Choque Inevitable

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Esa noche no hablaron realmente de nada. No había nada que decir. Ninguno quería ver esos recuerdos por esa razón exacta y ahora se sentía crudo por dentro y fuera.

Apenas notaron que la habilidad de Catnap para moverse por los sueños todavía funcionaba bien a pesar de la distancia entre los dormitorios.

Estaban cansados y solo querían dormir. Por lo que el paisaje onírico aunque oscuro y vacío de cualquier tipo de vida se sentía perfecto en esos momentos.

Dónde ninguno tendría que pensar en las heridas recién reabiertas para que un montón de ladrillos los viera.

Sabían que no debían ser antagónicos con su anfitrión pero ahora mismo no les preocupaba.

-Lo hice saltar y gritar como una niña cuando lo encontré

Agregó Catnap de la nada con alegría sádica. A su deseo la imagen humillante se mostró a Dogday haciendo que su ceño se aligerara y su boca casi pareciera una sonrisa.

-Deberé intentarlo más tarde

-Se mi invitado

Después de esta interacción ambos sintieron relajarse en la oscuridad del pensamiento.

Era hora de dormir mañana les esperaba toda una odisea.

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Dogday se despertó sin ayuda de ninguna alarma.

El como no lo sabía, quizás las viejas costumbres acudían a él pero en cuanto el sol se asomó en el horizonte ya estaba de pie.

Se tomó su tiempo para cambiarse fuera de sus cortinas.

El profesor les enseño un encantamiento para que nadie las abriera por si por accidente apagaban sus collares al dormir.

Lo que fue bueno dado que al parecer debió golpearlo mientras dormía. Pero con lo dormidos que estaban los otro niños en la habitación se notaría al perro bípedo que iba al baúl por el uniforme escolar.

Aprovecho el espejo que había en la habitación para ver cómo le quedaba todo el uniforme sin disfraz y…

Si, no iba a verse así enfrente del resto de la fábrica o se atacarían de risa. Independiente del pantalón arrugado en sus piernas y las mangas muy flojas el resto colgaba de su cuerpo. Suspiró, quien diría que quince centímetros de altura harían tanta diferencia.

Cuando estuvo conforme acomodo la ropa y toco el encanto haciendo que está se acomodara correctamente. Dogday miro el reflejo del niño de once años castaño con emociones encontradas. Solo era un disfraz pero…

Sacudiendo la cabeza fue a hacer su cama y preparar su mochila. Todavía no sabía cuáles serían sus primeras clases por lo que no sabía que libros llevar pero si está escuela se parecía a cualquier otra necesitaba mucho papel y tinta para todas las clases de introducción del día. El horario según sabía iniciaba en dos horas al menos, así que podría bajar a desayunar y si era necesario volver a subir por los libros más tarde.

Ya estando listo se quedó en la puerta del dormitorio y no pudo evitar mirar a todos los niños durmiendo aun. No era su negocio o su obligación pero algo en el no podía hacer todo en silencio y marchar dejándolos a su suerte el primer día.

Quizás revolver sus viejos recuerdos había provocado esto.

Dogday suspiro exasperado poniendo sus manos en la cadera y mirando a todos sus vagos compañeros de cuarto.

No estaba haciendo de niñera. Infierno otra vez no, pero esto iba a molestarlo el resto del día.

Y mientras estaba ahí pensando los pro y contras recordó uno de los regalos de despedida de broma de los Critters.

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⏰ Última actualización: Nov 28 ⏰

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Catnap y la piedra de rayos de SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora