Papaver

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Faltaban 3 días para el primero de septiembre. El panorama en general era considerablemente mejor que un mes atrás. El aire todavía tenía cierta tensión pero no era como si fueran a ser asfixiados por éste de un momento a otro.

Para estar cerca el otoño todavía podía sentirse el verano. El viejo patio exterior de la fábrica ese que solo se hizo con fines publicitarios exhibía un nuevo color de pintura en las paredes y bancas, la mano de obra era torpe y desigual pero de alguna manera estos toscos detalles le daban vida al sitio estéril.

Desde que los cambios habían iniciado lenta y constante los habitantes de la fábrica se atrevía a salir cada día un poco mas. Empezando con limpiar las pocas ventanas fuera de la vista externa a dejar que un poco de sol los tocará.

Hoy dia sin embargo Poppy disfrutaba de una vista que no pensó vería mientras existieran en ese infierno de recuerdos sangrientos.

Huggy y Mommy en distintos lados de la vieja cancha de fútbol elegían entre los habitantes quienes querían para sus equipos. Aquellos que no jugaban disfrutaban de mirar en la lateral en un conjunto de viejos sillones y colchones. Y Dogday y catnap en los inicios del pasto y el bosque dormitaban tranquilos; sus expresiones finalmente dejando la máscara vacía o angustiada que parecían portar como su propia nube de miseria personal.

Poppy misma descansaba en la única mesa de picnic intacta que había sido movida al pedazo de tierra y pasto que alguna vez fue un macizo de flores. Tomaba sorbos pequeños de un te de frutas frío hecho esa mañana. Un zumbido contento escapó de sus labios.

La vida había cambiado tanto ese último mes.

Del miedo y la desesperación a la desorientación y los deseos de enfrentar los nuevos desafíos. De la aceptación depresiva a la esperanza renuente y finalmente una especie de paz relativa.

Ese pequeño tiempo antes de un evento grande cuando podías sentarte respirar y fingir por un momento que la más dura de las pruebas no existía como tal. Solo algo distante en el horizonte. Incluso si en el fondo sabías que venía y veías deliberadamente el otro lado de la habitación.

Todos se permitieron solo existir en ese momento y nadie se detuvo a considerar el como.

Los juguetes en la cancha ya Iba a la mitad del partido cuando Kickin pateo la bola muy alto y casi golpeó al par durmiendo. Afortunadamente la bola se detuvo en el aire y regreso suavemente a su origen

Los habitantes se animaron viendo llegar al profesor sarcástico vestido de negro guardando su varita en la manga.

La bienvenida cálida le hizo detener un momento. Al igual que Catnap al hombre le costaba aceptar tanta alegría en su dirección general. Poppy ya había escuchado a los docentes compartir experiencias de aprendizaje y eso más la forma en que hablo de su vida decía bastante. Era claro que el hombre hizo suficiente en su vida para un poco del reconocimiento que anhelo de niño pero era un hombre muy viejo el que se rehusaba a soltar ni una sola pieza de su tablero de ajedrez quien impedía tener algo de lo que gano por sus propio sacrificio. Si cometió errores pero había sido una guerra quien no lo había hecho, el que todavía estuviera vivo decía que sus métodos aunque no honorables eran de hecho efectivos o al menos por ahora.

A los adultos ciertamente les gustaba cada vez menos este Dumbledore, quien pareció ver todas las secuelas como algo de lo que sacar provecho, incluso una década más tarde.

Poppy se movió en su pequeña silla sobre la mesa y le hizo señales después de que hiciera los controles habituales con Catnap para que lo acompañará en la sombra que ofrecía la vieja sombrilla sobre la mesa.

-Buenos días profesor como van los preparativos

-Buenos días Poppy todo marcha bien. Algo que ciertamente es distinto de años anteriores

Catnap y la piedra de rayos de SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora