3 .Deseo.

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*

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Porque ver a ese joven había afectado tanto su vida, su mente, porque parecía ser familiar, esa linda sonrisa y esa voz, tan dulce a sus oídos, acaso había sido flechado de alguna manera que no comprendía?

Llevaba al menos dos horas en aquella terraza de su café favorito, mirando la nada, suspirando, repitiendo en su mente la imagen del niño, aquel una y otra vez, inquieto, llamó a la mesera y luego de pagar su bebida, se levantó sin saber bien dónde iría, solo sabia que tenía que moverse de allí o se volvería loco.

Le había pedido a Nam salir solo, a dar una vuelta, su hotel estaba a solo pasos de la torre, por lo que no se perdería, sin mencionar que de los tres, era quien mejor sabía usar la aplicación para traducir las conversaciones, se paró en aquel lugar y se sentó en la banca, mirando lo imponente que esta era.

-Te habría gustado mucho este lugar, papá- dijo con nostalgia, no había día que Jimin no volviera a su mente, aquel último recuerdo, su hermosa eye smile- me has hecho tanta falta papi- sollozo, sonriendo un poco bajando su gorra para que la gente no notara sus lágrimas, cambiando un poco su aroma al estar triste.

Sintió como alguien se sentaba a su lado y limpio sus mejillas, carraspeando también de paso, vio como un pañuelo de papel aparecía frente a él.

-Estás bien?- su corazón saltó, y comenzó a bombear rápido, lento giro su rostro hasta verse en unos ojos verdes que lo miraban con preocupación.

~Omega~

Escucho en lo profundo de su pecho, su lobo.

-Te pasa algo?- de poco las mejillas del joven comenzaron a ponerse rojas, y su corazón, al igual que el de Agust, se volvió loco al sentir el verdadero aroma del mayor.

~Alfa~

Escuchó también en su pecho, su lobo reclamando a quien estaba a su lado, había encontrado sin buscar a su amor destinado, la sonrisa nerviosa fue en ambos, así como el no poder verse a los ojos.

-Gracias- lo tomo rozando de paso las manos de quien sintió una corriente, recordarle entero al sentir el tacto, volviendo a mirarse, sus lobos aullando y pidiendo más cercanía.

-De nada-

Caminaba sin rumbo solo dejando que sus pies fueran a donde querían ir, viendo la gran torre imponerse en el paisaje, se detuvo en aquel barandal y suspiro profundo.

-¿Qué pasa conmigo?- susurro - por qué siento esta presión, esta angustia?- miro las flores para seguir el camino hasta la banca frente del otro lado, su corazón saltó- Agust...-

Era aquel chico, que había visto el día anterior, sentado hablando con otro jovencito, se miraban tiernos, sonrosados y tímidos, sonrió y su mano toco su pecho, con cierto orgullo, la gente pronto lo quedó mirando y más aún quedó olisqueando el aroma dulce que afloraba de su ser, su verdadero aroma, la dulce primavera.

-Así que estás de visita en París, yo vivo aquí desde hace algunos años...- Se llamaba Noeul, era un año menor que él, y gustaba de cosas simples, olía a tierra mojada, algo que siempre fue atrayente para Agust.

-Quien lo diría- se sentía tonto, recordó de forma inconsciente las caras que Jimin ponía cuando Yoongi y Suga aparecían a su lado, comprendía un poco el sentir de ellos ahora, respiró profundo, ya que los nervios lo ahogaban y lo noto, entre el mar de aromas que había en aquel lugar, uno familiar, tanto que su pecho dolió, era el aroma de su padre omega.

-¿Te pasa algo? Te pusiste pálido- se levantó rápido y agudizó el sentido, buscando la fuente, su lobo aullaba ansioso y feliz- Agust? -

De forma casi inconsciente comenzó a caminar, siguiendo aquel dulce aroma que lo acompañó en los años más crueles de su vida, donde aquel hombre le mostró que ser valiente muchas veces en dejarse vencer, donde ser fuerte es mostrarse débil, donde el amor de un padre no tiene límites.

-Papá...- susurro, sintiendo aquella lágrima bajar por su mejilla, cuando sus ojos vieron aquella silueta que, al igual que él, no apartaba sus ojos.

Haesuk, pasó saliva, dio un paso sin saber bien por qué y noto el desespero en su pecho, algo lo llevaba a ese joven, su cuerpo pedía sentirlo y oler aquel rico bosque.

Se veía distinto, su cabello era diferente y sus ojos eran azules, pero la esencia, y aquel sentimiento en su pecho le decía que él, que su deseo de hace tantos años se había cumplido, fuera de verdad o no, sueno o realidad su padre Jimin estaba ahí, frente a él, con los ojos colmados de emoción.

Se atrevió a dar aquel paso que lo dejó pegado a aquel calor que había extraño con el alma, por la que lloro noches enteras, soltando el llanto, que se volvió lastimero.

-Te extraño mucho papá, me haces mucha falta...- susurro, aferrándose a quien lento lo acuno en sus brazos, su cabeza retumbó y su corazón tomó el control, apretandolo.

-Pequeño - el aroma dulce se mezcló con el bosque, siendo atrayente para quien, pudiera olerlo, el lobo dormido comenzó lento su despertar, aullando fuerte para que Haesuk pudiera oírlo, el llanto de un padre que luego de mucho vuelve a ver y sentir a su cachorro.

Noeul, miraba con emoción, no entendía, pero al parecer su otra mitad había encontrado a alguien importante, escuchó el llamado de su padre y luego de darle una última mirada, comenzó a alejarse, si la vida así lo quería, volvería a ver a su alma gemela, la otra punta de su lazo.

Cuando Nam y Jin salieron a buscar al cachorro, no esperaron verlo sentado junto a aquella persona, abrazado como si fuera cercano a él y más aún, con esa mezcla de felicidad y tristeza al mismo tiempo, ya que este creería que aquella persona era solo un fantasma que había aparecido a darle paz a su corazón.

Por eso, cuando los vio a lo lejos venir a él, sonrió con pena, creyendo que aquella hermosa visión desaparecería.

-Min Agust te estuve llamando y no respondias!-

-Lo lamento Jin, me entretuve un poco- mirando de forma disimulada al rubio, fue que Jin lo noto al igual que Nam, aquel aroma que rodeaba a aquel sentado junto al pequeño, los dos se miraron y luego miraron a Agust, que entendió que su visión no era tan visión-ustedes lo ven?- Nam fue el primero en caminar para quedar frente al rubio que ahogó el grito al ver aquel rostro, mientras a su mente llegaron imágenes donde Nam fue amable con él.

-Imposible...-

-Nam que pasa?- Jin se acercó y sus ojos se abrieron, es que la vida no podía ser así, y menos con ellos- Jimin?- de solo oírlo todo dio vueltas Y nuevamente la mente del rubio colapsó- cuidado!- lo vieron desplomarse siendo Nam quien lo contuviera en sus brazos, mientras Jin y Agust estaban que no lo creían.

Cuando al fin sus ojos volvieron a abrirse, vio como a su lado estaban esos tres, rostros preocupados, esos que notaron como los azules pasaron a verdes y la mirada de duda e incertidumbre tomaba esa tierna y cálida.

Es que fue el preciso momento en que Park HaesuK moria, y a la vida volvía aquel por el que tantos lloraron.

-Hola cachorro-

Aquel que llamaban Min Jimin...

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[Desearía poder ver a mi papi Jimin, una última vez]

Porque los deseos a veces sí se cumplen.

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.Acróstico 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora