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Bazeema le da palmaditas en la cabeza a Dario mientras él se recuesta por completo sobre la mesa del comedor, agarrando su propia muñeca con fuerza y negándose a mirar absolutamente nada más que la madera de la larguísima mesa.

—¡Me arde la mano! ¡Arde como el infierno! —lloriquea sin parar.

Con una mueca en el rostro, Gabo le contesta. —A ti y a todos, Dario —le dice con obviedad, girando los ojos, logrando que por accidente mirase a Simon de reojo—. Bueno, tal vez al señorito puedo-reventar-cráneos-con-las-manos no.

Las mejillas del grandullón se pusieron rojas en el momento que intentó volver a insistir con que él jamás haría algo como eso, que la otra vez solo estaba bromeando, que evidentemente él no era en lo absoluto así de violento. Pero como Gabo sencillamente lo está ignorando no tiene más opción que suspirar rendido, aunque se permite una sonrisa cuando Hal le revuelve con cariño el cabello y lo tranquiliza asegurando que todos saben eso a la perfección.

—He de admitirlo, las clases aquí me parecía muy sencillas, me confíe demasiado de que sería lo mismo aquí —comenta Dahlia mientras Asha le pasa su plato de comida. Nuevamente tienen un banquete delante de ellos, mucho menos exagerado, felizmente, pero un banquete a fin de cuentas—. Debí de haberme esperado que una clases para elegie al aprendiz y posible sucesor del rey serían mucho más complicadas.

La joven Orcal asiente. —Siento que todo lo que hemos estudiado no está sirviendo para absolutamente nada, creo que por eso se puede permitir elegir a gente que no necesariamente destaque académicamente. Incluso si mucho de lo explicado ya lo conocíamos por las clases de filosofía, todos estos nuevos enfoques lo convierten en algo completamente nuevo...

—¡Y luego eso tenemos que convertirlo en magia! —lloriquea Dario, finalmente levantando la cabeza. Tiene una fatídica expresión en el rostro que se le borra en el momento que Asha le sonríe y le pasa unos dulces junto con su plato de comida. Dario se apresura en tomarlo todo mientras balbucea atropelladamente un gracias, para luego añadir—. Como dije antes, toda una monada.

—Tú también eres un encanto, Dario —ríe Asha, logrando que una sonrisa brillante se dibuje en el rostro del joven Saqqaf.

Con una toz falsa, Safi logra llamar la atención de todos los presentes. La preocupación los sumerge en su cruel foso a todos cuando se fijan en detenido en la expresión tan asustada y angustiada que se extiende por el rostro del joven Kazem, quien juguetea con los bordillos de su túnica y traga saliva con dificultad.

—¿Qué pasará si ninguno de nosotros posee habilidad mágica? —pregunta con delicadeza, finalmente tocando aquel tema tan complicado que había alarmado por completo a todos y cada uno de ellos. El silencio gobierna por unos segundos el comedor, por lo que Safi decide soltar más de sus preocupaciones—. Si no desarrollo habilidad mágica, ¿tengo que volver a casa? ¿sin importar si quiero aprender más? ¿Qué pasa si precisamente los que no estamos interesados en llegar a ser el aprendiz del rey somos los que tenemos habilidad mágica? ¿qué pasa si todos desarrollamos habilidad mágica? ¿cómo elegirán entonces?

Con la boca llena de guiso, Gabo asiente bruscamente. —¡Por eso digo que todo está organizado de pena! Vale que quieran gente con nuestras personalidades para no darle el puesto a cualquier lunático, ¿pero no debería ser la habilidad mágica lo que nos abriera las puertas y nuestra actitud lo que decidiera si vencemos o no?

Bazeema juguetea con sus dedos. —Es muy injusto... no importa cuanto nos esforcemos ninguno de nosotros, si no tenemos aptitudes mágicas entonces no tenemos oportunidad ninguna, ni siquiera podremos seguir aprendiendo.

Dahlia juguetea con su comida usando su cuchara de madera. —¿Esto también es un cambio para esta generación de elegidos? ¿Cómo es que al menos Simon no sabía esto?

At all Cost [Wish retelling]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora