capítulo 17: Ataque.

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El grupo avanzaba a través de las antiguas ruinas con cautela, atentos a cualquier señal de peligro. Enormes pilares cubiertos de musgo se alzaban hacia el cielo gris, enmarcando lo que alguna vez fue un templo glorioso.

"¿Estás seguro de que los fragmentos del artefacto se encuentran aquí, Satoshi?" preguntó Ryu, rompiendo el silencio tenso.

Satoshi asintió con gesto grave.

"Conozco estas ruinas. El Rey Oscuro escondió los fragmentos en lo más profundo de los peligrosos pasadizos subterráneos, custodiados por temibles bestias."

Yue se estremeció al escucharlo. "Entonces debemos tener mucho cuidado. No podemos permitir que Lina los obtenga primero."

"No temas, mi amor," dijo Ryu con ternura, tomando su mano. "Permaneceremos juntos, sin importar los desafíos que se presenten."

Yue sonrió con amor y asintió, apretando su mano con fuerza. Su vínculo se había fortalecido tras la batalla en el castillo, y ambos se juraron nunca separarse nuevamente.

El grupo continuó avanzando hasta que finalmente llegaron a una enorme puerta de piedra, cubierta de musgo y símbolos antiguos. Ryu extendió la mano y la puerta comenzó a abrirse lentamente con un gemido, revelando un largo pasaje descendente sumido en la oscuridad.

"Éste es el camino hacia las cámaras subterráneas," anunció Satoshi. "Una vez que entremos, no habrá vuelta atrás hasta que los fragmentos hayan sido recuperados."

"Están listos para enfrentar lo que se avecina?" preguntó Einion al grupo.

Ryu asintió con determinación. "Estamos preparados, maestro. Detengamos a Lina antes de que sea demasiado tarde."

Encendiendo antorchas, se adentraron en el pasaje con valentía. El aire frío y húmedo los envolvió mientras descendían interminables escaleras de piedra. El camino se bifurcaba en varios túneles, haciéndolos dudar sobre qué ruta tomar.

De repente, un estruendo sacudió las paredes a su alrededor. Grandes rocas comenzaron a desprenderse del techo, obligándolos a buscar refugio rápidamente.

"¡Cuidado!" gritó la Princesa Hilde.

Una vez que el derrumbe cesó, los túneles quedaron divididos por muros de escombros. Ryu se sacudió el polvo de la capa, buscando desesperadamente a Yue. 

"¡Yue! ¿Dónde estás?" llamó con angustia.

"¡Aquí, Ryu!" La voz de Yue le llegó amortiguada desde el otro lado del derrumbe. "¿Estás bien?"

Ryu exhaló aliviado. "Sí, estoy ileso. ¿Qué hay de los demás?"

"Estamos todos aquí," respondió Einion desde el mismo lado que Yue. "Pero los túneles han quedado obstruidos. Tendremos que separarnos para encontrar los fragmentos."

El corazón de Ryu se encogió ante la perspectiva de separarse de Yue, pero sabía que era necesario. "Muy bien, iremos por caminos distintos. Pero Yue..." Se acercó a la pared de escombros. "Prométeme que tendrás cuidado. No soportaría perderte."

A través de una pequeña abertura, vio la mano de Yue extenderse. Él la tomó con fuerza, entrelazando sus dedos.

"Te lo prometo, mi amor," susurró Yue con emoción. "Y tú también debes prometerme que regresarás a mí sano y salvo. Estaré esperándote al final de este camino."

Ryu llevó su mano a sus labios y la besó con ternura. "Nada podrá alejarme de ti nunca más. Esta es mi promesa inquebrantable."

A regañadientes, soltó su mano y se reunió con Satoshi y los demás para continuar por el túnel despejado. Fue difícil dar cada paso, sintiendo la ausencia de Yue como un peso en su corazón. Pero la determinación de detener a Lina lo impulsaba a seguir adelante.

Después de lo que pareció una eternidad, el grupo finalmente llegó a una enorme cámara subterránea. Pilares tallados con jeroglíficos antiguos se elevaban hacia un techo abovedado, y en el centro descansaba un pedestal con un objeto brillante encima.

"¡Allí está! ¡Uno de los fragmentos del artefacto!" exclamó Satoshi, corriendo hacia adelante.

Pero de repente, un rugido ensordecedor estremeció la cámara. De las sombras emergió una bestia enorme, con escamas como acero bruñido y fauces llenas de colmillos afilados como navajas.

"¡Un dragón guardián!" gritó Satoshi, retrocediendo con los ojos muy abiertos.

El dragón exhaló una nube de humo venenoso directo hacia ellos. Ryu levantó un escudo mágico justo a tiempo para protegerlos del ataque.

"¡Rápido, debemos recuperar el fragmento antes de que Lina llegue!" ordenó.

La batalla contra la formidable bestia había comenzado. Mientras Ryu y el resto enfrentaban al dragón, su mente no dejaba de pensar en Yue, esperando que ella estuviera bien en algún lugar de esas ruinas. 

Rezando por que sus caminos volvieran a unirse pronto, pues sin ella a su lado, sentía que una parte vital de sí mismo faltaba.

Fin del capítulo.

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