10

9 0 0
                                    

Aceptar

Me miré en el espejo y juro que no me reconocí. Últimamente, me costaba encontrarme en mi reflejo.

Bajé la mirada a las hojas tiradas en el suelo y tomé una.

——————-
Querido: ______,

Me costó tanto aceptar que nos hacíamos daño...

Me costó tanto aceptar que no eras para mí...

Me costó tanto aceptar que ya no me amabas...

Me costó tanto aceptar que ya no debía seguir contigo...

Me costó tanto aceptar que me hiciste daño...

Me costó tanto aceptar que no fue solo culpa mía...

Me costó tanto aceptar que cambiaste...

Me costó tanto aceptar que mentías...

Me costó tanto aceptar que lo mejor para los dos era el final...

...

Sentía un peso insoportable al pensar que todo lo que hacía te molestaba, que ya no me querías igual, que estabas distante. Me sentía mal todo el tiempo a tu lado, y me costó aceptar esa realidad. Tenía que entender que tú ya no querías mantener viva nuestra relación. Si seguía existiendo, era por mi insistencia, por mi miedo de perderte. Me aferraba a ti porque había confiado en ti, porque no me veía con nadie más. Pero también debía aceptar que tú ya no sentías lo mismo y que solo estaba alargando algo que se desmoronaba más rápido de lo que podía soportar.

Me aferré a ti porque te amaba. Me aferré a lo nuestro porque era cómodo. Me aferré al "nosotros" porque era lo que siempre soñé. Me aferré a mi sueño, a mi idealización de ti y de lo que éramos juntos.

Lloré tanto por no querer aceptar que lo mejor era ponerle fin a lo que me hacía daño.

Lloré tanto por no querer aceptar que ya no me veías igual.

Lloré tanto por no querer aceptar que la veías a ella de otra manera.

Lloré tanto por no querer aceptar que tú sí me cambiarías.

Y lloré tanto por no querer aceptar que nuestra relación ya no era de dos.

Al final, terminé aceptando lo inevitable: que lo mejor era buscar mi felicidad, aunque me costara soltar lo nuestro.

...

Acepté que debía ponerme a mí misma en primer lugar. Que debía amarme antes que a nadie, incluso antes que a ti.

Te odio por hacerme amarte incondicionalmente.

——————————

Solté la hoja y la pisé. ¿Qué sentido tenía todo esto? Ya no importaba lo que yo hubiera sentido. A él nunca le importó.

Tomé el vaso de agua que estaba en mi escritorio y me tragué dos pastillas. Luego, volví a mi cama.

amor adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora