Charla

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Dogday no era feliz.
Tenía un tiempo relativamente corto de no serlo.

No era que las circunstancias de su existencia: la experimentación, el cautiverio o los intermedios sangrientos no hubieran sido malos; pero esos días formaban parte de un pasado distante que no debía volver a atormentarlos incluso si todavía vivían en esos condenados pasillos

El era un firme creyente de los nuevos inicios y tomaba firme y afanosamente (nunca diría religioso) su nueva identidad. Su nombre humano quedó enterrado el día que se volvió Dogday y nunca miro atrás, incluso si la existencia que le aguardaba no parecía ideal solo podía verle el lado positivo y seguir. Y el al igual que muchos termino por construirse a si mismos de las cenizas que quedaron y alrededor de las personalidades ya establecidos para ellos.

No diría que el equipo no hizo bien en elegirlos conforme a sus talentos y personalidades ya afines, pero definitivamente ninguno se movía en ese molde plástico y sin vida más que para actuar. Tomar un papel y hacerlo suyo podría considerarse un acto de obediencia y conformidad para sus secuestradores, pero para ellos los niños el único acto de rebeldía que podían permitirse. Que encontrarán sus hábitos y características entrañables ayudo a evitar ser desarraigados una vez más.

Y después de todo ese sufrimiento llegó la oportunidad de acabar con todo, incluso si existían dudas razonables.

El tiempo después fue su propio tormento, pero al menos estaba bien y el era de lejos el más sano y en menos peligro de todos, ni siquiera tenía marcas importantes.

Claro si decía eso cerca de Catnap lo iba a abofetear de nuevo y con las garras para hacer claro su punto. Para Dogday eso era sacar las cosas de proporción para Catnap era no darse importancia.

Pero estaba bien y de una pieza por qué detenerse en todas las razones por las que pudo no estarlo.

Incluso si fueron muchas.

Bueno quizás demasiadas.

¡Bien! Suficientes para reconsiderar la vida como la vivía hasta ese día.

Pero todo estaba en el pasado y ese no era el punto ahora.

El punto como tal era lo que pasaba en la situación actual.

Con todo lo que experimento y vivió hasta ese día sin embargo sentía que si intentaba equilibrarlo con todo lo que estaba pasando y sin importar la opinión del resto vería la balanza se estrellaba violentamente al fondo por lo acontecido las últimas 37 horas. Lo llamarían dramático pero ahora mismo estaba ganando por mucho en el peor día de su vida.

De acuerdo exageraba, no era el peor, de ese día particular no estaba hablando.

Pero toda la situación apestaba. Y no podía sacar de su cabeza que solo parecía ponerse peor.

Había sido desconcertante recibir esa carta incluso si no iba a el, tener el pasado cuidadosamente guardado de su amigo revelado por necesidad fue bastante duro como fue. Catnap a pesar de todo aún era menos cuidado que el resto. Dolía, pero en la lista de prioridades generales estaba debajo de todos los demás como unidad como si su bienestar no era equiparable con los demás

Sabía que había razones para esto, la desconfianza siempre fue fácil de ganarse a diferencia de la certidumbre; y por culpa de ese monstruo su amigo siempre era medido con la vara corta, Catnap no podía defenderse a si mismo, no de manera oral, no sin que sus palabras fueran tomadas como agresión o un ataque incluso si no era su intención. Eso todavía ganaba si no aversión al menos incomodidad.

Nadie era tan descarado sobre esto, no directamente al menos. Dogday intentaba integrarlo una y otra vez con el resto de distintas maneras con posibles dinámicas a fin de que de alguna manera la rutina y la paz relativa hiciera al resto bajar la guardia y integrarlo. Probó de todo del primo gruñón, al vecino incómodo incluso la mascota caprichosa.

Era difícil saber si funcionaba o no.

Mommy era bastante parcial con los pequeños lo que los incluía y su larga pletora de apodos Kitty, doggy era bastante distintiva.  De la misma manera la señorita Deligth era bastante justa cuidado a cualquiera todavía considerado niño, incluso si sus hermanas fueran más duras.

A manera de ver de ambas mientras la garra bastarda no volviera arrastrándose del infierno ninguna tenía problema con el smile.

Era difícil decir que pensaban algunos como Huggy o Bunzo, Kissy se inquietaba con los silencios prolongados y los recordatorios. Poppy siempre se mantenía en silencio incluso cuando todos sabían su opinión acerca de Hour of Joy y sus propios compañeros una maraña de todo como para ponerle una etiqueta. No ayudaba que fueran dos menos de lo que solían ser y se debiera precisamente a la misma raíz del mismo problema.

Algo que los pequeños solían llamar la hora de la pena.

No se detuvo a recordar.
No quería que su mente descendiera a lugares oscuros por lo que no lo hizo.

La revelación forzada que se tuvo que dar a todos fue pesada, dura y drenarte. No quería imaginar lo mal que se sentía su amigo. En cuando llegaron a una conclusión tranquila póstuma a la casi crisis nerviosa y la lechuza voló con su respuesta redactada Dogday tomo la pata de Catnap e hizo una fila de abeja hasta Smilies ville. Cerro totalmente su casa puso un gran aviso de no molestar y solo por si acaso clavo en su patio el cartel de “Cuidado perro sobreprotector” que sus amigos hicieron con viejas tablas y pintura la navidad anterior.

Catnap lo necesitaba y no iba a tolerar cualquier campaña de desconfianza o juicio, si aislarse completamente lo hacía, pues bien.

Al menos ellos entendieron el mensaje y nadie les busco el resto del día. Solo Bobby tocó y únicamente para darles su parte de la cena casi al anochecer sin comentarios adicionales pero claramente angustiada. Dio un gracias cortante y le cerró en la cara, sabía que tuvo buenas intenciones pero la puerta había hecho al pobre Catnap saltar al techo y clavarse a la lámpara cuando ya se había relajado. Tomo media hora y unos sandwiches de atún para que sus músculos se aflojaron lo suficiente para permitirle caer. Todavía sin embargo fue recio a comer.

Con todo fue un día bastante estresante para ambos.

Sus esfuerzos dieron sus frutos no obstante, también parecía que la ley del hielo que accidentalmente puso en todos los hizo reflexionar y darse cuenta que uno de ellos estaba en potencial peligro directo.

Fue agradable que al entrar al día siguiente a la sala de reunión todos fueran a su encuentro, no para hacer preguntas invasivas si no para preguntar cómo se encontraba Catnap con todo eso. La cara de desconcierto total- pantalla azul de la muerte- de su amigo felino fue en partes graciosa y tierna.

Los Smilies estaban lejos de estar tan unidos como lo fueron una vez pero la interacción sin que tuviera que forzar a nadie, incluso si torpe e indecisa lo lleno de orgullo. Ellos estaban dispuestos después de tanto a acercarse al relegado del grupo.
Incluso si el pobre Catnap parecía inquieto con la atención y no parecía saber que hacer con ello, Dogday estaba como siempre listo para hacer las cosas funcionar.

La reunión de la primera hora fue breve y al punto, la fábrica era una especie de gran trampa si no sabías navegar en ella.

Todos acordaron tomar cualquier palabra dicha a distancia como un grano de sal, vigilar al miembro de la escuela que enviaran y a últimas instancias hacer ver su muerte como un feo accidente si les daba cualquier señal mala. Todos estuvieron de acuerdo y se dispersaron para distintos encargos antes de que llegara la hora.

Kickin se ofreció como anfitrión para el desayuno prometiendo que nadie tocaría el tema si Catnap no estaba dispuesto a hablar, nadie exigiría información más de la que ya les fue dada pero admitió les gustaría volver a conocerse otra vez.

El corazón de Dogday casi se derrite al ver solo honestidad en cada rostro, dio un apretón reconfortante y un pequeño empujón con el hombro a su compañero guiando a ambos al gallinero dónde ninguno había entrado en mucho tiempo ya.
Las cosas iría bien.

Al menos con ellos. El resto del mundo era siempre el problema.

Llegaron temprano, Bunzo logro conectar una pantalla al sistema de seguridad para permitirles ver todo el progreso desde la sala familiar de reunión. En el cuarto de seguridad estarían Mommy y Poppy controlando lo necesario y Huggy sin indicación fue a su viejo puesto.

Entonces empezó el programa más tenso del mundo.

El invitado fue extrañamente obediente y cortes, no toco las cintas o el Grabpack incluso pidió indicaciones.

Dogday estaba enfrente de los smiles en su pequeño conjunto de sillas en formación Catnap puso los ojos en blanco al montaje de la mesa redonda gatuna que escenificó improvisadamente como si fuera un capítulo de la serie.

Si la caricatura era cursi y ninguno hizo la mitad de cosas que sus versiones animadas pero de todos modos era divertido citarla. Más por qué por un momento sir Kickin y lady Hoppy tuvieron un acalorado debate sobre que lado de la guardia debería favorecer King Cat y el capitán de la guardia Dog no contaba por ser un acaparador.

Fue divertido protestar con una invisible espada falsa por su honor y casi consiguieron una sonrisa de Catnap por sus payasadas.
Pero la diversión se cortó cuando el intruso se acercó a Huggy e hizo algo que congelo a todos.

-Buenas tardes soy Profesor en Hogwarts, usted debe ser el guardia podría guiarme hasta el lugar de la junta previamente citado para hoy

¡Incluso tenía el papeleo!

Nadie había contemplado está posibilidad. Todos esperaban que fueran a ver a Theodore, que la autoridad escolar fuera obviamente sesgada para exigir la presencia del niño y el adulto a cargo y el por qué vivían en una fábrica cerrada de todas las cosas. Nadie espero que el hombre reconociera a Huggy como un ser vivo y no un adorno como todos lo habían hecho en el pasado.
Poppy se repuso primero después de que Huggy dejara el acto y moviera los papeles a pantalla para que todos los vieran.

No era un experto pero todo se veía oficial.

Y quizás con un plan ya en proceso Poppy corto a todos de hacer nada contra el hombre.

Definitivamente fue uno de los que se quejo más vocalmente y sin importar que decía Bubba no ¡El no estaba haciendo pucheros!

(Lo estaba totalmente pero no lo iba a admitir)

Los siguientes minutos fueron tensos. Cambiaron su ubicación con ayuda de los túneles, Mommy relataba lo que sucedía y ocasionalmente encendía una pantalla en el camino para que nadie se perdiera el progreso. Para cuándo llegaron al lugar citado Mommy llegó segundos después para darles una carcasa de un plan improvisado. La habitación como tal parecía como cualquiera otra con escombros y pedazos irregulares de escritorios y sillas a cada lugar

Catnap y la piedra de rayos de SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora