Bruce Wayne acepta tener una cita a ciegas para contentar a Alfred. Por su parte, Clark Kent está cansado de estar soltero y decide probar suerte en una app de citas para conseguir pareja.
Pero el plan cambia cuando Barry, su desempleado rommie husm...
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Tiempo después.
Clark había entrado al elevador como de costumbre para dirigirse a la planta alta. Las puertas se iban a cerrar, pero una mano impidió que lo hiciera, Bruce Wayne recién ingresaba con aspecto serio, debido a que más trabajadores también entraron al elevador.
Bruce miró hacia la izquierda donde se encontraba Clark, su novio, él lo saludó agitando su mano y con una gran sonrisa, a diferencia de Bruce, quién fingía tener mal humor como siempre, pero el hecho de ver a Clark lo cambiaba por completo, su sonrisa iluminaba su corazón.
Algunos trabajadores bajaron haciendo más cómodo el traslado. Bruce aprovechó y se acercó a Clark, extendió su brazo para tomarlo de la mano
Clark lo miró asustado y se zafó de su agarre debido que delante de ellos aún había gente. Quienes voltearon debido a los cuchicheos.
Ellos actuaron como si nada.
—Ojos al frente. –mencionó Wayne. Una vez que les quitaron la vista de encima, Bruce miró con seriedad a Clark, le hizo una seña con su dedo para que se acercara, Clark siendo un ingenuo obedeció, pensó que le diría algo relacionado al trabajo, pero no fue así, Bruce le estampó un beso en la mejilla.
Clark lo miró de par en par, por suerte no se habían dado cuenta, además, el elevador se había vaciado nuevamente, ahora por completo.
—¿Por qué hiciste eso? –exclamó sorprendido.
—¿Acaso no le puedo dar un beso a mi novio? –cuestionó.
—Sí, pero... No aquí.
A Bruce no le importan los reclamos de Clark y vuelve a tomar su mano.
—¡Van a vernos!
—Entonces voy a ocultarlo. –dice mientras extiende su abrigo para tapar el agarre de manos.
Clark simplemente ríe.
Así eran los días de hoy en adelante para Clark, un Bruce Wayne totalmente diferente al que la demás gente conoce y era solo para él.
Las puertas del elevador se abrieron, ellos actuaron como si nada al ver qué frente a ellos estaba Lex Luthor.
—¡Bruce, amigo! –saludó–Vengo de tu oficina, pero tú secretaria, tú otra secretaria dijo que aún no llegabas, pero ¡Aquí estás, siempre puntual! –sarcástico– y.. espera un momento, ¿estás sonriendo?
—Claro que no. –él arrugó su nariz con desagrado.
—Esto si que es extraño. Tú, Bruce Wayne estás feliz. –ríe socarronamente–¿Usted, señor Kent, lo nota?
—¿Qué?, ah, para nada, señor Luthor. El señor Wayne está como siempre. –desentendido.
—Sólo un ciego no lo notaría. –volvió a reír–Bueno, usted usa anteojos, eso tiene sentido, pero aún así. ¿no lo nota?, ¿acaso le contó un chiste o será por Kal-El?, por cierto, ¿dónde está?, te veo más veces con tu secretario que con tu esposo.
