«Yo me alejé de tu lado
Queriéndote sin saberlo.
No sé cómo son tus ojos,
Tus manos ni tus cabellos.
Sólo me queda en la frente
La mariposa del beso.»
La expresión de Gabo era impresionantemente seria, los otros siete estudiantes del curso real se inclinaron levemente hacia él, mirándolo fijamente, aguardando por lo que tuviera que decir. El muchacho bajito saca la cuchara de madera de su boca, se relame levemente los labios mientras termina de tragar lo que había en su boca, lenta y delicadamente deja la cuchara sobre una pulcra servilleta, y finalmente cruza los brazos cuando finalmente abre los ojos.
Dahlia se inclina un poco más que los demás. —Entonces... ¿qué tal?
Gabo saborea lo poco que quedaba en la boca, luego pega un leve golpe con el puño cerrado en la mesa, los otros siete pegan un leve respingo. —Menuda porquería de banquete, mi madre Azucena haría algo mejor con los ojos cerrados.
La mitad de los estudiantes estallan en risa, sobre todo Dario que, al estar sentado de mala manera en una silla, necesita apoyarse momentáneamente en Hal cuando siente que está a punto de caerse. Simon ríe con ganas mientras se da palmadas en su propia rodilla, eso junto a los golpecitos que Dahlia da en el suelo con su bastón hace que el gran comedor donde habían dejado el banquete para los estudiantes se llenara de bastante ruido. Las risas que escapaban de los labios de Hal eran tan melodiosas y encantadoras que llegaron contagiar un poco al resto de jóvenes que no habían empezado a reír con el comentario de Gabo. Bazeema finalmente cedió y dejó escapar varias risillas mientras que Safi daba comienzo a una sonora carcajada que se vio rápidamente interrumpida por un estornudo. Asha, por su lado, tan solo se permitía sonreír con gracia y rodar los ojos mientras seguía comiendo de la bandeja de postres, aprovechando que ninguno de sus compañeros parecía interesado en detenerla.
Cuando las risas finalmente se calman, juguetonamente, Dahlia da un duro golpe contra el suelo. —Bueno, ya escuchasteis al juez, esté banquete no vale la pena —ante su declaración, Dario vitorea animado y Gabo asiente efusivamente. La muchacha de la familia Jabir entonces levanta levemente su bastón y le da un leve golpe en el dorso de la mano a Asha, haciendo que suelte la galleta que acababa de coger—. ¡Asha, tienes que ser parte de la rebelión! ¡deja de comer!
—Pero los postres sí están buenos —se defiende mientras soba su parte golpeada—. De verdad, están galletas están buenísimas.
—¡Estamos protestando! —insiste Gabo, alzando los puños al aire—. ¡Rebelándonos contra el injusto sistema!
—¡No puedes caer en la tentación! —exclama entonces Dario, recostándose repentinamente en la mesa para llegar hasta ella y apartar la bandeja de postres. Asha está a punto de ponerse a juguetear con Dario para recuperar los postres, pero Dahlia tira levemente de ella.
Entre risas y levantándose de su sitio en la mesa, Dahlia llama la atención de todos. —¡Calma todo el mundo! Si conseguimos los ingredientes necesarios en un periquete os puedo hacer las mejores galletas de vuestras vidas.
Deshaciéndose del agarre de la muchacha Jabir, Asha se inclina sobre la mesa para intentar recuperar el control de la bandeja, jugueteando como una niña pequeña con Dario, quien no duda ni una segundo en seguirle la corriente. —Venga, esas galletas ya son muy buenas, y las han hecho para nosotros —intenta convencer a los demás, con una sonrisa que intenta ser tierna pero, gracias al jugueteo con Dario, parece más bien desesperada.
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At all Cost [Wish retelling]
FanfictionSiguiendo los pasos de su padre e imitando las acciones de muchos otros jóvenes de edades similares, la joven Asha, a tan solo tres meses de cumplir dieciocho años, se presenta para el curso del Futuro Real para algún día conseguir el puesto de apre...