7.

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Ambos chicos estaban dormidos plácidamente, el sol estaba apunto de salir.

Unos gritos rompen el sueño de Charlie, empieza a abrir sus ojos tan perezosamente.

"Tal vez sea parte del sueño" se dice así mismo.

—¡Charlie!

—¡Nick!

—¡¿En donde están?!

Los gritos se escuchan cada vez más cerca.

No es parte de tu sueño Charlie. Es real.

Abre de golpe los ojos y ve como unas luces, como antorchas.

"Mierda", pensó él. ¿Los habían descubierto acaso?

—Nick—dice y mueve al chico suavemente.

No responde.

—¡Nick!—lo sacude algo más fuerte.

El contrario abre los ojos algo asustado, confundido.

—¿Qué pasa?—talla sus ojos y tira un leve bostezo.

Charlie. Que está jodidamente asustado, desesperado y entrando en pánico dice:

—Estan aquí. Hay que irnos. Están cerca, Nick. Hay que irnos.

Nick tarde en procesar ese "están aquí". ¿A qué se refiere...?

A sus padres. Sus padres y los guardias están ahí. Buscándolos.

—¡Nicholas!—se escucha nuevamente otro grito.

En suma desesperación, Charlie, agarra del brazo a Nick, él cuál no responde, estaba como en un pequeño trance.

—¡Corre! mierda, corre, solo corre—escucha Nick, todo para él pasa tan lento.

Como puede hacer caso a las indicaciones de Charlie. Empiezan a correr y los ruidos de los caballos y los gritos se hacen aún más presentes.

El bosque. Ahí estaban.

Por algunas ramas y algunos árboles ya se pueden apreciar los rayos del sol.

—¡Los vi!.

—¡Detenganse!

Las malditas raíces que sobresalían de la tierra eran un pequeño problema para ellos.

¿Y si tropezaba alguno de los dos y los separaban?

Con la desesperación de ambos era algo difícil ver las raíces.

—Mierda.

Se escucha y Nick mira hacia atrás. Charlie. Joder. Charlie tropezó con una de las raíces.

—¡Nick! ¡Charlie!—se escucha otra vez.

Nick, que miraba a Charlie, levanta la mirada hacia arriba y se encuentra con su padre, con el padre de Charlie y otras personas. Los habían alcanzado.

Baja otra vez la mirada y un nuevo grito hace que salga de su trance.

—¡Nick, corre!

Los ojos de él de risos estaban cristalinos, su pierna había quedado atrapada entre una de las malditas raíces.

—¡Mierda, corre!

—¡No te puedo dejar!

Se acerca a él. Empieza a tratar de sacar su pie de entre las raíces.

—¡Agh! Nick... no lo hagas, si sacaras mi pie de ahí... no podría caminar, duele.

—No, no, no, si vas a poder, Char, tu puedes.

En Otra VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora