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— Rosé, ¿Puedes revisar lo que acabo de escribir? —cuestiona la tailandesa dandole su libreta.

La rubia tomo la libreta entre sus manos y sonrió en grande, la omega había mejorado muchísimo en estás semanas.

— Lisa, está muy bien todo. Solo debes de mejorar un poco la caligrafía y ya.

— He estado practicando con los libros que Jimin me regaló —comentó.

— Oh, Jimin. Le dije que lo iba acompañar al mercado —Rosé se levantó de la silla y miró a Lisa— ¿Te puedes quedar aquí sola? Serán solo unas horas

— Ve tranquila. Yo cuídare del lugar, además tengo que lavar la ropa —dijo mientras acomodaba sus libros

— Gracias, Lali. Trataremos de volver rápido —la omega agarró su bolso y salió de la vivienda corriendo.

Lisa se quedó ahí sola, acomodando sus libros y llevándolos a la habitación donde dormía, posteriormente fue al patio y empezó a lavar la poca ropa que había ya que Rosé y Jimin habían lavado la suya, solo quedaba la de Lisa.

Todo estaba bien, hasta que escucho la puerta ser tocada con brusquedad. Secó sus manos en su playera y camino hasta la entrada principal corriendo, debían ser Rosé y Jimin desesperados por entrar por el peso de las bolsas.

Cuando llegó a la puerta inmediatamente un fuerte olor a café largo lleno sus fosas nasales. Tembló al reconocer a la persona con aquel olor.

Jungkook.

— Se que estas ahí, omega. Abre —ordena la alfa

— N-no, ¡vete! —se apartó un poco de la puerta sintiéndose mareada de repente.

Soltó un suave jadeo cuando sintió un dolor en su vientre. Al parecer el celo de Jungkook la estaba afectando al tenerlo cerca. A fin de cuentas eran predestinados.

— ¿También entraste en celo? —la voz de Jungkook se hizo presente en el lugar de nuevo tratando de abrir la puerta.

— ¡Vete de aquí!—dijo Lisa desesperada mientras sentía como su entrada se llenaba de lubricante y el calor se extendía por su cuerpo— ¡Largate!

— Hay que ayudarnos mutuamente —el alfa comenzó a soltar más feromonas para afectar a Lisa.

— No te lo digo más Jungkook, vete.

Abre la puta puerta, omega. Ahora.

Lisa al escuchar la voz de mando quiso morir al sentir a su omega bajar las orejas en sumisión y sin poder detenerse, se acerco a pasos lentos hasta la puerta y con mucho miedo la abrió, dejando a el alfa pasar.

— Estás muy bonita mi vida...—se acercó a la pelinegra la cuál estaba llorando y temblando de miedo.

Jungkook cuando entraba en celo siempre era muy agresivo y ahora que estaban separados su alfa se iba a volver loco por tocar a la omega.

— No me hagas nada... Por favor —pidió con pocas esperanzas al sentir a Jungkook enterrando su nariz en su cuello.

— Lo deseas tanto como yo. Mírate — empezó a chupar el cuello de la menor dejando marcas— Se vería muy bien una marca aquí, ¿No? Ya es hora de que todos sepan a quien perteneces.

— N-no —Lisa intenta escapar pero solo hace que Jungkook la apriete contra si haciéndola soltar un gemido al sentir una punzada en su vientre.

Aunque no quisiera su parte animal siempre la dominaría en momentos como estos.

— Al fin te haré la marca que siempre quisiste, bebé. Deja que te marque mientras te follo.

— ¡No, Jungkook! Déjame —sollozo presa del pánico pero dos parecía calentar más a el alfa que solo mordió levemente su cuello tirándola al piso.

Promesas [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora