CAPITULO 17

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CAPITULO 17 — SHHH
━━━━━━━━※━━━━━━━━ Emma Romanova.

Siento que soy una pluma en los brazos del ruso el cual con el porte me grita, ¡Huye! Su tamaño ya es motivo suficiente para escapar, sin embargo, no puedo hacerlo, no cuando mis labios están sobre los suyos besándolo con una pasión exagerada, no cuando la mitad de su miembro viril yace dentro de mis pliegues punteando en mi interior mientras me sostiene.

«Es demasiado para este cuerpo menudo y sencillo»

Se sienta conmigo en la cama e intento que se recueste, sin embargo, se opone haciendo acopio del dominio que despierta mis nervios.

—¿Qué? ¿Crees que vas a montarme? —inquiere rabioso— ¿Tú, una niñita?

Me lleva contra la cama cubriéndome por completo cuando se me viene
encima.

Sigue estando mojado por el agua de la piscina, exhudando rabia y excitación con el agarre que comprime mis muñecas.

—¿Esto era lo que querías? —ondea las caderas haciéndome gemir con el
mero capullo— Provocarme…

Quiero tocarlo y por ello me suelto ganándome el que su palma impacte en mi rostro, calentándome las mejillas con una bofetada que me voltea la cara; un quejido se me escapa y repite la acción dándome con el otro lado de la mano el cual me deja la piel en llamas.

El pecho me da un vuelco, mi
interior se abre más y su braveza me empapa al punto que quiero sentirlo de
nuevo.

—Papi… —le suelto logrando que sus dedos se cierren en mi garganta ahorcándome con fiereza mientras pasa la lengua por mis mejillas
adormecidas.

—Callate…

—¿Cómo te digo entonces? —jadeo— Si me gusta ese término… Papi…

Ahorca más, todo me duele adentro con la otra arremetida que me suelta,
pero al mismo tiempo no me siento capaz de decirle que pare, que no me
embista así con semejante grosor; por el contrario, la fricción de su pene es
tan deliciosa que por más que quiero acallar los chillidos me es imposible.

—¿No aguantas la verga de un ruso? —chasquea los dientes— Pobre…

Me escupe, suelta y abofetea de nuevo arremetiendo contra mis pliegues
mareándome con el dolor mientras suelta estocadas las cuales me impiden
el movimiento de los brazos.

Estoy temblando con las sensaciones cargadas
de audacia y de brutalidad pura.

Todo es una mezcla de miedo y morbo al mismo tiempo, ya que en
cualquier momento puede partirme en dos con toda esa fuerza que se carga,
pero solo eso me dilata más…

El que un atractivo mafioso ruso se folle a
esta chica de Phoenix, el que un hombre viril con porte de espartano esté
arremetiendo contra mí con semejante intensidad...

Saboreo las sensaciones queriendo moverme, demostrando que soy una
mujer, pero él es demasiado brusco y demasiado dominante limitándome los
movimientos.

—Qué estrechez —arruga las cejas y me contoneo dando a entender que no salga—... Te voy a romper, niña…

Susurra en mi oído y alzo la pelvis negándome a lo que dice.

—No me digas niña…

—No me digas papi…

Me voltea de medio lado abriéndome y dejando mi pierna sobre su
hombro en tanto se las apaña para atraparme las manos en la espalda.

Logra sujetar ambas muñecas con una sola mano y con la otra me hunde la cabeza
en el colchón soltando gruñidos de macho que se acompasan con el golpeteo de sus bolas contra mi carne las cuales me hacen chillar como una zorra barata.

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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