El dolor de cabeza se hizo presente desde que Jimin despegó su cabeza de la almohada, que va, desde que entre abrió sus ojos y los rayos del sol se colaron por la ventana hasta segarlo.
Supo entonces que esa no era su habitación, era imposible, porque la cama de su cuarto estaba situada perfectamente para evitar que los rayos del amanecer pudieran perturbar su sueño.Atolondrado se sentó en la cama, cuando un fuerte mareo azotó su cabeza y el asco le recorrió desde la boca del estómago. Corrió hasta el baño de la habitación de invitados, agachándose frente a la taza del inodoro expulsando con asco parte del líquido ingerido la noche anterior.
Se levantó tambaleante hasta sostenerse con fuerza del lavabo y poder observar a través del espejo en la pared los estragos de una segura resaca, era la primera en su vida, y por todos los santos juró que la última.
Cepilló sus dientes con un cepillo nuevo que sacó del gabinete detrás del espejo, y con ahínco se dedicó a sacarse el sabor amargo y desagradable de la boca.
Al salir del cuarto pudo ver el reloj en la pared, las seis y cinco minutos. Bastante temprano, y lo suficiente para hacerle el desayuno a su pequeño hijo.
Escaleras abajo se preguntó cómo había llegado a esa habitación, agarrado del barandal de la escalera y con mirada perdida notó que la botella de vodka no se encontraba por ningún lado.Las imágenes vinieron a su cabeza de golpe y las lágrimas amenazaron con salir nuevamente. La noche anterior no le bastó escuchar a un chico extraño gemir el nombre de su marido, tuvo que abrir un poco la puerta para ver cómo un joven de piel canela y bastante curvilíneo montaba a Jongsuk, su esposo. Había cerrado la puerta y salió de ese lugar con el corazón roto y en sus manos los pedazos de un matrimonio falso.
El último recuerdo fue cuando Yoongi lo dejó en la puerta de su casa, y cuando empezó a beber descontroladamente la botella de vodka. La cuál buscó y no encontró.
—Buenos días papá —Saludó animado el jovencito abrazándolo por la espalda. Haciendole sonreír por un momento y sacándolo de su amargura.
—Buenos días, cariño ¿Te vas?
—Si —dijo entrando a la cocina.
Jimin imitó su acción, el menor se sentó en la banca frente a la isla de la cocina mientras su padre le hacía unos huevos estrellados con unas tostadas. El chico se relamió los labios saboreando el primer bocado del delicioso desayuno, viendo como frente a él también era colocado un tupper con frutas cortadas y un vaso de leche. Amaba a su padre.
—Recuerda que hoy iremos a la plaza —Jungkook asintió aturugado con la comida en su boca.
—Si —respondió emocionado—. Hoy es viernes, al fin podré descansar un poco, las pruebas del semestre están para infartarse.
—No es para menos, dentro de muy poco entrarás a la universidad. Pero se que vas a lograrlo. —Animó su papá.
En eso, entró a la cocina Jongsuk, llevaba como siempre su camisa blanca manga larga con corbata, y su saco colgando de su antebrazo. A Jimin le retorció ver la sonrisa en su rostro, él parecía feliz viviendo una doble vida, a él no le dolía para nada y ni le interesaba su matrimonio, todo para él había sido una farsa la cual había sostenido por mucho tiempo al parecer.
—Buenos días.
—Buenos días papá. —Saludó el chico.
—¿Hay café? —Preguntó con un brillo en sus ojos que hizo rechinar los dientes de Jimin. Lo odiaba, odiaba más bien, su estúpido desinterés, su traición y el descaro de no decirle desde un principio que no era feliz a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Stay Alive (YM)
Fanfiction"Siempre me quedaré a tu lado incluso al pasar muchas noches" De Park Jimin no queda nada de lo que fué en su juventud, un chico talentoso en todo tipo de baile artístico. El cuál, sufre un accidente que le cambiará la vida. Años después, conoce a...