1 .Haesuk.

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Despertó sintiendo el rico aroma de aquel lugar que adoraba con el alma y que podía llamar hogar, estiró su cuerpo y luego de revisar sus redes sociales, se levantó directo a la ducha, donde se dio un baño de esos que cualquiera envidiaría, ya que las cremas, aceites y lociones eran las protagonistas, todo lo que le sirviera para seguir teniendo esa imagen de niño consentido.

Es que Cumplir 29 años, le estaba afectando, puesto que por momentos parecía que incluso fueran más, pasó sus manos embetunadas de aquella crema, por su cuerpo, deteniéndose siempre en aquella cicatriz, esa que estaba justo en su bajo vientre, la que su padre decía que era por un accidente que tuvo cuando era solo un niño, infancia de la que no tenía recuerdo alguno.

Porque el primer y último recuerdo que Haesuk tenía, era despertar en un hospital con aquel hombre que dijo ser su padre, mismo que la pruebas de ADN comprobaron, era verdad.

Cortó el agua y salió envuelto en esa gran y suave toalla, a su habitación, directo a su closet, ese que estaba repleto de las marcas más finas y exclusivas del país.

—¿A ver qué me pondré hoy?—dijo mirando esto —tomando un conjunto Balenciaga—. Este queda perfecto con el día sonriendo.

Lo dejó sobre la cama y procedió con su siguiente ritual, las cremas corporales.

Miraba el diario arrugando el entrecejo, la vista ya no era su aliada como antes, los años parecen pasarle la cuenta poco a poco.

—¡Buenos días!

—Buenos días, cachorro —el menor, lo miro—. ¿Qué?

—Tengo casi 30 años, papá, de cachorro, ya no me queda nada— pasando por su lado para dejar un beso en la mejilla de su padre.

—Podrás tener 80 y seguirás siendo mi cachorro sonriendo, la culpa dio paso al auto perdón, dejando esa sensación de haber hecho algo bien, por su hijo, al menos esta vez, convirtiéndose en lo que este necesitó, en un principio, un padre.

—¿Qué planes tienes para hoy, Haesuk?

—No sé, mis amigos quieren ir a la torre, a pasar el día...

—¿Pero? —El menor sonrió, su padre lo conocía.

—Pero no sé, siento que debería hacer algo útil para variar, no ser siempre solo una carga para ti.

—No eres una carga, hijo, por el contrario, eres una compañía...

—Por lo mismo, me gustaría pasar más tiempo contigo y aprender lo que tú haces. No puedo pretender que toda la vida estarás a mi lado, los años pasan y no quiero llegar a un punto donde tenga de depender de otros por no aprender — siempre había algo de Jimin aflorando en él, esa bondad y madurez.

—¿Por qué mejor no haces tu vida y me das nietos? ¿Debe haber alguna omega que te guste?—el menor rodó los ojos, y mordió su labio — ¿Qué ocurre?

—No sé, es que a veces creo que no soy alfa papá— Donghae lo miró.

—¿Por qué dices eso?

—Porque las omegas me miran extraño, sin mencionar que mi aroma no es muy agradable, ni a mí me gusta mucho - había averiguado cómo poder esconder el dulce aroma de su difunto hijo para darle uno nuevo a Haesuk, un aroma de alfa—. Por momentos siento que yo alfa no soy...

—¡Tonterías!— gritó asustado un poco al menos— eres un alfa, y si esas omegas no notan eso, pues el problema es de ellas no tuyo!— Haesuk sonrió, su padre era especial, por su parte Donghae se mordió la lengua para no decir aquel nombre al ver la hermosa eye smile de su hijo— dale tiempo al tiempo y verás que alguien llegara a tu vida-

—¿Lo dice la voz de la experiencia?

—Sí, digamos que sí-

—Por cierto— comiendo un poco de pan— qué día es hoy? —El mayor tomo el diario mirando la fecha.

—13 de octubre-

—Wow ya es octubre, increíble lo rápido que pasa el tiempo— le puso algo de mermelada a su pan y algo hizo clic en su mente—. No hay alguien de cumpleaños hoy, ¿verdad?—El mayor pestañeo un par de veces.

—¿Qué yo sepa, no, algún amigo tuyo?—

—No, siento que alguien importante está de cumpleaños, ¿pero no puedo recordar quién?— Donghae lo miró —Bueno, ya me acordaré— sorbiendo su leche con fresa.

Y aunque Donghae no lo dijera, si había alguien relevante en la vida de su hijo de cumpleaños el día de hoy, alguien se hacía más grande con los años.

—¡Muchas felicidades, Agust!!

—Gracias a todos —con los ojos algo llorosos, estas fechas siempre lo ponían sensible— no debieron...

—No todos los días cumples 14, Agust—dijo Tae mirando con orgullo al ahora joven frente a él, casi tan alto como ellos, y de sonrisa noble, igual a la de Jimin.

—Gracias, tío Tae— dándole un abrazo.

—Claro, solo Tae merece abrazo, no.

—Oh, papá Yoongi no te pongas así, también te quiero —soltando a Tae para ir a abrazar a su papi gato—. Sabes lo mucho que te quiero.

—Lo sé, cachorro— había crecido, el pequeño alfa había crecido y ahora era un jovencito pecoso con algunas espinillas que olía bosque de pinos húmedo por la lluvia con ese toque dulce que su padre omega dejó en él, mismo que se negaba a dejarlo a pesar de los años.

—¡Ya deja de lloriquear Yoongi!—se burló Kook, llegando junto a su amigo para dejar esa palmada en su espalda, el apoyo y ánimo que Min necesitaba para seguir allí y no irse a llorar a un rincón— amor sostén a Soobin, por favor— pasándole el pequeño cachorro a su ahora esposo.

—Ven, acá, precioso, mío— dijo Tae, tomándolo en sus brazos, besando las lindas mejillas propias de un Jeon—deja que tu papi consuele al llorón.

—Aquí el respeto se perdió hace mucho, ¿no?

—Respeto, hay, Ruki, solo dentro del horario laboral, fuera somos todos iguales— bien sabían todos que Prem, les había perdido el miedo a los hermanos Min desde hace mucho tiempo.

—Feliz cumpleaños, Gus...— escuchó esa dulce voz mirando abajo, viendo esos ojos verdes que eran el vivo recuerdo de su padre. —Ten, Yeyo y yo te hicimos esto —mirando al serio niño junto a ella.

—Gracias, Yonji— tomando el pequeño paquete en sus manos, abriéndolo, viendo aquel lindo colgante de pasta pintada —Está muy hermoso, me gustan mucho los colores —Vez, Yeyo te dije que le gustaría el rosa unicornio! —El pequeño solo rodó los ojos.

—¡No estén peleando y menos hoy! —los tres menores miraron viendo a Suga entrar, tan imponente como siempre — ¡Felicidades, hijo!

—Gracias papá-

—Ten —entregando un sobre — espero lo disfrutes.

Lo tomó en sus manos y lo abrió, viendo sorprendido y ampliando su sonrisa.

—De verdad!?-

—Sí, ya eres un jovencito y tenemos que darte tu espacio— mirando a Yoongi quien aún no se sentía muy convencido —. Además, tu abuelo, gato y Jin irán contigo.

—¡Abuelo, eso es cierto!?

—Claro que, si cachorro, soy tu compañero de aventuras, ¿recuerdas?—asintió.

Volvió a mirar su regalo, leyendo "París", país que quería conocer desde hace un tiempo, ya que gracias a las salidas con Nam en su niñez le tomó un gusto especial al Arte y qué mejor lugar para viajar que la cuna de este.

—Muchas gracias, padres.

Tenía ese sentir lindo en su pecho, porque si bien le faltó su padre omega, su dos padres alfas jamás lo dejaron, ni hicieron diferencia con sus hermanos, para los Min él era parte de la familia, dándole el amor y atención que ahora lo habían vuelto un jovencito responsable que amaba con todo su corazón a esos dos pedacitos de su papi Jimin.

Porque, lo que la codicia separa, el Amor une.

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.Acróstico 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora