroso.
—¿Qué daño te he causado diosa?.— pregunté mirando la brillante luna que se alzaba en el cielo despejado y estrellado. Necesitaba respuestas, pero ninguna llegaba a mi. Seco una lágrima rebelde que bajo por mi mejilla y la quito con brusquedad, no quiero llorar, solo deseo desaparecer para siempre de aquí, lo lamento por mis padres, ellos jamás me han hecho daño, todo lo contrario a mi hermano, que parece aborrecerme.
Luke Zaharie es el hombre más despreciable que conozco después del Alpha, él muchas veces me a enviado a la boca del infierno, para que muchas de las lobas se burlen, me lastimen y para que lobos intenten sobrepasarse conmigo, él cada día me dice que soy una maldición para la familia, que debería morir. Siente vergüenza por su hermana, pero lo que él no sabe es cuánta vergüenza siento yo de él. Luke me culpa por la muerte de su compañera, ¿Qué culpa podría tener?. Cuando tenía ocho años ella murió, pero ni siquiera estaba en el mismo lugar que Laila, ella estaba en los limites del bosque, donde no podíamos ingresar, en aquella parte del bosque podías encontrarte con vampiros y lobos desterrados, con sed de venganza. Para su desgracia fue atacada por uno de ellos y terminaron con su vida.
—¿Qué haces en este lugar?.—
—¡Por un demonio!.— gritó a la vez que me pongo de pie y retrocedo, no logro percibir su silueta, solo su voz fuerte es la que retumba en mis oídos. «Es tu imaginación Mizuki.» intento convencerme, pero todo queda en el olvido cuando sale de la oscuridad y se sitúa frente a mi.
—¿Pensabas que podrías escapar de mi?.— su pregunta me hace sentir un escalofríos que recorre mi columna vertebral. — Dime Mizuki, ¿Pretendes escapar de mi?.— su enorme mano sujeta mi cuello, sin hacer presión, pero aquello hace que algo extraño recorra mi cuerpo, su mirada no es la misma a aquellas veces donde él me atacaba. Paso saliva y tomando el poco valor que tengo le respondo.
—S-si, quiero escapar, no solo de usted, sino de todos.— me atrevo a decirle y logro percibir el brillo de maldad en sus ojos, una leve sonrisa y un leve aroma a cedrón con madera llega a mis fosas nasales, el calor de sus labios van a mí oído, provocando un temblor desde mi cabeza a mis pies.
—Jamás vas a salir de estas tierras, saldrás de aquí solo si me quitas la vida. ¡Eres mía Mizuki!— mi respiración se acelera, mis manos sudan y las piernas se me aflojan. Sus duros brazos rodean mi cintura y me eleva del piso para colocarme sobre su hombro.
—¿Qué hace?, exijo que me suelte.— gritó mientras golpeó su musculosa espalda, sus pasos son firmes y largos, soy una pluma en su hombro. — ¡Que me suelte, déjeme!, ¿Por qué desea ahora burlarse de mí?.— la luz del jardín de su mansión pega en mis ojos. —¡Papá, ayúdame!.— le gritó cuando logro visualizarlo, pero el solo niega con su cabeza. —¡Papá por favor!.— vuelvo a suplicar, pero no me ayuda. Brandon Ingresa a su mansión cuando uno de sus hombres abre la puerta y comienza a subir las escaleras conmigo encima. Abre la puerta de una habitación, camina sin mencionar una sola palabra y me lanza sobre la cama. Mi cuerpo rebota con fuerza sacándome un quejido.
— Escúchame bien Mizuki, desde hoy estarás aquí, nadie podrá arrancarte de mi lado. No saldrás sin que yo lo autoricé, nadie podrá mirarte, ni hablarte sin antes pasar por mi— me señala con su dedo índice, fijando sus ojos en los míos.
— ¿ Porqué ya no me mata?.— le gritó con fuerzas y una risa ronca sale de su garganta.
— Déjame decirte mi querida Luna, de la única forma que te mataría es de placer.— toma mi rostro con rudeza y de un movimiento rápido sus dientes muerden mi labio inferior. —¡Bienvenida a casa Luna!.— me suelta con brusquedad y se larga de la habitación, el sonido del seguro me hace saber que estoy atrapada. Y me desesperó, no se cómo, pero de aquí saldré.
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Luna Roja
FantasyEl Alpha de la manada Blackmoon ha perdido a su Luna, un ser del Inframundo se la arrebato durante la guerra que se levantaba con los brujos. Ella se rinde ante aquel ser convencida de que su compañera no la ama. Pero nada de eso es cierto. Brando...