Bruce Wayne acepta tener una cita a ciegas para contentar a Alfred. Por su parte, Clark Kent está cansado de estar soltero y decide probar suerte en una app de citas para conseguir pareja.
Pero el plan cambia cuando Barry, su desempleado rommie husm...
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A la mañana siguiente, Bruce nota que está completamente solo, a excepción de Alfred, claro. Sale de la habitación preocupado y lo primero que vé es a su mayordomo.
—¿Dónde está Kal?
—El señor Kal salió muy temprano, dijo que tenía cosas que hacer en la empresa.
Bruce corrió nuevamente hasta su habitación para tomar una ducha rápido, vestirse, para luego salir rápidamente hasta la empresa.
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—Quisiera agradecerte por lo que hiciste por mí empresa. Así que me gustaría saber, ¿ya almorzaste algo, Clark?
—¿Disculpe?
—Lo que escuchaste, vamos, yo invito.
—Sería muy extraño, éste es el lugar dónde trabajo, pero es muy amable de su parte.
—Entonces, salgamos.
—Señor Kent, llega tarde. – dice Bruce checando su reloj de mano y con una cara de pocos amigos.
—…Pero si yo llegué a tiempo. –murmuró.
—Bruce, pensé que seguirías en tu luna de miel con Kal-El. –en tono burlesco– No me digas, ¿te duró poco el amor?, lo sabía, serías tú el quién se divorciara antes de que yo contrajera matrimonio.
—Para tu información, sigo casado. –mostró su anillo – Y tú le estás quitando el tiempo a mi asistente.
—Solo le hacía una invitación.
—Pues no puede aceptarla, tiene mucho trabajo por adelante. –miró a Clark de forma amenazante – No tiene tiempo de citas tontas.
—El matrimonio te ha sentado mal. ¿Hay problemas en el paraíso? –preguntó Lex.
Clark casi se ahoga con su propia saliva.
—No te incumbe. Ahora sí nos disculpas, tenemos trabajo por hacer y organizar.
Bruce continuo su camino. Clark se despidió amablemente de Luthor y le pidió disculpas, sin embargo, éste sabía bien como era Wayne, así que lo tomo normal.
Pero sus sospechas comenzaban a ser acertadas.
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—No te esfuerces tanto.
—¿Por qué?, el es parte importante de su vida, debo esforzarme en atenderlo.
—Haces demasiado.
—¿Debería recordarle quién me dió excesiva carga de trabajo al llegar aquí?
—Eso no era a lo que me refería... Bueno, sí, te debo una disculpa sincera. Esto ha sido difícil para tí el estar dividido en dos y con un jefe gruñón como yo.
