Capítulo 4

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Eran las seis menos cuarto cuando el timbre de la casa sonó, Jimin y Jungkook se encontraban acurrucados en el sofá viendo una película, "Son como niños" de Adam Sandler se presentaba en la pantalla. JongSuk se apresuró hacia la puerta y abrió dejando pasar a su vecino hacia el salón.

—Min, siéntate. No tardo nada —dijo para luego regresar a terminar de alistarse.

—Buenas noches —saludó a las dos personas que ocupaban todo un sillón de cuatro plazas frente al televisor.

—Buenas noches —respondieron al unísono, sin despegar la vista de la pantalla.

Tomó lugar en un sofá independiente al lado de ellos, incapaz de no prestar su atención a la hermosa imagen que se le presentaba. Jimin se encontraba acostado boca arriba y su hijo Jungkook encima de él con su cabeza recostada en su pecho,  ambos cubiertos con una gran sábana que se arrastraba en el piso. Una imagen sumamente linda. Se preguntaba cómo es que Jeon no se permitía compartir esos momentos, cómo es que prefería salir a beber y no posarse detrás del hermoso rubio para disfrutar de una noche como esa, cómo es que estaba dispuesto a dejar pasar eso.

Sonrió inconscientemente, sin apartar la vista de ellos, ambos se reían de las escenas de las películas. Pudo volver a ver la risa de él y volver a sentir como su corazón se acelera a tope; Y aunque fue descubierto por el rubio, no fue capaz de quitarle la vista de encima, aún cuando él también le sostenía la mirada. Las mejillas de Jimin estaban rosadas, su cabello rubio estaba hermosamente desordenado y sus labios entreabiertos dando a entender que estaba avergonzado y de la misma manera que él. Y con sólo una mirada podían decirse miles de cosas.

—¿Nos vamos? —el sujeto que era el dueño de sus sueños con Jimin apareció interrumpiendo el momento.

Juraba que estuvo a punto de decirle al hombre que se fuera él y que se quedaría a ver la película con ambos, solo para seguir viendo esa escena, ¿pero quién era él para decirle o desear eso?
Se levantó a regañadientes viendo por última vez al rubio, quién le dedicó una última mirada disimulada antes de volver a ver hacia la pantalla, está vez perdido en sus pensamientos.

—Volvemos para la cena, cariño.

Y así sin más el hombre atravesó la puerta, y antes de salir, Yoongi pensó como era posible que ni siquiera un beso pudiera darle al rubio. No era como que la idea le agrade, ver una escena así le dolería, le dolería no ser él, pero aún así el hombre estaba en todo su derecho de hacerlo; sin embargo, no lo hacía. Y eso le trajo sentimientos encontrados.



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La película terminó; más no pudo volver a sonreír, al menos no por la película. Por qué tenía grabada en su mente la forma tan tierna en la que Min lo veía, era una mirada que decía más de los que sus palabras podrían. Y él no se había quedado atrás, también pensaba lo mismo o probablemente solo estuviese confundido, por esa misma razón le carcomía la cabeza y el corazón. Se sentía mal por desear a otro hombre. Ese pensamiento lo acompañó todo el rato que se dedicó a preparar la cena.

A las nueve en punto los dos hombres estaban de regreso. Uno sumamente feliz, y otro sumamente molesto, no lo daba a demostrar mucho, pero Jimin se pudo dar cuenta que Min Yoongi casi estaba que echaba humo por las orejas.

—Volvimos cariño, ¿ya está la cena?

—Claro, tomen asiento —respondió Jimin con una sonrisa.

—Lo siento, yo tengo cosas que hacer —dijo Min.

Jimin lo observó triste, con tan sólo esa mirada del menor Yoongi quiso lanzarse a él y abrazarlo, pero no.

Stay Alive (YM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora